Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cámaras de monitoreo ubicadas en la zona rural de Simacota, Santander, captaron las imágenes de dos jaguares adultos atravesando en armonía los predios de campesinos y ganaderos de la zona.
Las imágenes son una de las consecuencias positivas del plan piloto "Convivencia Humano-Felino", del Programa Conexión Jaguar, liderado por ISA y Panthera.
El objetivo de este programa es sensibilizar y educar a las comunidades para generar conciencia sobre la pérdida de la biodiversidad y demostrar que puede existir una sana convivencia entre el hombre y los jaguares.
“Desde que comenzamos con este primer piloto en Simacota, Santander, zona cercana a la infraestructura de ISA en Colombia, no se han presentado reportes de conflicto humano-felino en la finca donde se están implementando las actividades del piloto, en el diagnóstico inicial se habían registraron 11 ataques depredatorios”, explicó Valeria Hincapié, líder de proyectos en Colombia del Programa Conexión Jaguar.
La cacería de jaguares por retaliación es una de las principales causasque han generado que este felino esté en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como una especie ‘casi amenazada’.
El plan tiene tres etapas de acción: un diagnóstico para documentar, identificar y caracterizar los ataques que se han presenciado en esta zona; talleres de sensibilización sobre la importancia del felino para los ecosistemas de la región y la implementación de un rancho en una de las fincas seleccionadas, que consiste en la reubicación del ganado y reforzar los potreros con cercado eléctrico antidepredatorio.
“En Panthera hemos apoyado la implementación de efectivas estrategias antidepredatorias en 40 ranchos en Colombia. También cabe resaltar, que, a diferencia de otras especies, el jaguar tiene la tendencia a evitar encuentros con los humanos. La percepción generalizada de que es un animal que ataca a las personas es falsa y ha justificado su cacería ilegal”, dijo Carlos Valderrama, coordinador de manejo de convivencia humano-felino de Panthera.
El experto también explicó que cuando el ser humano amplía la frontera agrícola, ocupa los territorios que habita el jaguar y se reduce la cantidad de presas silvestres para su caza. En consecuencia, este felino puede comer las reses que pastan dentro o cerca al bosque, por lo que es cazado en represalia por los dueños del ganado.
Se estima que en Colombia habitan aproximadamente 15.000 jaguares, en Brasil 86.834 y en Perú 22.210 y se calcula que en la Amazonía hay 4,5 jaguares por cada 100 kilómetros cuadrados en áreas protegidas y 2,5 en zonas no protegidas. En Uruguay y El Salvador, ya están extintos.