¿Se avecina el primer proyecto de minería en el mar?
Dentro de unos días se llevará a cabo una reunión que podría abrirle las puertas al primer proyecto de minería marina en el mundo, una actividad que podría aumentar la cantidad de ciertos elementos, pero que inquieta mucho a algunos académicos.
Luisa Fernanda Orozco
En julio puede tomarse una decisión que podría cambiar el futuro de los océanos. Tiene que ver con la minería marina, una práctica que ha ganado popularidad durante los últimos años por ser una de las supuestas actividades que le dará paso a la transición energética. Aunque no ha comenzado de manera oficial en ninguna parte del mundo, eso podría cambiar a partir del 10 de este mes, fecha en que se realizará una reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) en Kingston, Jamaica. Pero académicos y organizaciones están preocupados, pues afirman que podría amenazar los ecosistemas del océano, cuyo 70 % no ha sido explorado todavía y permanece en total misterio.
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En julio puede tomarse una decisión que podría cambiar el futuro de los océanos. Tiene que ver con la minería marina, una práctica que ha ganado popularidad durante los últimos años por ser una de las supuestas actividades que le dará paso a la transición energética. Aunque no ha comenzado de manera oficial en ninguna parte del mundo, eso podría cambiar a partir del 10 de este mes, fecha en que se realizará una reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) en Kingston, Jamaica. Pero académicos y organizaciones están preocupados, pues afirman que podría amenazar los ecosistemas del océano, cuyo 70 % no ha sido explorado todavía y permanece en total misterio.
¿Por qué es tan determinante la reunión? En palabras de Neil Nathan, científico oceánico de la Universidad de California de Estados Unidos, porque se podrá votar a favor o en contra de la llamada “regla de los dos años”, un vacío legal que permitiría a las empresas comenzar con exploraciones y, luego, con la explotación. (Lea: ‘Fenómeno de El Niño tendrá condiciones excepcionales este año’: Minambiente)
De hecho, si se vota a favor de la regla de los dos años, la empresa canadiense The Metals Company podría comenzar con el primer proyecto de minería marina en Nauru, un país en Oceanía, pues enviaron una solicitud en 2021 para explorar en ese lugar. Después del 9 de julio de este año, podrían presentar una solicitud para iniciar labores.
Enrico Marone, oceanógrafo y vocero de Greenpeace Brasil, dice a El Espectador que esto es particularmente grave porque “el funcionamiento mismo de la ISA y el trabajo de sus partidos está siendo determinado por la presión de este único actor comercial y su intención de minar las profundidades del mar lo antes posible”. (Lea también: Colombia retrocede en su ambición para reducir las emisiones de gases de los buques)
Por ahora, más de 700 científicos de 44 países ya se han opuesto a la industria firmando una carta abierta en la que piden una pausa en las exploraciones. También debe tenerse en cuenta que, durante este 2023, la ONU logró un acuerdo histórico, conocido como el Tratado de los Océanos, que busca proteger el 30% del océano a nivel mundial para el 30%. Según Greenpeace, la minería marina atentaría directamente contra ese tratado. Según ellos, “no hay lugar en un futuro sostenible para la minería en aguas profundas”.
La minería marina consiste en la explotación de ciertos recursos en los fondos marinos, que suelen estar divididos en tres grupos: los sulfuros polimetálicos, las costras de ferromanganeso, y los nódulos polimetálicos. En ellos están reunidos millones de toneladas de metales, como cobre, níquel, cobalto o manganeso, claves para la transición energética.
De hecho, la ISA dijo que, en términos de porcentajes, los depósitos minerales bajo el mar pueden suponer el 96 % del cobalto, el 84 % del níquel, el 79 % del manganeso y el 35 % del cobre del total de las reservas estimadas en el planeta. Estudios como el publicado por Laura Villanueva en el número 16 de la Colección de Regulación Minera y Energética de la Universidad del Externado, señalan que esos materiales podrían servir para la fabricación de paneles solares y parques eólicos, dos de las tecnologías que se plantean en el camino a la transición energética. Ese artículo también señala que Colombia podría ser una potencia en esa materia dada su ubicación privilegiada, en medio del mar Caribe y el océano Pacífico.
Sin embargo, Marone indica que, aunque ya se han adjudicado 31 contratos de exploración en todo el mundo, no se ha emitido ninguna licencia de producción para la minería en aguas profundas. De hecho, un grupo de académicos de Estados Unidos, de los que hace parte de la Universidad de California, construyeron un mapa que detalla la ubicación de cada una de las exploraciones. La mayoría de ellas se encuentran en un punto que dobla el tamaño de la India, ubicado en el Océano Pacífico entre Hawái y México, llamada la Zona de Fractura Clarión-Clipperton (ZCC), un lugar que, según las investigaciones, concentra una gran cantidad de nódulos polimetálicos. (Lea: Lo que pasa cuando científicos y ganaderos se unen para salvar al jaguar en Colombia)
Pero, ¿qué tan amigable con el medio ambiente podría ser esa práctica? Por ahora, es imposible saberlo con certeza. En algunos artículos científicos, como el publicado en la revista Trends in Ecology and Evolution, los autores señalan que no ha habido una investigación que analice de manera exhaustiva las consecuencias de la minería marina.
Académicos como Nathan y Marone temen que las actividades mineras puedan afectar la riqueza del ecosistema que está en la ZCC, en el que se estima que el 92 % de especies que lo habitan han sido inexploradas por la ciencia, según un estudio publicado en Current Biology.
Otro de los temores de ambos expertos es que la ZCC se encuentra en una zona internacional. Aunque la ISA pueda regular las actividades extractivas que se realicen allí, la normativa para llevarlas a cabo podría no ser tan rigurosa porque esa área no le pertenece a ningún país.
Además, si bien no puede establecerse con certeza la cantidad de impactos en el medio ambiente que podría tener la minería marina, Marone advierte que las consecuencias serían incalculables, pero ciertamente desastrosas. En sus palabras, un equipo pesado de minería causaría un daño severo e irreparable a los ecosistemas de aguas profundas, eliminando el hábitat de muchas especies y liberando partículas nocivas, conocidas como columnas de sedimentos, que podrían asfixiar los hábitats alrededor del sitio minero.
Lo que sí se ha podido comprobar son algunas afectaciones tras una serie pruebas que se han llevado a cabo en otros países. Por ejemplo, hace dos años, la compañía belga Global Sea Mineral Resources, puso en funcionamiento vehículos recolectores de nódulos polimetálicos por primera vez en la Zona Clarion-Clipperton. Los científicos que trabajaron allí encontraron más del 90 % de partículas nocivas en el lecho marino.
Otros estudios en la zona central del océano Pacífico encontraron que esos mismos sedimentos, resultado de la recolección en ZCC, alcanzaron hasta 300 metros de distancia del lugar explotado. La predicción es que esas partículas nocivas alcancen hasta 5 kilómetros desde el sitio de extracción, según un artículo de la revista Science Direct.
Además de la contaminación generada por las columnas de sedimentos, Nathan explica que los peces y otras criaturas marinas podrían verse afectados por la contaminación acústica y lumínica generada por la minería, así como por la fuga de materiales durante los procesos de extracción y traslado a los barcos.
“Los mamíferos marinos, por ejemplo, pueden verse profundamente afectados, ya que utilizan el sonido como principal medio de comunicación y detección submarina”, explica Marone. (Lea: Los países que más perdieron bosque tropical en el 2022)
Por la misma línea, Juan Felipe Paniagua, oceanógrafo de la Universidad Eafit, dice que no se puede descartar la posibilidad de que, luego de las perforaciones, sucedan deslizamientos que afecten zonas cercanas a la costa.
Otra de posible afectación que preocupa a Paniagua es que los químicos necesarios para la explotación se manipulen al interior del agua. Eso, según el oceanógrafo, podría generar vertimientos y afectar los compuestos marinos. “Podemos pensar que, como la minería marina se desarrolla debajo del mar, no pasa nada. Pero el mar tiene corrientes que pueden llegar, por ejemplo, hasta comunidades de coral y generar afectaciones en la cadena trópica”, explica.
Para Paniagua, hay que analizar las técnicas que se utilizarían para la minería marina bajo dos puntos de vista: en primer lugar, cómo afectarían al ecosistema desde lo mecánico, con la remoción y ubicación del material. En segundo lugar, hay que evaluar cómo se afectaría el agua, o sea los contaminantes que pueden ser esparcidos. “Después de eso, tendríamos argumentos para preguntarnos si estamos cambiando un mal parcial (la minería en suelo terrestre), por otro”, explica Paniagua.
Otras preguntas le generan ruido al experto: ¿cómo podríamos regular la extracción ilegal en la minería submarina? Según él, en la superficie es más fácil identificar cuáles dragas son de compañías avaladas por el Estado y cuáles no. “¿Cómo sucedería esto en el fondo del mar?”, pregunta Paniagua.
Marone va un poco más lejos, y recuerda que las profundidades del mar son albergan grandes cantidades de carbono. Ese gas se intercambia continuamente entre las aguas superficiales y la atmósfera, o se almacena durante largos periodos de tiempo en las profundidades. “Al impactar en los procesos naturales que almacenan carbono, la minería en aguas profundas puede exacerbar el cambio climático”, dice Marone.
¿Hay minería marina en Colombia?
En Colombia, las entidades encargadas de regularla, en caso de que suceda, son el Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Minas y Energía, y el Ministerio de Defensa. Aunque no se ha otorgado ningún título minero de explotación o exploración, el Código de Minería podría regularla.
Ese mismo código, por ejemplo, estableció un capítulo para reconocer la especialidad de la minería marina. Sin embargo, según la investigación de Laura Villanueva, de la Universidad del Externado, hay pocas normas especiales que tengan relevancia práctica, ya que la mayoría regula la exploración y explotación de los fondos marinos internacionales, no los nacionales. El mismo estudio dice que, en caso de que Colombia desee llevar a cabo minería marina algún día, debe actualizar las normas que actualmente están vigentes.