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Que el mundo esté inundado de plástico ya no es sorpresa alguna. Las micropartículas, los diminutos pedacitos de plástico que quedan cuando este material se descompone, se han encontrado en varios lados: en el intestino humano, en la sal que comemos, en los insectos y hasta en el fondo oceánico. (Lea acá: Encontraron micro plásticos en el intestino humano)
No es extraño que, ante este escenario, sean varias las iniciativas gubernamentales, de empresas privadas y ONGs que buscan reducir el uso de plástico o encontrar innovadoras formas para reciclarlo y reutilizarlo. Razón por la que esta semana Postobón, Enka y Ekored, tres empresas que hacen parte del ciclo de las botellas de plástico en Colombia, se reunieron para mostrar cómo están haciendo frente a uno de los problemas ambientales que más afecta a Colombia.
Jaime Moncada, director del Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (CECODES), empezó por explicar que existen unas metas claras de reciclaje en Colombia y que hacen parte de la ruta que debe seguir el país para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el 2013. El Conpes 3978 de 2018 estableció que si la tasa de reciclaje y reutilización de residuos sólidos era de 7.2% para el 2012, en el 2018 debería estar en el 10% y alcanzar el 17.9% para el 2030”.
Unas cifras que, ciertamente, son tímidas para enfrentar el desafío de los plásticos en el país, pero en las que las botellas de plástico, creadas con tereftalato de polietileno o PET, tienen un papel fundamental. (Lea también: ¿Cuántos kilos de plástico se consumen en Colombia?)
Jorge López de Mesa, vicepresidente de Enka, una empresa colombiana que usa el plástico para crear nuevos productos, desmitificó una idea generalizada. El PET, así como las botellas de plástico que se utilizan para el agua y las bebidas gaseosas, pueden ser recicladas infinitamente. Tras un proceso de reconversión las botellas sirven para crear hilos industriales, filamentos textiles y resinas. En otras palabras, cuando la botella que compramos en la tienda se dispone bien y no se convierte en basura, se puede convertir en una nueva botella, en ropa deportiva, en peluches, o en material para rellenar los colchones.
Enka, una de las empresas que hace estas “trasformaciones” en Colombia tiene su planta solo una planta en el país, en Medellín, pero recibe las botellas de plástico de varias partes del mundo. Lo malo, es que lo que les llega no es suficiente. “Si a nosotros nos llegan 3 millones de botellas diarias, 9 millones más van a la basura y se desperdician”, explica.
Es más, las botellas que tienen el etiquetado EKO PET, y que son hechas en un 53% con plástico reciclado, podrían hacerse 100% con botellas ya usadas, pero a la empresa no le llega el suficiente volumen, por lo que la mitad de la botella, infortunadamente, se hace con plástico “virgen”.
“Lo que hacemos en Enka equivale al ahorro de la energía de 295,000 hogares (o a que todo Barranquilla esté apagado, o es como si quitáramos 11.000 vehículos de las calles”, cuenta.
Pero teniendo estas alterativas, entonces, ¿por qué no se recicla? Para Martha Falla, directora de Sostenibilidad de Postobón, las razones son varias. En la mayoría de municipios del país las rutas no son selectivas. Es decir, no hay servicio público encargado de recoger los residuos sólidos separados, así el Ministerio de Ambiente y de Vivienda lo exijan. A esto se suma una falta de cultura ciudadana, precariedad tecnológica y falta de regulación. “Actualmente existe una norma que les exige a las industrias, como Postobón, a hacerse cargo de los envases, pero la meta es baja: del 10% para el 2020”.
¿Cómo se reciclan las botellas en Colombia?
El proceso de reciclaje, después de todo es sencillo. Esto lo explica German Vanegas, de Ekored, una empresa que se encarga del abastecimiento y comercialización del reciclaje.
Con el decreto 596 de 2016, que permitió la formalización de los recicladores, se crearon cooperativas. Así, cada reciclador va por cierta ruta recolectando el material reciclado y lo lleva a una de las bodegas que hay en el país – en Bogotá hay casi 166. Ahí se van sumando y, en el caso de Ekored, se llevan a unas plantas de acopio donde son separadas por color o por el uso que se les puede dar. Por ejemplo, las que contenían aceite deben ser separadas ya que este plástico no puede reutilizarse para hacer botellas de agua, ya que el aceite puede quedar en las partículas del plástico y no lo hace ideal para que contenga agua. Sin embargo, sí se puede usar para hacer nylon o resinas.
Una vez se hace esta selección las botellas son aplanadas por una gigante maquina y arregladas en cubos. Así son transportadas y vendidas a Enka que las tritura y divide por tipo de plástico, pues el que se usa para la tapa y el etiquetado no es PET sino PoliPropileno, que irá a convertirse en productos como alcantarillas, canastas o hilos. (Le puede interesar: Buscan prohibir los plásticos de un solo uso en Colombia)
El PET, en cambio, vuelve a transformarse en botellas que son vendidas a empresas como Postobón y Coca Cola. Y el ciclo vuelve a empezar.