Sostenibilidad es ser responsable económica, social y ambientalmente con el planeta
Acciones cotidianas como ahorrar agua y energía nos permiten generar impactos positivos para que las próximas generaciones tengan los recursos necesarios durante sus vidas.
REDACCIÓN COMERCIAL
Todo el tiempo se escuchan frases como cierra la llave mientras te cepillas los dientes, no tardes mucho en la ducha, apaga los electrodomésticos que no estás usando, en vez del carro usa bicicleta, paga tus cuentas a tiempo, recicla. Aunque sean repetitivas, los impactos de esas acciones humanas afectan el medio ambiente.
De no hacerlo, el planeta seguirá sufriendo catástrofes ambientales que día a día nos pondrán de cara a sequías, inundaciones, ciclones, huracanes, tormentas, deslizamiento de tierra, terremotos o incendios. Además, afectarán sus condiciones de vida y les supondrán enormes pérdidas económicas. (Vea también: Un modelo de emprendimiento sostenible desde el campo)
Para hablar de sostenibilidad, lo primero que hay que hacer es entender que todas nuestras acciones tienen un efecto directo sobre el entorno. Por eso ser sostenible no solamente implica hablar del ambiente, es también ser responsable desde los aspectos económicos y sociales, para así actuar en el presente pensando en el futuro.
Según la Declaración oficial de las Naciones Unidas en la cumbre de tierra de 2002 una de “las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados".
Acciones cotidianas como elegir los productos y servicios que se compran, no solo teniendo en cuenta su calidad y precio, sino pensando en su impacto ambiental y social, y en la conducta que tienen las empresas que los elaboran, es actuar bajo un consumo responsable que rechaza a las entidades que hacen mal uso de sus prácticas sociales o violan los derechos humanos.
Ban Ki-moon, el exsecretario general de las Naciones Unidas, dijo hace diez años: “El futuro está en nuestras manos, juntos, debemos asegurarnos de que nuestros nietos no tendrán que preguntarnos por qué no logramos hacer lo correcto dejándoles sufrir las consecuencias”.
Hoy estamos viendo islas, ciudades y países completos que han quedado bajo el agua o escombros, todo por huracanes, tormentas o terremotos. Hace una década muchos fueron sordos, ahora, antes de que sea más tarde, es el momento de empezar a identificar cuáles son las secuelas que se están generando para que desde las casas y empresas se trabaje por mitigarlas.
“Ser sostenible es desarrollarse económicamente teniendo en cuenta los impactos que se generan en el ambiente y la sociedad. Por ello, es importante ser consciente de que todas las acciones que se realizan como individuo o empresa pueden ocasionar impactos negativos o positivos. Los cambios de ciertas costumbres pueden contribuir para revertir esos efectos negativos y convertirlos en oportunidades”, explica Franco Piza, director de sostenibilidad de Bancolombia.
Por lo mismo Piza recomienda revisar las facturas de energía y agua para medir sus gastos e identificar los puntos en los que deben seguir mejorando. El ahorro no solo permite contribuir con el ambiente, sino que también su bolsillo se ve beneficiado.
Además, la clasificación de plástico, vidrio, papel o cartón en contenedores sirven para luego ser vendidos a empresas que trabajan en la elaboración de productos a partir del reciclaje, de este modo los residuos podrían ser valorizados. Estas acciones también pueden ser replicadas desde los lugares de trabajo a través del uso de luces más eficientes con el consumo energético, válvulas de presión que reducen el consumo de agua y ahorro de papel.
“Hace diez años, cuando se hablaba de sostenibilidad se encontraban barreras como los costos o la variable de retorno económico. Hoy con todos los incentivos que hay y las dinámicas de mercado, la principal barrera que encontramos es la falta de voluntad en las personas y empresas. Lo primero que hay que hacer es generar conciencia y lo segundo es tener voluntad para movilizarse y buscar alternativas. Cuando hay voluntad hay muchos beneficios sociales, por ejemplo, cuando se incluyen a los recicladores en los procesos de recolección de residuos se empiezan a combinar temas sociales y ambientales porque ellos están devengando ingresos para mantener a sus familias a través de un trabajo que contribuye al medio ambiente”, asegura Piza.
Pequeñas acciones como ser voluntario de entidades que le permitan mejorar la calidad de vida a una comunidad o el uso de productos o materiales que son elaborados de manera responsable tienen mejores características y van directamente a los tres componentes de la sostenibilidad: económico, social y ambiental. Por ejemplo, SiembraViva es una empresa que lleva los alimentos orgánicos de la huerta de pequeños productores a la mesa, su idea de negocio dignifica el campo y a los campesinos enseñándoles a elaborar mejores productos y eliminando la cadena de intermediarios para que ellos puedan ganar lo justo. Así, además de contribuir al ambiente, impactan socialmente a una comunidad y económicamente les dan mayores oportunidades de desarrollo.
Cuando el cliente se preocupa por consumir un producto que tiene todo en regla y sus niveles de contaminación son reducidos, empieza a contribuir directamente con el entorno y con las empresas que actúan de manera responsable. Proteger los ecosistemas, sembrar árboles, reducir el consumo y reutilizar reducen el uso de materiales que provienen de la naturaleza. La sostenibilidad es de todos y está en todo.
Todo el tiempo se escuchan frases como cierra la llave mientras te cepillas los dientes, no tardes mucho en la ducha, apaga los electrodomésticos que no estás usando, en vez del carro usa bicicleta, paga tus cuentas a tiempo, recicla. Aunque sean repetitivas, los impactos de esas acciones humanas afectan el medio ambiente.
De no hacerlo, el planeta seguirá sufriendo catástrofes ambientales que día a día nos pondrán de cara a sequías, inundaciones, ciclones, huracanes, tormentas, deslizamiento de tierra, terremotos o incendios. Además, afectarán sus condiciones de vida y les supondrán enormes pérdidas económicas. (Vea también: Un modelo de emprendimiento sostenible desde el campo)
Para hablar de sostenibilidad, lo primero que hay que hacer es entender que todas nuestras acciones tienen un efecto directo sobre el entorno. Por eso ser sostenible no solamente implica hablar del ambiente, es también ser responsable desde los aspectos económicos y sociales, para así actuar en el presente pensando en el futuro.
Según la Declaración oficial de las Naciones Unidas en la cumbre de tierra de 2002 una de “las principales causas de que continúe deteriorándose el medio ambiente son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados".
Acciones cotidianas como elegir los productos y servicios que se compran, no solo teniendo en cuenta su calidad y precio, sino pensando en su impacto ambiental y social, y en la conducta que tienen las empresas que los elaboran, es actuar bajo un consumo responsable que rechaza a las entidades que hacen mal uso de sus prácticas sociales o violan los derechos humanos.
Ban Ki-moon, el exsecretario general de las Naciones Unidas, dijo hace diez años: “El futuro está en nuestras manos, juntos, debemos asegurarnos de que nuestros nietos no tendrán que preguntarnos por qué no logramos hacer lo correcto dejándoles sufrir las consecuencias”.
Hoy estamos viendo islas, ciudades y países completos que han quedado bajo el agua o escombros, todo por huracanes, tormentas o terremotos. Hace una década muchos fueron sordos, ahora, antes de que sea más tarde, es el momento de empezar a identificar cuáles son las secuelas que se están generando para que desde las casas y empresas se trabaje por mitigarlas.
“Ser sostenible es desarrollarse económicamente teniendo en cuenta los impactos que se generan en el ambiente y la sociedad. Por ello, es importante ser consciente de que todas las acciones que se realizan como individuo o empresa pueden ocasionar impactos negativos o positivos. Los cambios de ciertas costumbres pueden contribuir para revertir esos efectos negativos y convertirlos en oportunidades”, explica Franco Piza, director de sostenibilidad de Bancolombia.
Por lo mismo Piza recomienda revisar las facturas de energía y agua para medir sus gastos e identificar los puntos en los que deben seguir mejorando. El ahorro no solo permite contribuir con el ambiente, sino que también su bolsillo se ve beneficiado.
Además, la clasificación de plástico, vidrio, papel o cartón en contenedores sirven para luego ser vendidos a empresas que trabajan en la elaboración de productos a partir del reciclaje, de este modo los residuos podrían ser valorizados. Estas acciones también pueden ser replicadas desde los lugares de trabajo a través del uso de luces más eficientes con el consumo energético, válvulas de presión que reducen el consumo de agua y ahorro de papel.
“Hace diez años, cuando se hablaba de sostenibilidad se encontraban barreras como los costos o la variable de retorno económico. Hoy con todos los incentivos que hay y las dinámicas de mercado, la principal barrera que encontramos es la falta de voluntad en las personas y empresas. Lo primero que hay que hacer es generar conciencia y lo segundo es tener voluntad para movilizarse y buscar alternativas. Cuando hay voluntad hay muchos beneficios sociales, por ejemplo, cuando se incluyen a los recicladores en los procesos de recolección de residuos se empiezan a combinar temas sociales y ambientales porque ellos están devengando ingresos para mantener a sus familias a través de un trabajo que contribuye al medio ambiente”, asegura Piza.
Pequeñas acciones como ser voluntario de entidades que le permitan mejorar la calidad de vida a una comunidad o el uso de productos o materiales que son elaborados de manera responsable tienen mejores características y van directamente a los tres componentes de la sostenibilidad: económico, social y ambiental. Por ejemplo, SiembraViva es una empresa que lleva los alimentos orgánicos de la huerta de pequeños productores a la mesa, su idea de negocio dignifica el campo y a los campesinos enseñándoles a elaborar mejores productos y eliminando la cadena de intermediarios para que ellos puedan ganar lo justo. Así, además de contribuir al ambiente, impactan socialmente a una comunidad y económicamente les dan mayores oportunidades de desarrollo.
Cuando el cliente se preocupa por consumir un producto que tiene todo en regla y sus niveles de contaminación son reducidos, empieza a contribuir directamente con el entorno y con las empresas que actúan de manera responsable. Proteger los ecosistemas, sembrar árboles, reducir el consumo y reutilizar reducen el uso de materiales que provienen de la naturaleza. La sostenibilidad es de todos y está en todo.