Fenómeno de El Niño en Colombia: así se vive a más de 40 °C
Jerusalén es un municipio de Cundinamarca que rompió su propio récord de temperatura para el primer mes del año el pasado miércoles. Registró 40,6 °C. Visitamos este lugar que, como al menos otros 681, se encuentra en alerta por la probabilidad de que se presenten incendios.
Andrés Mauricio Díaz Páez
El pasado miércoles 24 de enero el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) informó que en Jerusalén, Cundinamarca, se registró una temperatura de 40,6 °C, la máxima hasta ahora para un mes de enero en ese municipio.
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El pasado miércoles 24 de enero el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) informó que en Jerusalén, Cundinamarca, se registró una temperatura de 40,6 °C, la máxima hasta ahora para un mes de enero en ese municipio.
La noticia se difundió rápidamente y los pocos pobladores del casco urbano, apenas 1.135, según cifras del DANE, vieron llegar a varios medios de comunicación, como El Espectador, para conocer de primera mano cómo es vivir en uno de los municipios más calientes del país. “Supieron de Jerusalén por el calor”, dice Manuel Antonio Díaz, quien nació hace 74 años en la zona rural del municipio. (Le puede interesar: Fenómeno de El Niño: Gobierno activa plan estratégico para la Amazonia)
En el camino hay que cruzar una de las zonas turísticas más transitadas cerca de Bogotá: Tocaima, Anapoima y Mesa de Yeguas. Por la carretera es usual ver balnearios, condominios campestres y clubes vacacionales en los que abunda la comida y, sobre todo, el agua de grandes piscinas, toboganes y otras atracciones.
El parque de Jerusalén, que fue remodelado hace cuatro años, está rodeado por un supermercado que sirve como punto de encuentro, una panadería y un bar, además de lo usual: Alcaldía, iglesia y estación de Policía. El único restaurante que hay en el parque está cerrado, pues su dueña está de viaje. Por lo demás, la zona urbana de Jerusalén tiene apenas cuatro cuadras, tanto de ancho como de largo, y está rodeado por montañas hacia donde se mire.
Para quienes viven allí, sin embargo, pasar los 40 °C no se trata de una novedad. De hecho, el último registro más alto en un mes de enero para ese municipio había sido de 40 °C, apenas 0,6 grados por debajo de la del pasado miércoles. “Siempre sale como el pueblo más caliente del país”, asegura Díaz, como si se tratara de una competencia. (Le recomendamos: Por qué no es buena idea ir a sembrar árboles de inmediato a las áreas quemadas)
Esas temperaturas las registra una estación de monitoreo del Ideam, que se encuentra en el polideportivo del municipio y envía información en tiempo real por satélite. Además, mide el índice de rayos ultravioleta (UV), la dirección del viento y la cantidad de lluvias. Esta es una de las fuentes de información que tiene el país para emitir alertas por sequía u otros fenómenos como El Niño, que fue declarado oficialmente por el Ideam en noviembre de 2023.
En Jerusalén, por ejemplo, “hace cinco o seis meses que no llueve en serio”, más allá de lloviznas ocasionales y cortas, asevera Díaz. El “ciclo de lluvias” como lo llama Isidoro Lozano Ángel, campesino del municipio, cambió hace más siete años. Los cultivos de maíz, que eran uno de los motores de la economía campesina, se han ido abandonando poco a poco. Las semillas que siembran no alcanzan a nacer, “se pudren ahí, porque no llueve”, complementa Díaz.
Otros cultivos permanecen, como el de ahuyama, mango o melón. Pero cuando se presentan sequías por el fenómeno de El Niño necesitan mucha agua para regarlos. El problema es que en Jerusalén, según del Departamento Nacional de Planeación (DNP), el 43 % de la población no tiene acceso a acueducto para el consumo doméstico o agrícola. Esa situación se está viviendo ahora. (También puede leer: Pesca incidental de tiburones y rayas vuelve a permitirse para comunidades costeras)
“Se puede decir que la mitad de la población se encuentra afectada por el suministro de agua”, explica Marcela Villalba Contreras, alcaldesa de Jerusalén. Diariamente se está enviando un carrotanque cargado con agua potable desde el casco urbano hacia el sur del municipio, en donde se encuentran las siete veredas más afectadas, de 17 que hay en total.
El agua que usan viene del río Seco, la única fuente con la que cuenta el municipio y que es bañado por otras quebradas que nacen en municipios cercanos. Manuel Díaz cuenta que nunca ha sido un río muy grande, no obstante, sí ha disminuido su caudal considerablemente en los últimos años. En un mismo punto, recuerda Díaz, antes el nivel del agua le llegaba cerca de las rodillas, “ahora se puede pasar sin quitarse los zapatos”.
Hasta ahora no han tenido dificultades con el suministro de agua, pero el fenómeno de El Niño seguirá impactando a municipios como Jerusalén en los próximos meses: el Ideam advirtió que febrero será el mes con menos lluvias en el país durante esta temporada de sequía. Si el caudal del río Seco sigue bajando, apunta la alcaldesa Villalba, habrá racionamiento de agua y deberán pedir ayuda a Girardot y Tocaima para cumplir con el abastecimiento de la población.
Una sequía anunciada
Como Jerusalén hay otros 26 municipios en el país que el pasado miércoles rompieron sus propios récords de temperatura para enero. Capitanejo, Santander, registró una temperatura de 40,4 °C, mientras que capitales como Neiva, con 39,2 °C, o Montería, con 38,1 °C, también tuvieron registros sin precedentes en este mes.
El fenómeno de El Niño se caracteriza por hacer más intensas y prolongadas las sequías, por la disminución de las lluvias, produciendo desabastecimiento de agua, incremento en los incendios forestales, proliferación de epidemias y alteración de ecosistemas estratégicos. Esto ya había ocurrido cuatro veces en Colombia en los últimos 32 años, en 1992, 1997, 2015 y 2019. En esta ocasión venía advirtiéndose desde mayo de 2023.
El mismo día que se registraron las altas temperaturas en varios municipios, el presidente Gustavo Petro anunció que se está preparando un decreto para declarar desastre natural por los incendios y la escasez de agua causada por el fenómeno de El Niño. Además, los departamentos de Huila, Sucre, Boyacá, La Guajira y Cundinamarca declararon calamidad pública ante esta situación.
Gran parte de las afectaciones están relacionadas con los incendios forestales. Desde el inicio de El Niño y hasta el cierre de esta edición, en el país se habían reportado 360 incendios, y 278 de estos han tenido lugar en lo que va corrido de enero, afectando 17.142 hectáreas en 404 municipios.
La vulnerabilidad de muchos municipios ante estos eventos se incrementa por la falta de recursos para atenderlos. Según el Ideam, y como se muestra en el mapa que acompaña esa nota, en el país hay 681 municipios en alerta roja, en los que ya se han presentado incendios o hay una alta probabilidad de que se presenten por las altas temperaturas. De estos, 112 se encuentran en Cundinamarca, el departamento con mayor número de municipios en esta situación.
En Jerusalén, por ejemplo, no se han registrado incendios hasta el momento, pero las altas temperaturas incrementan el riesgo. Allí, como en un tercio del país, según cifras de la Procuraduría, no hay cuerpo de bomberos, por lo que deben recurrir a municipios más cercanos con este servicio para atender emergencias.
En cuanto al suministro de agua, aunque aún no se presenta riesgo de desabastecimiento en el país, el más reciente “Estudio Nacional del Agua”, publicado por el Ideam en 2023, hay 565 municipios que tienen dificultades para la distribución de este recurso cuando se presentan sequías.
Los pronósticos, además, apuntan a que El Niño se extenderá por lo menos hasta abril, llevando a algunos municipios a tomar acciones de la mano de las corporaciones ambientales regionales para prevenir el desabastecimiento.
Así usan el sol en Jerusalén
Este jueves, dos días después de conocerse el nuevo récord de temperatura, Marcela Villalba, alcaldesa de Jerusalén, por medio de un anuncio oficial hizo un llamado a la población del municipio para prevenir el desabastecimiento de agua y los incendios. Una de las medidas es no hacer quemas en zonas de cultivo, algo que suelen hacer algunos campesinos para preparar el terreno antes de sembrar las semillas. También pidió hacer un uso racional del agua, evitando desperdicios y consumos desproporcionados, como en el lavado de carros o fachadas de viviendas. “Necesitamos que por favor nos ayuden a ahorrar agua para que no nos toque llegar hasta esos extremos de empezar a racionarla”, apunta la alcaldesa.
Medidas similares se han anunciado a nivel nacional para hacer frente al riesgo que genera el aumento de temperaturas y la falta de lluvias. Ante un evento así, dice Cristina Mojica, técnica en saneamiento ambiental y habitante de Jerusalén hace 16 años, es necesario “que la comunidad sea consciente de que tenemos que aprovechar los recursos de manera eficiente para no agotarlos”.
Hace varios años, cuenta Mojica, se empezó a trabajar con la Corporación Autónoma Regional y con la Gobernación de Cundinamarca para certificar a Jerusalén como “municipio ecosostenible”. La premisa del proyecto es que, siendo un municipio con temperaturas tan altas, podrían encontrar una manera de aprovechar ese recurso.
En 2018 se instalaron paneles solares en el techo del Colegio Nacionalizado, el único del municipio, para su funcionamiento. También se hizo una perforación para dar con un pozo de agua subterránea que serviría como respaldo ante un escenario de escasez. En total, asegura Mojica, quien trabajó con la Alcaldía durante esos años, se perforaron 260 metros y se puso una bomba para sacar el agua a la superficie a 100 metros de profundidad. El sistema, que requiere energía para entrar en funcionamiento, opera con paneles solares.
Aunque puede parecer que las altas temperaturas son un beneficio para estos proyectos, no es así. De hecho, los paneles solares tienen una mayor eficiencia energética cuando se encuentran en zonas de clima templado o cuando hay días nublados. Un aumento extremo en la temperatura, incluso, podría dañarlos.Camino a hacer una demostración del funcionamiento del pozo, Mojica advierte que el sistema podría no funcionar, pues cuando las temperaturas son muy elevadas, no enciende para evitar un daño. Eso, en un día tan caluroso como el pasado miércoles, podría poner en riesgo el respaldo de agua del municipio.
Ante un escenario así, lo que le queda a la administración municipal es pedir ayuda a la Gobernación de Cundinamarca para garantizar el suministro de agua a la población y, como dice Manuel Díaz, “esperar a que por fin llueva”.