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Largas filas, varios puestos de seguridad, revisiones minuciosas y una sala de prensa llena de periodistas; ese fue el panorama este martes en el Centro de Eventos Valle del Pacífico, en Cali, donde tienen lugar las negociaciones de la COP16.
A diferencia de días anteriores, hoy el espacio recibía a un número sin precedentes de jefes de Estado. Su objetivo era abrir el “segmento de alto nivel”, una etapa en la que los avances técnicos hechos por los equipos de negociación intentan convertirse en decisiones políticas que reflejen la ambición y la urgencia necesaria para detener y revertir la pérdida de biodiversidad.
El asunto no es menor. Según la última evaluación realizada por expertos de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) la biodiversidad está colapsando a una escala nunca antes vista en la historia humana, y cerca de un millón de especies están en riesgo de extinción. Por eso, el objetivo de encuentros como este, en la COP16, es ponerle freno de mano lo antes posible.
Sin embargo, hasta ahora, la conferencia de Biodiversidad no había sido tan visible como su hermana, la conferencia de cambio climático, y se había tramitado como un asunto más técnico, en el que participaban, principalmente, ministros de ambiente, no jefes de Estado. De hecho, a Canadá, la cumbre anterior, no fue ninguno.
Como aseguró Susana Muhamad, ministra de Ambiente y presidenta de estas negociaciones, fue gracias al Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, firmado hace dos años en Canadá, que esta conferencia se “está convirtiendo en lo que debía ser: un objetivo de todo el Gobierno y la sociedad”. En sus palabras, la presencia de seis jefes de Estado busca “elevar el nivel de discusión político, para que la recuperación de la biodiversidad sea tan importante y simultánea, como la de la crisis climática”.
De la apertura del segmento participaron, además del presidente Gustavo Petro, los jefes de Estado de Armenia, Guinea-Bisáu, Ecuador, Surinam y el presidente del Consejo de Transición de Haití, así como el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres. En la sala también se encontraban 110 ministros, 23 viceministros y delegaciones de las 176 naciones que se acreditaron para participar.
Discursos con peticiones claras
Como esta es la primera conferencia que se celebra luego de la aprobación del Marco de Kunming-Montreal, hay unos temas clave que esperan alcanzarse. Entre esos, lograr un mecanismo que permita reportar y hacer seguimiento del avance de los países para cumplir sus objetivos. También, reconocer los conocimientos y participación efectiva de las comunidades, mejorar flujo de recursos e impulsar una distribución justa de los beneficios por conservar la naturaleza.
Sin embargo, tras bambalinas de las negociaciones, esos avances aún se mueven a paso lento y hacen parte de los temas más difíciles de conciliar. Los textos para negociar asuntos de financiamiento aún tienen 1.956 puntos sin conciliar, y la repartición justa de los beneficios, 300. Los asuntos para mejorar la participación de las comunidades no han pasado de ser declaraciones a quedar plasmados en los documentos y el mecanismo de implementación sigue estancado en detalles técnicos y de procedimientos, no en su desarrollo.
Por eso, en los discursos de los jefes de Estado hubo un llamado enfático a acelerar las discusiones sobre temas. Como aseguró Guterres, dirigiéndose a representantes de alto gobierno y negociadores, “la misión en Cali es clara: acelerar el progreso en favor de la biodiversidad, movilizar los recursos necesarios y visibilizar la función de los pueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades locales en la protección de ecosistemas vitales”.
El presidente Petro, primero en entregar sus declaraciones, fue insistente los temas resaltados por Guterres. “Esta COP16 debe ser un punto de inflexión para que no sigamos haciendo lo mismo. Quisimos, premeditadamente, que esta COP no fuera aislada en una montaña, sino que se pudiera sentir el calor y la calidez de la gente”, afirmó. E insistió en uno de los asuntos que ha promovido en estas negociaciones desde que llegó al gobierno: la transformación del sistema financiero y el canje de deuda por conservación de la naturaleza para que países como los nuestros puedan acceder a recursos para proteger la biodiversidad.
“Solo los proyectos que son ‘rentables’ reciben préstamos. Los fondos de capital no le prestan a nuestros países y nosotros vivimos endeudados con esos intereses. Nos ordeñan, nos explotan en una economía que está estancada y en crisis”, aseguró.
Durante el evento, el Canciller Luis Gilberto Murillo, que dirige a la delegación colombiana en las negociaciones, envió un mensaje de esperanza. “Todavía se están generando acuerdos y poniendo en el centro el futuro de nuestros pueblos”, dijo. Y lanzó oficialmente la “coalición mundial de paz con la naturaleza”, una oportunidad —en sus palabras— para construir una estrategia conjunta (y voluntaria) que haga frente a la pérdida de biodiversidad y que acelere el tránsito a un nuevo modelo económico descarbonizado.
Daniel Novoa, presidente de Ecuador, fue enfático en poner a la población en el centro de las discusiones. “Tenemos muchos recursos naturales, pero se nos ha olvidado la gente, los seres humanos. Hay países en los que las necesidades básicas no están atendidas. Si preservamos a las personas, ellos van a preservar el medioambiente”, manifestó. Umaro Sissoco, presidente de Guinea-Bisáu, añadió que, aunque el compromiso con la conservación es inquebrantable, es necesario que se amplíe el financiamiento disponible para los países en desarrollo.
A su turno, Leslie Voltair, presidente del Consejo de Transición de Haití, aseguró que, pese a la incertidumbre que vive su país, la diversidad biológica no está perdida y que, en cambio, es indispensable para la salud y las necesidades de su gente. “Necesitamos más esfuerzos para volver operativo el fondo para la conservación de la diversidad biológica y que podamos restaurar lo que aún existe”, afirmó.
António Guterres, que se refirió a Cali como un “microcosmos de la rica biodiversidad en este planeta”, les recordó a los negociadores y delegados de Gobierno que ningún país, rico o pobre, es inmune a la devastación provocada por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. E instó a las partes a acelerar los avances y discusiones en la recta final que hoy comienza.
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