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Hacia las 9:00 de la mañana de este lunes, 21 de octubre, se espera que inicie, de manera oficial, la 16ª Conferencia de las Partes (COP) del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), la cumbre de biodiversidad más importante del mundo. Como hemos explicado en otros artículos, durante este evento, que se llevará a cabo hasta el viernes 1º de noviembre, los delegados de los 196 países que hacen parte del Convenio discutirán, entre otras cosas, el camino para conseguir más financiamiento para la biodiversidad, generar mecanismos para una participación más directa de los pueblos indígenas y las comunidades locales, entre otros.
Uno de los temas más relevantes para esta COP16 es la revisión de unos documentos que tienen una sigla un poco enredada: los NBSAP, que traduce National Biodiversity Strategies and Action Plans. En español se conocen como las Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (EPANB), pero es más probable que escuche su sigla en inglés.
En términos muy simples, los NBSAP son el documento que cada uno de los 196 países debe presentarle al CDB para mostrar cómo piensa cumplir las 23 metas del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal (acá las puede consultar), que se acordaron hace dos años y que buscan, a grandes rasgos, revertir e invertir la pérdida de biodiversidad que atraviesa el planeta.
Así lo explicaba hace unos meses en estas páginas el Secretario Ejecutivo Interino del CDB, David Cooper: “cada país tiene que desarrollar su estrategia y plan de acción nacional para decir cómo se pueden implementar sus propias metas nacionales y cuáles son las nuevas metas políticas. Entonces, a la COP16 tienen que llegar con esos planes y la Secretaría va a hacer un análisis sobre si todo lo que están prometiendo los países es suficiente para el progreso que necesitamos para cumplir los objetivos y las metas del Marco Global o no. Y si no, cómo podemos mejorarlos”.
Lo ideal, según quedó consignado en una de las decisiones que se adoptó al finalizar la COP15, es que las Partes (los países) revisarán y actualizarán sus NBSAP “y que los presenten (…) antes de la COP16.
El problema, como han advertido varias organizaciones, como WWF y el sitio web británico Carbon Brief, especializado en la cobertura de asuntos ambientales, es que la mayoría de los países no cumplieron con este compromiso. Al cierre de esta edición, solo 33 países, de los 196 que hacen parte de la Convención, han registrado su NBSAP en la página que el Convenio ha dispuesto para este fin.
Dicho de otra manera, solo el 16,8 % de las Partes están cumpliendo con una de las “tareas” más importantes que tenían para esta cumbre. Colombia hace parte del grupo de los países que no cumplió con la fecha límite. El NBSAP del país será presentado a las 9:00 de la mañana de este lunes en el Pabellón Colombia, ubicado en la Zona Azul. De acuerdo con un portavoz del Ministerio de Ambiente consultado por el medio británico, el largo proceso de consulta “ha hecho que el país no haya cumplido el plazo”.
“Existe una brecha preocupante entre lo que se prometió en Montreal y los planes que se han puesto en marcha hasta ahora para revertir la pérdida de la naturaleza al 2030″, dijo a inicios de octubre Bernadette Fischler Hooper, directora de Incidencia Global de WWF, cuando esa ONG lanzó una herramienta para hacerle seguimiento a estos planes. Para WWF, “el hecho de que solo un pequeño número de estos haya cumplido con su obligación es una señal alarmante”.
En una entrevista publicada por Carbon Brief el 10 de octubre, la Secretaria Ejecutiva del CDB, Astrid Schomaker, reconoció que la cifra no parecía “tan buena”. Para ese entonces, solo 20 países habían publicado sus NBSAPS. Para Schomaker, algunas de las razones que podrían estar llevando a este bajo cumplimiento, son el plazo tan corto que hubo entre ambas COP (menos de dos años) y al hecho de que varios países “tenían que poner en marcha nuevos procesos”, así como conseguir financiación.
“Así que el comienzo nunca iba a ser rápido. Creo que lo importante es que el trabajo está en marcha. Y tengo la confianza de decir que está literalmente en marcha en todo el mundo. Así que creo que lo que realmente estamos mirando no es si el plazo se cumple o no. Lo que estamos mirando es hasta qué punto avanzan los países, cómo hablan con sus partes interesadas, cómo se las arreglan para tener también estos nuevos procesos que implicarían reflejar mejor los conocimientos tradicionales, por ejemplo, implicando a los pueblos indígenas, cuando sea pertinente”, agregó la Secretaria Ejecutiva del CDB en la entrevista con Carbon Brief.
Aunque desde WWF comparten la visión que hace Schomaker al resaltar los retos que han tenido los países para presentar sus NBSAPS, recuerdan que “las estrategias nacionales son el punto de partida para restaurar la naturaleza y construir mejores vidas y futuros”. Por este motivo, la ONG hizo un llamado para que los gobiernos aceleren el cumplimiento de este compromiso.
Planes a los que les hace falta plata
Aunque la cantidad de planes todavía es mínima, WWF adelantó un análisis sobre 18 NBSAP, como los de China, Canadá, Australia y algunos países de la Unión Europea, entre otros. Tras la evaluación, la organización concluyó, en términos generales, que era “alentador ver que algunos planes y objetivos nacionales son sólidos y definen acciones claras, aunque la mayoría aún carece de fondos suficientes para su implementación”. En esto coincide un examen realizado por el Órgano Subsidiario de Implementación (uno de los tres que tiene el Convenio), del 8 de octubre (cuando 19 países habían presentado sus planes). “Menos de la mitad de ellos incluyen una estrategia de movilización de recursos o mencionan la intención de crear una en el futuro”, apunta el análisis del Convenio.
En este punto es importante mencionar que el mismo CDB reconoce en el texto del MMB que actualmente hay un déficit de financiación de la biodiversidad en US $700.000 millones y que, de hecho, su meta 19 busca que de acá a 2030 se movilicen US $200.000 millones para que, precisamente, los países puedan implementar estos planes.
Pero la falta de recursos no es lo único que le preocupa a WWF: “En lo que respecta a la calidad de los planes que se han publicado, muchos parecen omitir formas claras y consistentes de medir el progreso”. Sin esto, continúa la ONG, “podríamos ver una falta de rendición de cuentas durante la implementación de los planes, lo que ha sido una de las fallas claves de las Metas Aichi de 2011 a 2020″. De estas 20 metas, antecesoras de las de Kunming-Montreal, no se cumplió ninguna. La evaluación del Convenio lo pone en los siguientes términos: “en tanto la mayoría de ellos contienen un plan de seguimiento y evaluación, menos de la mitad brindan detalles relativos a cómo se usarán indicadores específicos para el seguimiento”.
Otro de los problemas identificados por la ONG en su análisis, está relacionado con la “participación ineficaz de todos los organismos gubernamentales”. En palabras de la Secretaria del Convenio, Astrid Schomaker, “los ministerios de ambiente no pueden solos”, por lo que ha pedido mayor participación de los demás sectores. Si no se logra una mayor integración, advierte WWF, se corre el riesgo de que los planes no cuenten con la influencia política necesaria durante los próximos cinco años, un plazo en el que será vital emprender acciones, según concluyó la organización en su reciente Informe Planeta Vivo.
A los ojos de Lin Li, directora de Política e Incidencia de WWF, no todo es negativo. “Resulta prometedor ver, al menos ‘sobre el papel’, que los principios de conservación inclusiva sobre los que se forjó el acuerdo siguen siendo el núcleo del marco durante la implementación a nivel nacional. Los planes se están elaborando en gran medida con base en consultas y la participación de la sociedad civil, la academia, los pueblos indígenas, las comunidades locales y otros titulares de derechos, así como con el sector privado. Y esto está sucediendo más que antes”.
Poco más de la mitad de los países enviaron una parte de la tarea
En las decisiones que se tomaron al culminar la COP15 hace dos años, también quedó consignado que los países que no estuvieran en condiciones de presentar sus NBSAP, enviarán metas nacionales, un documento con menos detalle. De acuerdo con la página del Convenio, hasta el momento, 105 de los 196 países (53,5 %) han presentado al menos una meta. Colombia, por ejemplo, presentó dos a mediados de septiembre de este año. Sobre estas, ni WWF ni el Convenio han realizado un análisis a fondo, más allá de un balance de cuáles son las metas que más se abordan en los documentos presentados por los países.
Mientras Schomaker, del CDB, es optimista en que los NBSAP se seguirán conociendo durante la COP16, la directora de Política e Incidencia de WWF apuntó que esta cumbre de biodiversidad “debe ser un momento para impulsar las acciones equitativas, promover soluciones y aumentar la acción política para detener y revertir la pérdida de la naturaleza al 2030. Presentar planes de acción nacionales actualizados es el primer paso, y no queremos fallar en el primer obstáculo”.
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