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Las cifras para dimensionar la grave pérdida de biodiversidad que enfrenta el planeta

Cerca de un millón de especies de plantas y animales amenazadas, y la pérdida del 85 % de los humedales del planeta, son algunas de las cifras que ayudan a dimensionar una de las mayores crisis del planeta: la pérdida de biodiversidad. Qué hacer para revertir esta crisis es el tema central de la COP16 que se realizará este año en Colombia.

Daniela Bueno
09 de julio de 2024 - 11:00 a. m.
Los humedales son los ecosistemas más afectados.
Los humedales son los ecosistemas más afectados.
Foto: Mauricio Alvarado
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El cóndor andino (Vultur gryphus), el mismo que aparece en el escudo de Colombia, y el mono tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), que solo vive en seis departamentos del país, son dos de las especies más representativas del territorio nacional. El primero es muy característico de los Andes y el segundo del noroeste. Además de ser emblemáticas, tienen otra característica en común: ambos se encuentran en Peligro Crítico de extinción a nivel nacional. Se estima que hoy en día solo quedan 150 cóndores en Colombia y menos de 7.500 de estos monos.

(Lea: Colombia logró la cifra más baja de deforestación en décadas, ¿podrá sostenerla?)

Sin embargo, no son los únicos. Según la más reciente lista de especies amenazadas del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, actualizada en febrero de este año, en Colombia hay 2.104 especies de animales, plantas y hongos en riesgo de extinción que, a su vez, hacen parte de una larga lista a nivel global. En 2019, 150 expertos de todas las regiones del mundo llevaron a cabo la Evaluación Mundial sobre la Diversidad Biológica y los Servicios de los Ecosistemas, en la que se determinó, entre otras cosas, que alrededor del 25 % de las especies de grupos de animales y plantas están amenazadas, “lo cual hace pensar que alrededor de un millón de especies ya están en peligro de extinción”.

En este informe, liderado por la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), un órgano independiente compuesto por más de 130 gobiernos, se señala que el 75 % de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables, y que el 47 % de los ecosistemas naturales han sido deteriorados, en relación con sus estados iniciales estimados.

“En tierra, los más sensibles son los bosques de edad madura, los ecosistemas insulares y los humedales”, indica el documento. Sobre estos últimos, el panorama es especialmente crítico. Juliana Delgado, directora de ciencia de The Nature Conservancy (TNC Colombia), explica que la pérdida de humedales en el mundo ocurre tres veces más rápido que la pérdida de los bosques. El IPBES señala que se ha perdido más del 85 % de la superficie de estos ecosistemas, entre los que resaltan los manglares, ciénagas, lagunas, entre otros.

Todos estos datos reflejan la magnitud de una de las mayores crisis que enfrenta el planeta: la pérdida de biodiversidad, una situación que nos está conduciendo a una sexta extinción masiva. Las actividades humanas, dice el informe del IPBES, ya han provocado la extinción de por lo menos 680 especies de vertebrados desde el año 1500. Actualmente, más del 40 % de las especies de anfibios, casi un tercio de los corales que forman arrecifes y más de un tercio de los mamíferos marinos están amenazados.

A esto se suma que el tamaño de casi 32.000 poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces, monitoreadas en todo el mundo entre 1970 y 2018, ha disminuido en un 69 %, según el informe Planeta Vivo 2022, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). En África, el promedio de este declive fue del 66 %, en el Pacífico Asiático del 55 % y, en América Latina y el Caribe, del 94 %.

Hace unas semanas, Mike Barret, director ejecutivo de Conservación y Ciencia de WWF Reino Unido y coautor del informe, explicaba que la situación en América del Sur es parte de un problema a nivel mundial. “Se ha pasado por alto un aspecto clave: que el norte global también es parte de la razón por la que la naturaleza sigue disminuyendo en Sudamérica debido a nuestro consumo. El comercio de productos agrícolas es un ejemplo”.

(Lea: Lo que se debe tener en cuenta para usar las especies de manera sostenible)

Esta situación afecta a uno de los biomas más importantes del planeta: la Amazonía. Este lugar, que abarca regiones de ocho países, alberga casi el 10 % de la biodiversidad de la Tierra: allí viven el 14 % de las aves, el 9 % de los mamíferos, el 8 % de los anfibios y el 18 % de los peces que habitan los trópicos.

Una de las características que la hace especial es su alto nivel de endemismo, es decir, las especies que solo habitan allí. Se estima que un 34 % de los mamíferos, un 20 % de las aves, y el 58 % de los peces de agua dulce de la Amazonía no se encuentran en otros lugares del mundo.

Pese a que sus ecosistemas, entre otras cosas, contribuyen a la estabilización climática global mediante el almacenamiento de carbono en sus suelos y vegetación, el 17 % de los bosques amazónicos han sido transformados, y otro 17 % han sido degradados, de acuerdo con el Informe Amazonía Viva 2022, de WWF.

¿Qué hay detrás de la pérdida de biodiversidad?

En términos generales, esta crisis está siendo provocada por cinco factores: la degradación y pérdida del hábitat, la explotación directa de los organismos, la introducción de especies invasoras, la contaminación y el cambio climático.

Por ejemplo, el IPBES señala que la contaminación marina por plásticos se ha duplicado desde 1980 y afecta a por lo menos 267 especies, entre ellas al 86 % de las tortugas marinas, al 44 % de las aves marinas y al 43 % de los mamíferos marinos.

En el caso de las especies de agua dulce, las más afectadas, con un declive del 83 % desde 1970, según el Informe Planeta Vivo, las amenazas son varias. Luis Germán Naranjo, quien para el momento en que se lanzó el informe se desempeñaba como director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, explicaba que una de las razones puede ser el estado de los ríos, “pero otro factor muy importante es la sobrepesca, que seguramente ha afectado a las poblaciones como lo hemos vivido en Colombia, por ejemplo, con la disminución de las pesquerías del río Magdalena”.

Estas amenazas se reflejan en la Amazonía, donde “los ecosistemas de agua dulce también están bajo inmensa presión por una infraestructura fluvial que produce pérdida de conectividad, sobrepesca, introducción de especies exóticas y contaminación proveniente del transporte fluvial, los asentamientos humanos, los derrames petroleros y del uso del mercurio en la minería ilegal e informal”, según el informe Amazonía Viva 2022.

(Lea: La Corte Constitucional falla, por primera vez, en un caso de bonos de carbono)

Cerca de un millón de especies de plantas y animales amenazadas, y la pérdida del 85 % de los humedales del planeta, son algunas de las cifras que ayudan a dimensionar una de las mayores crisis del planeta: la pérdida de biodiversidad. Qué hacer para revertir esta crisis es el tema central de la COP16 que se realizará este año en Colombia.

Todos estos factores están en aumento y producen la pérdida no solo de ecosistemas y especies, sino también de los servicios que estos brindan a la humanidad. El informe del IPBES señala que la naturaleza es esencial para la existencia humana y la buena calidad de vida. “La mayoría de las contribuciones de la naturaleza a las personas no se pueden sustituir por completo y algunas son irremplazables”.

Por mencionar algunos de esos servicios está la regulación de calidad del aire, del agua dulce y de los suelos, la reducción de los riesgos asociados a desastres naturales, proveen alimentos, medicinas, energía, entre otros materiales fundamentales para el bienestar físico de las personas y la conservación de la cultura.

Se estima que más de dos mil millones de personas dependen de la leña para satisfacer sus necesidades básicas de energía, unos cuatro mil millones de personas dependen principalmente de las medicinas naturales para su atención sanitaria, y alrededor del 70 % de los medicamentos utilizados para el tratamiento del cáncer son productos naturales o sintéticos inspirados en la naturaleza, según el IPBES.

Por todas estas razones, los diferentes países se han trazado varias metas para detener y revertir la pérdida de biodiversidad a 2030. Las más recientes son las establecidas en el Marco Global de Biodiversidad Kunming- Montreal, aprobado en 2022 por 196 países, incluido Colombia. Este documento incluye 23 metas que contemplan, entre otras cosas, conservar al menos el 30 % de la superficie del planeta, reducir a la mitad de la introducción de especies invasoras y restaurar el 30 % de los ecosistemas degradados.

Para Barret, de WWF, aunque estas metas son necesarias, no son suficientes, pues a las amenazas que ya mencionamos agrega una más: los patrones de consumo de los países del norte global. “Si nos fijamos en el marco mundial de la biodiversidad que se acordó en Montreal, mientras que la meta de 2030 es buena, para detener la pérdida, las acciones que se acordaron se referían principalmente a la parte de conservación. Así que sabemos que no es suficiente. Los compromisos que se hicieron sobre el consumo y la producción y las huellas globales no son lo suficientemente específicos o ambiciosos”.

En octubre, cerca de 200 países se reunirán en Cali, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), para revisar sus Estrategias Nacionales y Planes de Acción en Biodiversidad (NBSAPs, por sus siglas en inglés), los instrumentos que se desarrollan para cumplir con las metas. Esta será la primera evaluación desde la aprobación del Marco y mostrará si los esfuerzos de los países son suficientes o no para hacerle frente a la pérdida de biodiversidad.

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