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¿Quién caza mejor: el depredador solitario o la manada? La ciencia responde

A través de un análisis de 4,542 artículos, se concluyó que los carnívoros sociales a menudo cazan en grupo, beneficiándose del trabajo en equipo, mientras que los solitarios tienen un mayor éxito individual.

12 de octubre de 2024 - 08:39 p. m.
Los carnívoros que cazan en grupos (como lobos o leones) tienden a tener tasas de matanza iguales o superiores a los solitarios cuando se mide la cantidad de presas que cazan. Sin embargo, cuando se calcula la tasa de matanza por individuo dentro del grupo, los carnívoros solitarios (como osos pardos y félidos) matan más presas por individuo que aquellos que cazan en grupo.EFE/ Mercedes Ortuño Lizará
Los carnívoros que cazan en grupos (como lobos o leones) tienden a tener tasas de matanza iguales o superiores a los solitarios cuando se mide la cantidad de presas que cazan. Sin embargo, cuando se calcula la tasa de matanza por individuo dentro del grupo, los carnívoros solitarios (como osos pardos y félidos) matan más presas por individuo que aquellos que cazan en grupo.EFE/ Mercedes Ortuño Lizará
Foto: EFE - Mercedes Ortuño Lizará

Si escucha la palabra depredador, seguramente la imagen que le llega a la cabeza es la de un león cazando a una cebra en África. Seguramente, recordará también que en esos programas de vida animal le dijeron que los depredadores son clave en la salud de los ecosistemas. Es cierto. Los grandes carnívoros terrestres, al matar y atemorizar a sus presas, moldean la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas a nivel mundial. Pese a eso, la investigación sobre grandes carnívoros muestra un sesgo geográfico (con más estudios en América del Norte, Europa y África) y taxonómico (concentrado en especies como el lobo, el puma, el león y el lince). ¿Qué pasa si le dijéramos que hay depredadores más letales que el león?

Una investigación publicada en la revista Biological Reviews realizó una revisión sistemática de las tasas de matanza de grandes mamíferos terrestres carnívoros. Esa tasa, entendida como la cantidad de presas que un carnívoro mata en un tiempo determinado, es fundamental para entender el impacto de los grandes carnívoros en los ecosistemas, en un momento en el que muchos de ellos están en peligro de extinción. “Nuestra comprensión actual del comportamiento y los roles funcionales de muchas especies y poblaciones de grandes carnívoros sigue siendo limitada”, escribieron los investigadores en su estudio.

En la revisión, se identificaron 4.542 artículos en la búsqueda, pero solo 196 cumplían con los criterios de búsqueda específicos relacionados con las tasas de mortalidad de los grandes carnívoros. Estos artículos contenían datos sobre cómo los grandes carnívoros matan a sus presas, que era una métrica importante para entender su comportamiento depredador. El estudio más antiguo que cumplía con los criterios de la búsqueda fue realizado en 1949, en Utah, Estados Unidos, y se centró en el puma. Sin embargo, fue a partir de la década de 1970 cuando se comenzó a investigar con más frecuencia las tasas de mortalidad. Al sintetizar y comparar las tasas de matanza, los investigadores encontraron cosas muy interesantes.

Los carnívoros que cazan en grupos (como lobos o leones) tienden a tener tasas de matanza iguales o superiores a los solitarios cuando se mide la cantidad de presas que cazan. Sin embargo, cuando se calcula la tasa de matanza por individuo dentro del grupo, los carnívoros solitarios (como osos pardos y félidos) matan más presas por individuo que aquellos que cazan en grupo. Esto sugiere, escriben los investigadores, que los carnívoros sociales se benefician del trabajo en equipo, lo que reduce la necesidad de que cada individuo mate tantas presas. Cazar en grupo les permite acceder a presas más grandes y tener un mayor éxito en la caza. Por ejemplo, los lobos que cazan bisontes tienen más éxito cuanto más grande es la manada.

Asimismo, los guepardos machos que cazan en coaliciones pueden atrapar presas más grandes y obtener más comida por individuo que los guepardos solitarios. También se reducen las pérdidas de alimentos por cleptoparasitismo (cuando otros animales roban la comida) y se incrementan las ganancias energéticas al compartir el esfuerzo de caza. Los miembros del grupo que no cooperan directamente en la caza aún se benefician de la comida y reducen los riesgos de cazar solos. Aunque cazar en grupo ofrece ventajas, no garantiza un mayor acceso a los alimentos, ya que la competencia interna por la presa puede surgir. Por eso, algunos carnívoros sociales, como los leones o las hienas manchadas, a veces cazan solos si la presa es más vulnerable o escasa. Esto muestra la flexibilidad de estos animales al elegir su comportamiento.

En contraste, las especies solitarias tienen sus propias ventajas. Por ejemplo, tienden a ser más sigilosas al acechar a sus presas en entornos complejos, lo que puede mejorar su eficacia como cazadores. También evitan competencia intraespecífica, que puede resultar en acceso reducido a recursos compartidos y otros costos asociados con vivir en grupo.

¿Y saber esto por qué es importante? Las investigaciones sobre las tasas de matanza de grandes carnívoros son importantes para comprender su influencia en las poblaciones de presas y en los ecosistemas. A menudo, estos estudios se centran en cómo los carnívoros afectan a las especies de presa valoradas por los humanos. La competencia por la carne de ungulados (animales de pezuña) es un problema en la conservación y gestión de la fauna. Los humanos compiten por estos recursos, tanto para la caza recreativa como para la agricultura y la ganadería, lo que afecta a las poblaciones de carnívoros que también dependen de este alimento.

Entender estas interacciones es fundamental para desarrollar estrategias de conservación efectivas. Al conocer las dinámicas de caza y las tasas de depredación, los conservacionistas pueden identificar cómo las poblaciones de carnívoros y presas responden a diferentes prácticas de manejo, como la caza regulada o la protección de hábitats. Esto también permite anticipar el impacto de la pérdida de hábitat y la fragmentación en las poblaciones de carnívoros y ungulados. Además, la investigación sobre las tasas de matanza de carnívoros puede ayudar a mitigar conflictos entre humanos y vida silvestre, facilitando la coexistencia en áreas donde las actividades humanas y la vida salvaje se superponen.

Al comprender mejor cómo los carnívoros afectan la salud de los ecosistemas, los investigadores pueden fomentar prácticas de manejo sostenible que beneficien tanto a la fauna silvestre como a las comunidades humanas, garantizando la biodiversidad y la salud de los ecosistemas para las generaciones futuras.

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Jorge(30668)12 de octubre de 2024 - 11:48 p. m.
Por donde lo mire resulta mas ventajoso cazar en grupo. El estudio confirma la teoría del apoyo mutuo que es necesario para la conservación de especies superiores.
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