Si esperamos La Niña, ¿por qué el fuego en gran parte de Suramérica y Colombia?
Colombia se sumó a varios países del continente que vienen sufriendo voraces incendios forestales. Aunque la dimensión de estos eventos no es comparable a los de Brasil o Bolivia, las autoridades aún no saben hasta cuándo se puedan extender las condiciones que los favorecen. En el mediano plazo, sin embargo, se avizora otro fenómeno que preocupa en el país: el fenómeno de La Niña.
César Giraldo Zuluaga
En las últimas semanas, las imágenes que dan cuenta de los devastadores incendios que se desarrollan en el Pantanal (Brasil), el humedal más grande del mundo, le han dado la vuelta al mundo. La situación en la Amazonia brasileña, que enfrenta su peor sequía en los últimos 75 años, no es muy diferente: desde agosto, y en lo que va corrido de septiembre, miles de hectáreas del norte de Brasil han ardido en fuego.
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En las últimas semanas, las imágenes que dan cuenta de los devastadores incendios que se desarrollan en el Pantanal (Brasil), el humedal más grande del mundo, le han dado la vuelta al mundo. La situación en la Amazonia brasileña, que enfrenta su peor sequía en los últimos 75 años, no es muy diferente: desde agosto, y en lo que va corrido de septiembre, miles de hectáreas del norte de Brasil han ardido en fuego.
El escenario en Bolivia, uno de los países de la región más afectados por los recientes incendios forestales, es similar: las llamas han arrasado con cerca de cuatro millones de hectáreas de bosques y pastizales, lo que llevó a que en los últimos días el gobierno nacional decretara la emergencia nacional. La emergencia se repite, en menor proporción, en otros países de la región como Perú y Ecuador y, recientemente, Colombia.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE), de Brasil, desde el 1º de enero y hasta el 12 de septiembre, en América del Sur se han registrado 350.730 incendios forestales, una cifra que ya supera el total reportado el año pasado y que, con tres meses por delante, podría ubicarse por encima de los últimos cuatro años. La deforestación, el cambio climático y las malas prácticas agrícolas, entre otros factores, como los incendios iniciados por humanos, son algunos de los factores que explican las recientes emergencias, apunta el INPE.
Para Uriel Murcia, coordinador del programa de Investigación y Modelos de Funcionamiento y Sostenibilidad del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, no hay que perder de vista que los incendios en la Amazonia de Brasil y Bolivia se presentan, históricamente, durante estos meses. Esto es así, explica Murcia, porque las dinámicas de la rotación de la Tierra y de los vientos hacen que la masa nubosa de la Amazonia estén sobre la parte norte de este gran bosque, que corresponde a la parte colombiana, donde actualmente se presentan lluvias. “En enero, febrero y marzo, que es la temporada seca en nuestra Amazonia, la masa nubosa está en la parte sur, que corresponde a Brasil y Bolivia”, agrega el investigador.
Sin embargo, desde hace varios años, distintos investigadores han resaltado el rol que está jugando el cambio climático en las recientes emergencias que se han observado en el continente. De hecho, en el boletín del pasado 10 de septiembre, el INPE de Brasil indicó que “los incendios forestales en Brasil y otros países sudamericanos se están intensificando debido al cambio climático, que está provocando sequías prolongadas en biomas como el Pantanal y la Amazonia”. Muestra de esto, agregan, es que la agencia Copernicus, de la Unión Europea, determinó que la emergencia climática aumentó hasta 20 veces la probabilidad de que las condiciones climáticas intensificaran los incendios que se presentaron entre marzo de 2023 y febrero de 2024 en la Amazonia occidental.
¿Qué está pasando en Colombia con los incendios forestales?
Mientras tanto, la situación en Colombia, donde se reportan 20 incendios activos (como se observa en el mapa), según el reporte más reciente de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), se explica por dos factores, expone José Daniel Pabón, Ph. D. en Meteorología de la Universidad Estatal Hidrometeorológica de Rusia e investigador de la Universidad Nacional de Colombia.
A la temporada seca que han vivido los últimos meses los departamentos de la región Andina, Pabón agrega el paso de la Oscilación de Madden-Julian (OMJ) que, en las últimas semanas, ha exacerbado las condiciones de sequía que se venían presentando en varias regiones del país. Según Pabón, en los próximos días esta oscilación entraría en su fase convectiva, lo que favorecería las condiciones de lluvia. Aun con más precipitaciones, Pabón considera precipitado asegurar si los incendios disminuirán durante las próximas semanas.
Pese a esa incertidumbre, 381 municipios del país se encuentran en algún nivel de alerta por incendios forestales, de acuerdo con el más reciente reporte del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM): 74 en alerta roja, 184 en alerta naranja y 123 en alerta amarilla. Del total de estos municipios, 212 están ubicados en la región Andina, 135 en el Pacífico y los 34 restantes se reparten entre la Amazonia, el Caribe y la Orinoquía.
Aunque el director nacional de la UNGRD, Carlos Carrillo, asegura que la actual situación “no está fuera de control” y destacó la respuesta que ha tenido el sistema de gestión del riesgo en Tolima y Huila, donde se concentran la mayoría de los incendios, sí reconoció que las capacidades son limitadas. En diálogo con este diario, Carrillo recordó que la mayoría de los cuerpos de bomberos en el país trabajan sin los equipos adecuados y de manera voluntaria, por lo que llamó la atención para que se invierta mayor dinero en estos cuerpos.
Pero, al director de la entidad encargada de gestionar la preparación y respuesta a las emergencias ocasionadas por eventos climáticos en el país le preocupa otro asunto que ha pasado un poco desapercibido en las últimas semanas: el fenómeno de La Niña. La semana pasada, el IDEAM dio a conocer que existe un 71 % de probabilidad de que este fenómeno, que ocasiona lluvias por encima de los promedios históricos en gran parte del país, se configure entre septiembre y noviembre de este año.
En pocas palabras, dice Carrillo, la plata que se necesita para atender las emergencias que se generarán —inundaciones, deslizamientos, entre otras—, no alcanza. En sus cálculos, el país necesitaría entre 7 y 10 billones de pesos para hacerle frente a estos eventos. Pero la nación no cuenta con ese dinero, por lo que la UNGRD le pidió al Ministerio de Hacienda una adición presupuestal por $700.000 millones que, hasta el momento, no ha sido respondida. Aun si La Niña, que se espera se extienda hasta el primer trimestre del próximo año, es débil, Carrillo es consciente de que el país no está preparado para los meses de lluvia que se avecinan.
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