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Una publicación en redes sociales para comprar un colmillo de jaguar (Panthera onca) permitió rastrear una cadena de tráfico de estos felinos a inicios de este año. Un habitante de Putumayo, que conoce el corredor de estos animales en ese departamento, había matado a un individuo para llevar su piel y sus colmillos hasta Mocoa. De allí, las partes viajaron por tierra hasta Villa de Leyva, para ser transformadas en productos como carteras o piezas decorativas. Finalmente, los llevaron a Bogotá para enviarlos como una encomienda hacia Estados Unidos, en donde se hizo la publicación.
“También mueren muchos jaguares por temas vinculados al turismo de personas que vienen a hacer rituales en comunidades indígenas. Se ha creado una demanda en torno a esas visitas”, señala Yina Paola Serna, coordinadora de coexistencia y lucha contra el tráfico en Panthera Colombia. Una problemática similar ocurre con anfibios, reptiles, aves, peces y otros mamíferos que son extraídos de sus hábitats en el país para llevarlos a diferentes partes del mundo.
Se estima que, anualmente, el tráfico de fauna mueve más de US$ 50.000 millones a nivel global, haciéndolo uno de los negocios ilícitos más rentables, de acuerdo con United for Wildlife, una iniciativa impulsada por la Embajada Británica en Colombia y que reúne a varias organizaciones que buscan combatir este delito.
En el marco de la COP16 que se desarrolla en Cali, TRAFFIC, una organización que hace parte de la iniciativa, presentó un informe con el panorama de este delito en el transporte aéreo del el país. También hicieron recomendaciones para mejorar la detección de especies que son transportadas a través de terminales de transporte terrestre, marítimo o aéreo, una tarea clave para cumplir con la meta cinco del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal.
Según el informe, en lo que va corrido de 2024 se han incautado 228 individuos de especies traficadas (especímenes) o partes de estas en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, un lugar clave para la salida de estos animales a otros países y en donde se hacen el 50 % de incautaciones en aeropuertos en Colombia. En los últimos años, los registros más altos en cantidad de especímenes se dieron en 2020 (2.722 individuos o partes de estos incautados) y 2021 (cuando la cifra fue de 2.273), las investigadoras advierten que el país tiene un sistema de información desarticulado y que hay un gran desconocimiento sobre este delito, algo que dificulta su reducción.
Así se mueve el tráfico de especies en Colombia
Entre 2017 y 2024 se han incautado 8.239 individuos vivos y 3.493 partes constitutivas de animales en El Dorado. Estos datos fueron recopilados por TRAFFIC, que se dedica a investigar y combatir este delito a nivel mundial, utilizando fuentes secundarias y la información oficial de la Secretaría de Ambiente de Bogotá (disponible entre 2016 y 2024). Allí se hacen el 50 % de las incautaciones en aeropuertos del país y se estima que otro 30 % se dan en la terminal aérea de Leticia, Amazonas. Sin embargo, no existe una cifra consolidada del número de individuos o partes de estos que se incautan en todo el país.
“Uno de los problemas que hemos encontrado es que no hay una base de datos unificada para todo el país. Los datos discrepan mucho dependiendo de la fuente, si es la Policía Nacional o si es el aeropuerto, por ejemplo”, advierte Renata Cao, líder de proyectos para América Latina de TRAFFIC y una de las autoras del informe. Parte del problema es que no existen mecanismos claros para reportar el tráfico y que el personal de las terminales de transporte no está capacitado para hacerlo.
En los aeropuertos y puertos marítimos, que son puntos clave para la salida de los individuos hacia otros países, pueden ocurrir varias falencias. Andrés Balcázar Salazar, coordinador de combate al tráfico de fauna silvestre en Wildlife Conservation Society (WCS), señala que “el tráfico no está posicionado como una gran problemática, entonces no es lo que buscan las personas de seguridad en los controles”. Esto hace que los traficantes vean en sistemas de transporte como el aéreo una forma de disminuir el tiempo que les toma llevar a los animales a su destino final.
El informe presentado por TRAFFIC reporta las principales rutas, identificadas por la Policía Nacional, que son utilizadas para el tráfico de fauna en el país, que varían según el tipo de animal. En el caso de mamíferos, aves y reptiles, se utilizan rutas como 1) Amazonas - Meta - Bogotá, 2) Casanare - Bogotá, 3) Caquetá - Huila - Tolima y 4) Chocó - Antioquia - Barranquilla. Mientras tanto, anfibios, escarabajos y arácnidos se mueven por las rutas 1) Chocó - Valle - Bogotá, 2) Boyacá - Bogotá y 3) Magdalena Medio - Cundinamarca.
También identificaron tráfico de peces ornamentales, que se comercializan ilegalmente para usarlos en estanques y acuarios. El origen de estos peces es de los departamentos amazónicos, el Pacífico, el Magdalena Medio y los Llanos Orientales. Su destino al interior del país siempre es Bogotá.
La demanda de estas especies en otras partes del mundo, según el reporte, se concentra en tres grupos de países. En América, se dirigen a México, Ecuador, República Dominicana y Estados Unidos; en Europa, los destinos son Italia, Alemania, Bélgica, República Checa, Suecia, Croacia y Turquía; mientras que en Asia se dirigen a Indonesia, Malasia, Japón, Taiwán, Singapur, Corea y Tailandia.
¿Cómo combatir el tráfico de fauna?
Este miércoles, además de la presentación del informe de TRAFFIC, se firmó la adhesión del Grupo Aval a la iniciativa United for Wildlife, a la que ya se habían unido otras entidades financieras como Davivienda y Western Union. La iniciativa busca que los bancos se articulen con las organizaciones que investigan el tráfico de fauna y con las entidades del Estado para rastrear transacciones sospechosas.
La vinculación de las entidades financieras es clave para obtener información de un eslabón que es difícil de rastrear: de dónde viene el dinero utilizado y a quién se le paga.”Podemos brindar información a los entes de control para hacer seguimiento, apoyar diligencias para ubicar a las personas que están detrás de movimientos y lograr identificar patrones en esas transacciones anormales”, explica Paula Durán, vicepresidente de sostenibilidad del Grupo Aval.
Con las rutas y las transacciones “estamos aprendiendo a identificar algunas redes, pero hay otras con las que no lo hemos logrado. Por ejemplo, sabemos que en el Pacífico las negociaciones se hacen mar adentro, donde es más difícil el rastreo”, apunta Serna, de Panthera Colombia. El documento recomienda que se unifiquen los reportes de tráfico de fauna de Colombia en una sola base de datos y que se comparta información con otros países para poder hacerle seguimiento a los casos cuando logran pasar las fronteras.
Cao añade un reto más a la lista en los esfuerzos por reducir este delito: el tráfico de fauna suele estar vinculado a otras actividades ilícitas, como el tráfico de droga, de armas o la minería ilegal: ”Son organizaciones criminales transnacionales con varias actividades, facilitadas por la corrupción y el lavado de activos. Para enfrentar eso se necesita colaboración”.
Incautaciones de tráfico de fauna silvestre en Colombia
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