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Es una fortuna: el río Bita es uno de los afluentes más conservados del país. En su correr, extendido por más de 600 kilómetros hasta desembocar en el río Orinoco, este ecosistema es el hábitat de especies como el delfín de río, el pavón, las rayas, la arawana azul y la tortuga charapa. Además de estar cruzado por morichales y bosques de galería que abrigan la biodiversidad nacional. Por eso era una urgencia incluir este humedal dentro de la Lista de Humedales de Importancia Internacional de la Convención Ramsar.
La importancia de esta declaración es que "con más de 824.500 hectáreas, el Río Bita se convierte en el sitio Ramsar más grande de Colombia, y el primer sitio Ramsar que protege una cuenca entera. Su salud ecológica se convierte en el estándar que debe ser alcanzado por los ríos colombianos, recursos naturales que han sufrido graves problemas de contaminación y pérdida de biodiversidad", explicó Mary Lou Higgins, directora de WWF-Colombia.
De esa salud ecológica dependen al menos 1.474 especies de plantas, 254 de peces, 30 de anfibios, 59 de reptiles, 201 de aves y 63 de mamíferos incluyendo dantas, venados y jaguares. Así lo muestran las tres caracterizaciones biológicas que se tienen sobre el Bita, hechas por investigadores de diferentes organizaciones.
El problema es que tal biodiversidad es foco de amenazas, de acuerdo al reporte de salud de la cuenca del Orinoco hecho durante un año por WWF, científicos, instituciones, corporaciones, organizaciones, alcaldías, agricultores y pescadores entre otros. El mayor peligro para el Bita son los proyectos agroindustriales que quieren desarrollarse en la región.
De ahí que la designación de hoy es un gran logro para la protección de ecosistemas dulceacuícolas de la región y el país. Con este humedal, Colombia consiguió el ecosistema de agua dulce número 11 protegido bajo una categoría internacional.