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Llegué a Cali el sábado 19 de octubre con una maleta de ropa sucia y el cuerpo lleno de picaduras. Durante los 10 días previos andaba por el llano ondulante del departamento del Meta con mis compañeros de la Fundación Camaná. Uno generalmente asume que el llano es plano. Pero en el gigantesco municipio de San Martín el llano es un mosaico de serranías, sabanas tropicales, bosques (o matas) riparios, palma africana y muchos, muchos potreros. El año pasado, gracias a los esfuerzos de The Nature Conservancy y otras organizaciones, se declaró El Parque Nacional Natural de la Serranía de Manacacías, el 61º y posiblemente último Parque Nacional de Colombia.
Unos meses antes, me había contactado Juan David Amaya, el destacado y joven activista y líder ambiental de Villavicencio. Juan David, que apenas tiene 18 años, es el director asociado y co-fundador de Life of Pachamama, un colectivo que busca generar acciones que empoderen y amplifiquen las voces de los jóvenes del Sur Global frente a la justicia climática. Después de contarme un poco sobre la organización, Juan David me hizo una invitación a acompañarlos en Cali durante la COP 16. Ir a la COP 16 ya estaba dentro de mis planes, de hecho el mismo día que me llamó Juan David habíamos tomado la decisión desde Monte Jungla que queríamos ir. Y para no terminar quedándonos en un motel de amor, deberíamos comprar los tiquetes y cuadrar el alojamiento de una vez.
La idea de acompañar a estos chicos en la COP16 me pareció sumamente interesante, en parte porque Life of Pachamama (gracias a la fundación CLUA) estaba patrocinando la participación de más de 40 becarios jóvenes no solamente de Colombia, sino el Sur Global, y países como Guatemala, Indonesia y Perú. Antes de ir a la COP16, estudié la lista de becarios. Y como el mundo es un pañuelo, resultó que conocía a varios: Miguel Ángel, el joven pajarero y Guardián de las Aves de Popayán; Josselyn Brian, una bióloga marina de Providencia, y a Johannis Cristina Ardila, politóloga y activista del Banco, Magdalena.
Hace más de 23 año tuve la dicha de asistir al 4.to Congreso Mundial de Parques Nacionales en Durban, Suráfrica, como parte de la delegación de Parques Nacionales Naturales de Colombia. Allí en Durban acompañé al entonces director, Juan Carlos Riascos, y su asesor de sostenibilidad financiera, Felipe Cardona; mi papel oficial como pasante: traducir los Power Point y tratar de facilitar un poco de networking con donantes en inglés. El martes 15 de octubre, antes de llegar a la COP, mientras aplicaba chimú a las aproximadas 200 picaduras de colorado que me llenaron el cuerpo, hablé con Sara Toro, estudiante de periodismo de la Universidad de Rosario y de-facto jefa de prensa de Life of Pachamama. Sara me contó que estaba construyendo su propia plataforma sobre el medio ambiente, que se llama _pla.net_, donde comparte información científica y ambiental. Sara ofreció ayudarme con la crónica y nos acordamos para vernos antes del Encuentro de Jóvenes del Sur Global, tal vez el evento más anticipado de la COP16 para estos jóvenes.
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El Encuentro de Jóvenes del Sur Global
Antes del comienzo del evento me encuentro con Juan David. Tiene puesto un polo negro y sus crespos oscuros todavias estan mojados. “Estoy emocionado, entusiasmado, y sobre todo alegre” me contó el sonriente joven activista, que parecía por su estatura que si no hubiera querido ser activista hubiera podido jugar rugby o sido un buen linebacker de la NFL, “porque hoy trabajaremos juntos para cuidar a esta planeta que tanto soñamos.”
- ¿Que expectativas tienes para hoy?
- La construcción de una declaratoria que justamente reuna las voces y las demandas de los jóvenes y los defensores del Sur Global, con el objetivo de empezar a transformar y empezar a radicalizar estas negociaciones burocráticas y que las voces de los niños, los adolescentes y los jóvenes estén incluidas en la toma de decesiones.
- ¿Y qué expectativas tienes para la COP 16?
- Que sea un espacio donde la juntanza de los pueblos tenga resultados efectivos en cuanto la participación justa de la sociedad civil, en el cual todos podamos reunirnos y empezar a abogar por el futuro, por la conservación de los recursos naturales, y por la paz y por la vida.
- ¿Algo más que quieres compartir?
- El momento de trabajar juntos es ahora. La colectividad es clave para transformar el planeta. La unión de los jóvenes, la intergeneracionalidad y la interseccionalidad son pilares fundamentales contra esta crisis humanitaria y global que estamos viviendo.
Juan David estaba listo para la COP 16. Por lo visto, había nacido listo.
Mientras sonaba el himno nacional, examiné el amplio salón de la Casa Humboldt, uno de los escenarios principales de la zona verde; estaba lleno. No cabría ni un arroz parado. Estaban presentes 150 adolescentes y jóvenes de 48 colectivos y organizaciones de 39 países y seis continentes del mundo.
Después del himno nacional y antes de las palabras de apertura, pasó algo lindo. Deliana Winki, una becaria del tribu Dayak Simpang Kualan de la isla de Borneo en Indonesia, se acercaba al micrófono con su gambus, una variedad de guitarra de madera con cuatro cuerdas que produce un sonido entre melancólico y psicodélico, parecido a un sitar, y empezó a tocar una melodía. Después de aproximadamente un minuto dijo “esta es una canción que a veces tocamos cuando estamos tristes, o para cuidar la salud mental”.
La jornada de la mañana pasó sin novedad, con un par de paneles y unos muy buenos breaks de networking.
Según un estudio extraoficial que he visto y que Sara luego verificó, alrededor del 90 % de los paneles del mundo son un desastre porque son miserablemente aburridos. Esto suele pasar porque los y las panelistas sienten la necesidad de presentarse como instituciones en lugar de como seres humanos y, more often than not, se quedan hablando entre ellos mientras el público saca sus teléfonos y empieza a mamar gallo.
“Nosotros, desde la Fundación/ONG/instituto tal, BLAH, BLAH, BLAH, BLAH”.
Los paneles del Encuentro de Jóvenes del Sur Global fueron mucho más divertidos y efectivos que la mayoría de los paneles que observaría durante los siguientes días de la COP16. Como muy bien supieron los chiques, era innegable que la presencia de algunas personas del mundo de los adultos, como Sandra Valenzuela (la directora ejecutiva de WWF Colombia) o Natalia Arango (la directora ejecutiva de Fondo Acción), les ayudarían.
Pero el personaje que se robó el show de la mañana fue el activista y comunicador social Lalif Fernando Riascos (@soy_lalif). Con su presencia y estilo propio, Lalif conecta con el público, y los jóvenes en particular, de otra manera. Lalif compartió su historia personal con una mirada desde los territorios rurales, que han sido y siguen siendo impactados por la presencia de los grupos armados. Lalif es del Cauca. Cuando tenía 9 años, su familia fue desplazada del campo y ahora viven en Guapi. Cuando termina el panel, por lo menos 30 jóvenes se acercan a Lalif para contarle de sus proyectos, tomar selfies y pedir su colaboración en uno que otro videíto.
El trabajo serio empieza con las cinco mesas de trabajo. Las conclusiones de cada mesa serán incluidas para alimentar La Declaratoria sobre participación justa de infancias, adolescencias y juventudes en la gobernanza, que ya va en buen camino gracias al juicioso trabajo de los chiques, que hace varios meses han ido desarrollando y socializando su manifiesto. Cada mesa es atendida por jóvenes representantes de UNESCO Center for Peace. Durante este bloque los diversos participantes del foro comparten sus propuestas sobre los cinco temas principales del declaratorio: Pérdida de la biodiversidad, Regeneración de la biodiversidad, Justicia ambiental, Financiamiento climático y Participación justa.
Sin duda, una de las mesas más movidas y entretenidas es la mesa de financiamiento. David Ríos, vestido en un elegante traje de azul real, facilita la mesa, dando las reglas del juego. Luego asegura que cada participante tenga la oportunidad de meter la cucharada y compartir sus propuestas.
Carlos Romero espera pacientemente su turno. Tiene 28 años, viene de Zarzal, Valle del Cauca, y es el director y fundador de WanderCol, donde desarrolla diversos proyectos enfocados en el fortalecimiento de las prácticas agrícolas, la educación ambiental y la ciencia ciudadana.
“El marco global de biodiversidad plantea claramente una ruta para la financiación, que son los NBSAP (el principal instrumento de implementación del Convenio de la Biodiversidad en los ámbitos nacionales). Pero considero que allí también radica la problemática, en el sentido de que estos recursos, o estas rutas de financiación, no están siendo dirigidas realmente hacia los actores, que son los pueblos, las comunidades étnicas; yo creería que esta gran bolsa que existe para la conservación de la biodiversidad debe ir dirigida precisamente hacia estas comunidades para precisamente también reducir estas brechas de inequidad. Hay que darles esta financiación a las mujeres, a los niños y a los jóvenes. Hay que darles esta financiación a los pueblos étnicos, afrocolombianos, indígenas, porque realmente ellos son los que han venido conservando la biodiversidad de los territorios. Pero, como decía el compañero, no dejarlos solos. Es necesario un acompañamiento técnico para que estos proyectos sean viables y sostenibles en el tiempo".
Y con estas palabras de Carlos vamos a cerrar la primera parte de L@s Chiques en la COP. Sara y yo seguiremos contándoles sobre Juan David, Delly, Lalif, Johannis, entre otros becarios (y no becarios) de Life of Pachamama en la COP 16, y sobre cómo les va en “las negociaciones” con su manifiesto y los retos que les enfrentarán.
*John Edward Myers (@patico_loon) es un conservacionista ambiental, escritor y documentalista. Actualmente es el director ejecutivo de Monte Jungla, un colectivo que crea puentes entre la cultura y el medio ambiente a través de proyectos de impacto social en comunidades y territorios.
** Sara Toro (@_pla.net_) es una estudiante de periodismo de la Universidad del Rosario y hace parte de la delegación de Life of Pachamama en la COP 16.