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Quienes están al frente de la organización de la COP16, la cumbre de biodiversidad más importante del mundo, están en una carrera contra el tiempo. Cuando a finales de febrero Cali quedó seleccionada como sede de ese evento, tuvieron que acelerar la marcha. Sacar adelante ese encuentro, que recibirá a delegaciones de más de 190 países, a ONG, a ministros y, posiblemente, a algunos presidentes, no es un reto sencillo de cumplir en un semestre. Hoy quedan cuatro meses y aún hay varios detalles por ajustar.
A Joe Tohme también le hubiese gustado tener un poco más de tiempo para sacar adelante la COP16. Cree que, en el mejor de los mundos, la ONU debió elegir el país con más anticipación (lo hizo en diciembre). Sin embargo, está convencido de que los desafíos podrán superarse y que quedarán muchos beneficios para el país y para el Valle del Cauca.
Tohme trabaja en Palmira, a menos de una hora en carro de Cali. Es director general del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), que está en ese municipio, y tiene una sede que envidiaría cualquier científico. En las cerca de 500 hectáreas, su grupo de investigadores estudian sistemas alimentarios y la relación que tienen, por ejemplo, con la biodiversidad y el cambio climático. Allí también está una de las colecciones más grandes de frijol, yuca y forrajes tropicales del mundo, que visitó Jeff Bezos hace un par de años. Con 67.000 materiales distintos es un esfuerzo por sacar a la humanidad de apuros cuando enfrente problemas de seguridad alimentaria.
Por su larga experiencia (fue fundado en 1967), el CIAT, que aloja a visitantes de too el mundo con mucha frecuencia, también tuvo que involucrarse en la organización de la COP16. A Tohme le pidieron una mano para organizar la agenda académica digital.
PhD en Ciencias de los Cultivos de la Universidad Estatal de Michigan y director general para las Américas de la Alianza Bioversity International y CIAT, Tohme recibió en su oficina a El Espectador para explicarle en qué van esos preparativos. A sus ojos, será un evento crucial crear vínculos entre la academia colombiana y la comunidad internacional, y buscar financiación para hacer ciencia, siempre al final de la cola en el presupuesto del gobierno colombiano.
¿Cuál es, específicamente, el rol de la Alianza de Bioversity International y el CIAT en la organización de la COP16?
La Alianza de Bioversity International y el CIAT siempre ha sido observador en las COP. Hemos tenido presencia en varias, incluso en la última, que se realizó en Montreal (Canadá) y donde se pactaron las metas que deben cumplir los países. Pero que esta vez se haga en Cali cambia todo para nosotros. Aquí están nuestras raíces; estamos jugando de local. Por eso, la Alcaldía se acercó y nos pidió que organizáramos la ruta académica. Pero, después de un análisis, llegamos a la conclusión de que no sería una tarea tan sencilla planear una ruta académica física que integrara todo el ecosistema científico de la región: desde Palmira, donde está la sede principal de las Américas de la Alianza, hasta universidades claves como la U. del Valle, U. Javeriana, Icesi o la U. de San Buenaventura, entre otras. ¿Por qué? Porque estamos ubicados en puntos muy diferentes y la movilidad no es tan sencilla. A veces, es necesario una hora para llegar de un punto a otro. Entonces, empezamos a hablar con esas universidades y llegamos a la conclusión de que lo mejor es crear una ruta académica digital del departamento.
¿En qué consiste esa ruta académica digital?
Decidimos que cada universidad selecciona dos tópicos enfocados en sus principales fortalezas. Por ejemplo, en el caso de la Universidad del Valle, seleccionó aves y biología marina. Entonces, si hay un interesado en un proyecto de otro país, queremos facilitar ese contacto académico que incluye a institutos del gobierno como el Instituto Alexander Von Humboldt o el Invemar. Va a haber una página web en la que cada investigador o delegación que venga a Cali a participar de la COP16 pueda ver esas propuestas y se pongan en contacto. Queremos promover colaboraciones científicas y que, eventualmente, surjan proyectos de cofinanciación. Por el momento, formamos un consorcio de 20 instituciones.
La ONU se demoró escogiendo a Colombia como sede y, además, el Gobierno se tomó otro tiempo seleccionando a Cali como ciudad anfitirona ¿Cómo va esa organización en tiempo récord?
Ya hemos avanzado mucho en la página web con la que buscamos que existan estas colaboraciones internacionales. Cualquier investigador que entre a ese espacio digital observará las dos temáticas de cada universidad o instituto y al dar clic le saldrá una breve descripción con un pequeño formato donde hay que dar unos datos básicos y mostrar su intención en colaborar. Es, digamos como un marketplace digital para hacer “match”. Ya varias embajadas en Colombia, como la de Alemania, se comprometieron a circular esa información dentro de sus redes de universidades. Esperamos que haya una gran colaboración científica con nuestros investigadores y surjan buenos proyectos de financiación. Allá es donde queremos llegar. Esperamos lanzar a finales de julio.
¿Y en la sede principal de las Américas de la Alianza no habrá una agenda presencial?
Sí, claro. Vamos a recibir a diferencias agencias y estamos planeando unos conversatorios con institutos, como con el Instituto Humboldt. Ya estamos ultimando detalles. Además, tendremos algunos stands aquí de universidades para que los visitantes puedan interactuar con los investigadores locales y ponerse al tanto de sus estudios. En esos espacios suele surgir un intercambio de información muy valioso. También tendremos algunas reuniones VIP de algunas embajadas, donde, por ejemplo, se pueden establecer contactos entre institutos y universidades de otro país con los colombianos. Una de las ventajas es que al tener una plataforma digital meses antes de ese encuentro, un visitante sabe con más certeza qué hace una universidad y se acerca a conocer más de cerca.
¿Cómo es la comunicación del CIAT con la Alcaldía de Cali y con el Ministerio de Ambiente para sacar adelante la COP16?
Estamos trabajando en equipo con la Alcaldía en toda la parte logística y de la ruta académica digital. Estamos en contacto permanente para que la agenda esté acorde con la apuesta del país.
¿Qué le puede quedar a la Alianza, luego de ser, por decirlo de alguna manera, anfitrión de una COP?
Como dije, nosotros solemos estar presentes en las COP. Entonces, internacionalmente, tenemos un equipo a cargo que siempre está pendiente de cómo avanzan las discusiones. La única diferencia esta vez es que estamos jugando de local y por eso tenemos dos estrategias paralelas. Una es que queremos presentar la Alianza Bioversity International y el CIAT. Queremos presentar el consorcio y desde Roma tenemos un equipo internacional trabajando en ello porque nosotros tenemos presencial global. No solo estamos en Palmira; somos varias sedes internacionales. Ha sido un honor que nos hayan pedido asumir ese rol para la agenda académica digital, pues queremos impulsar la investigación nacional.
Hay muchas expectativas sobre esta COP16. Para usted, ¿qué podemos esperar?
Por un lado, es fundamental avanzar en la discusión del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, que fue aprobado hace dos años en Canadá. Pero, en medio de esas discusiones, hay desafíos bastante complejos en los que hay que lograr consenso entre los países. Le menciono uno que, particularmente, creo que es clave: la secuenciación digital de recursos genéticos. Hay una gran discusión sobre cómo hacer para que esa secuenciación de la biodiversidad represente también un beneficio para las comunidades indígena y campesinas. Hace un par de décadas, se logró aquí, en el país, el Protocolo de Cartagena, y ahora hay que lograr un consenso entre el sector privado, el sector público, el norte global y el sur global. Hay muchas personas esperando que en esta COP haya un gran avance en ese tema. Es una tarea que tiene el país como anfitrión y presidente de la COP16. Otro punto fundamental tiene que ver con crear un fondo multilateral para implementar el acuerdo logrado en Montreal. También será un gran reto que haya consenso.
Las investigaciones de la Alianza giran, fundamentalmente, en torno a asuntos agrícolas que son base de nuestra alimentación. ¿Cómo se relaciona la biodiversidad con lo que desayunamos o almorzamos?
Hay tres puntos claves para entender esa relación de la biodiversidad y la agricultura. Uno tiene que ver con la productividad. El otro con el cambio climático. Y el tercero es la parte nutricional. Entonces, nosotros estamos enfocados en cuatro cultivos, de los cuales tres hacen parte de la canasta familiar colombiana: arroz, fríjol y yuca. En todos trabajamos en esos niveles: desde la parte socioeconómica, haciendo modelos de cambio climático para saber cómo puede ese fenómeno afectar a los cultivos y buscando soluciones para que sean más ricos nutricionalmente. Le pongo el ejemplo del arroz para entenderlo mejor: estamos investigando cómo un aumento de 2 grados Celsius en las noches y estamos buscando soluciones para que tolere ese cambio en el futuro o resista enfermedades. Además, también estamos desarrollando investigaciones para aumentar el nivel de hierro, de Zinc o de vitamina A.
Suele hablar en sus intervenciones de la necesidad de que también pensemos en una “post-COP”.¿A qué se refiere?
En ciencia siempre necesitamos trabajar de manera colaborativa. En Colombia necesitamos impulsar la investigación nacional, porque si usted observa, en los últimos diez años la ciencia ha empezado a enfrentar desafíos importantes. No es solo aquí en Colombia, sino en el mundo. Después de la crisis económica de 2008, todos los países del norte global cortaron su inversión a la ciencia: Estados Unidos, Inglaterra, Francia e Inglaterra. En ese contexto es que es indispensable la colaboración y la financiación internacionales. Lo que yo busco, entonces, es que la COP16 sirva para eso: que logremos pactar una mejor colaboración científica y de financiación que perdure en el tiempo. Queremos generar nuevos proyectos bilaterales que generen un impacto positivo para el país. Tenemos que pensar más a largo plazo.
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