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Colombia anunció hoy, en el marco de la COP16, la creación de un grupo de trabajo para crear un marco global de trazabilidad de minerales críticos para la transición energética. El objetivo es llevar una propuesta a la COP30 de cambio climático, que se realizará en Brasil en 2025, para someterla a discusión y aprobación por parte de los países.
La iniciativa llega después de que el Panel del Secretario General de Naciones Unidas sobre Minerales Críticos para la Transición Energética presentara una serie de recomendaciones en septiembre sobre este tema. “Establecer un grupo de expertos de alto nivel para acelerar una mejor distribución de beneficios, adición de valor y diversificación económica en los minerales críticos para la transición energética y sus cadenas de valor, así como un comercio responsable y justo, financiación y tributación”, se lee en el documento.
El marco, por ahora, incluiría estándares de trazabilidad para estaño, cobalto, tantalio, tungsteno y oro. Todos estos minerales tienen en común que están vinculados a cadenas informales de extracción, tráfico y a impactos ambientales.
“La minería, en todos los niveles, pequeña y grande, ha estado frecuentemente vinculada a abusos de derechos humanos, degradación ambiental y conflicto”, dice el documento de la ONU. El anuncio de Colombia, según la declaración voluntaria de intención, también es encontrar sinergias entre las agendas de cambio climático y biodiversidad, por el rol que tienen los países megadiversos en la transición energética.
Durante el anuncio, el viceministro de políticas y normalización ambiental del Minambiente, Mauricio Cabrera Leal, dijo que “ha sido muy bien recibida la iniciativa” por parte de organizaciones de la sociedad civil. Un grupo de seis oenegés, dentro de las que están Global Witness y Heinrich Böll Stiftung, publicaron un comunicado en el que destacaron la importancia de la declaración y apoyaron la creación del grupo de trabajo.
Por su parte, el embajador de Noruega en Colombia, Nils Martin Gunneng dijo que varios países ven la iniciativa como “positiva”, pero que, al ser reciente, no han tenido el tiempo suficiente para discutirla al interior de sus Gobiernos para darle la firma como un compromiso de apoyo. “Vamos a seguirla”, explicó, a la espera de darle el aval.
El objetivo del marco apunta a que las prácticas mineras sean responsables. “Necesitamos una adecuada planificación de la minería, no solo en parámetros comerciales, sino en parámetros sociales y ambientales”, añadió Johana Rocha, viceministra de Minas, sobre la iniciativa.
¿Qué significa hacer trazabilidad de los minerales?
De acuerdo con la ONU, la demanda de minerales para la transición energética va a triplicarse para 2030 y a cuadruplicarse para 2040. Elementos que sirven para la transmisión de energía en aparatos tecnológicos, como el cobalto y el tantalio, serán cada vez más apetecidos para producir infraestructura para energías renovables.
Pero, a diferencia de otros minerales claves para la transición energética, estos tienen una particularidad: son escasos y pequeños, lo que hace que sea fácil traficarlos o hacerlos extraerlos de un punto informal y hacerlos pasar como parte de una mina formal. Además, suelen encontrarse en países con una alta biodiversidad, como Colombia, y más de la mitad podrían estar en territorios bajo titulación colectiva, como los resguardos indígenas.
La trazabilidad busca dos cosas, en palabras de Ana Carolina González, directora de programas de Natural Resource Governance Institute (NRGI), una ONG que apoya la iniciativa de Colombia. “La primera es la gobernanza, que es el conjunto de prácticas para desarrollar de manera armónica la extracción de minerales con el ambiente, los medios de vida y las comunidades en las que se extrae”.
Esto se ajusta con varias recomendaciones hechas por el panel de la ONU, que incluyen el respeto por los derechos humanos, preservar la biodiversidad y mejorar las condiciones económicas de los lugares en donde se extrae.
Pero, para lograr esto, es necesario que la trazabilidad tenga en cuenta un segundo aspecto: el origen. Según González, no se trata solo de saber de dónde se extrajo el mineral, sino cuál fue el método para extraerlo y cuál fue el recorrido que siguió para llegar a comercializarse.
En este sentido, se necesita de una capacidad estatal fuerte para que las autoridades ambientales garanticen que se cumpla la ley, incluso en las extracciones artesanales o a pequeña escala. “Hemos identificado que la corrupción tiene unos impactos fuertes en temas sociales y ambientales, porque lleva a que se pasen por alto muchos criterios legales”, afirma González.
En el caso del oro, aunque no es un mineral estratégico para la transición energética, cumple con los criterios de ser un mineral altamente traficado y con puntos de extracción informal.
Los criterios para hacer esa trazabilidad incluirían la recopilación de información abierta y transparente sobre el origen de los minerales, desde su extracción hasta su reciclaje. “Pero también tiene que tener dientes”, advierte González, refiriéndose a las capacidades que debe dar este marco a los Estados para aplicar sanciones a quienes no cumplan con estas prácticas.
En otras palabras, como señaló durante el anuncio Suneeta Kaimal, presidenta de NRGI, se trata de que no solo haya trazabilidad, sino que haya “obligación de responsabilidad” por parte de todos los eslabones de la cadena de extracción y comercialización de minerales.
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