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Uno de los grandes retos en países como los nuestros, y en el mundo en general, es conocer la complejidad del territorio que nos rodea. No solo porque recorrerlo, estudiarlo o mapearlo implica herramientas y conocimientos técnicos especializados; sino también porque, hacerlo, requiere de enormes recursos.
Como explica Yana Gevorgyan, directora de la Secretaría del Grupo de Observaciones de la Tierra (GEO, por sus siglas en inglés) —una colaboración de 116 gobiernos y 162 organizaciones alojada en la Organización Meteorológica Mundial—, casi la mitad de los ecosistemas del mundo no tienen datos. “No sabemos dónde están, cómo están o qué tan grandes son, lo que hace mucho más difícil monitorear su progreso o impulsar estrategias de mitigación y conservación”, asegura. Lo que sí sabemos es que las acciones humanas están acercando, cada vez más, a esos ecosistemas claves a puntos de no retorno.
Ante ese preocupante panorama, hoy se asoman buenas noticias. Gracias a un esfuerzo intergubernamental sin precedentes, se logró desarrollar el primer Atlas Global de Ecosistemas. Una herramienta que recopilará y organizará los mejores datos, confiables y de alta calidad, sobre los ecosistemas de los países, para ponerlos al servicio del planeta. Políticos, instituciones financieras, compañías privadas, comunidades locales y tomadores de decisiones podrán acceder a ellos a través de esta página web (que aún se encuentra en su versión beta —de prueba y desarrollo—).
“Los ecosistemas son el soporte de la vida en el planeta. Sin embargo, entenderlos ha sido difícil no solo por la ausencia de datos, sino también por la complejidad de coordinar a diferentes países, que creían que una herramienta común y con parámetros estandarizados era imposible”, insiste Gevorgyan.
El Atlas también estuvo respaldado por la Convención de Diversidad Biológica (CDB). En palabras de la Secretaria General del CDB, Astrid Schomaker, la naturaleza se ha ido posicionando en la agenda mundial. Tanto, que con ese convenio, la comunidad internacional se unió para entenderla mejor, evitar su pérdida y evaluar las acciones necesarias para recuperarlas.
“Este recurso es uno de los mecanismos que permitiría convertir los compromisos en acciones. Porque si en la COP de biodiversidad estamos hablando de impulsar las estrategias nacionales, hay que tener en cuenta que, para proponerlas, se necesita una base robusta de información. O que para hacer un seguimiento y mejorar la transparencia, se debe identificar dónde están funcionando las medidas y donde no. Para todo eso necesitamos información, y un soporte como este puede proveer esa información no solo a nivel nacional sino internacional” insistió Schomaker.
Esta herramienta —que fue financiada por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Gobierno de Reino Unido— espera ayudar a conocer dónde están los diferentes ecosistemas: manglares, bosques secos, bosques húmedos, humedales, desiertos, páramos, entre otros. Y espera hacer más pequeña la brecha de la ausencia de datos. “El primer paso es ubicarlos y conocer su extensión, con metodologías y estándares internacionales. A partir de allí podremos avanzar en la interacción con ellos, en identificar sus amenazas y también los motores de pérdida de biodiversidad”, agregó Gevorgyan.
Para esos ecosistemas de los que aún no se tiene información, explica, se están usando herramientas satelitales y, también, trabajo en terreno para recolectar datos de la zona. “Esto además, permite que los países que no tienen capacidades nacionales para crear sus propios mapas puedan usar esta colaboración sin fronteras, y reconocer qué otros países tienen ecosistemas similares a los propios para impulsar estrategias conjuntas de aprendizaje o conservación”, remarcó la directora de la Secretaría de GEO.
Sus desarrolladores esperan que este atlas sea un cambio en la forma en la que entendemos, monitoreamos, manejamos y protegemos los ecosistemas.
¿Qué es el Atlas Global de Ecosistemas?
Es el primer recurso armonizado y global dedicado a mapear y monitorear los ecosistemas alrededor del mundo. El Atlas se encuentra alojado en una plataforma interactiva que ofrece datos espaciales de alta calidad sobre los ecosistemas del planeta. Allí se integran datos de varias fuentes, incluyendo mapas oficiales, imágenes satelitales, tecnología de observación de la Tierra, Inteligencia Artificial y trabajo en terreno que proveen detalles de la extensión, condición y riesgos de los ecosistemas.
¿Para qué se necesita un Atlas Global de Ecosistemas?
Desafíos actuales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la degradación de ecosistemas requieren un mejor conocimiento de los ecosistemas. Con este, además, se podrá hacer seguimiento a qué tanto se están cumpliendo las metas para conservar la biodiversidad, o qué tanto proyecto han hecho los países en su conservación.
De su construcción también han participado la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Esri, Ai2, Planet Labs, la firma de abogados Walder Wyss, entre otros.
¿Cuándo estará lista la versión definitiva?
Tras el lanzamiento, en la COP16, de la versión beta del Atlas (espacio de pruebas y aprendizaje), se espera que la plataforma finalizada esté lista a finales del 2026. Este Atlas espera cubrir cerca del 90% de la superficie de la tierra, con una comprensión diversa de los ecosistemas.
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