(Opinión) Transición energética de Colombia: tres oportunidades que tendrá Petro
En esta columna de opinión las organizaciones Transforma y el Overseas Development Institute (ODI) explican cómo la elección de Gustavo Petro como próximo presidente de Colombia podrá ser una transformación para la energía limpia del país.
Equipo energía de Transforma y ODI
El presidente Petro llega al poder con una agenda ambiciosa sobre el cambio climático, que se basa en los objetivos y compromisos que Colombia ya había adquirido. ¨Esto implica que la siguiente administración tiene una gran oportunidad para que el gobierno aborde un obstáculo importante en una ruta clara de transición energética: los subsidios a los combustibles fósiles.
El camino actual de Colombia para alcanzar su objetivo de reducción de gases de efecto invernadero (GEI), según lo establecido en su Contribución Determinada a nivel Nacional (NDC) y presentada ante la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, depende en gran medida de la reducción de emisiones en los sectores de silvicultura y uso de la tierra (AFOLU). Sin embargo, el país continúa dependiendo del consumo de combustibles fósiles para sus necesidades de energía; con el petróleo, el gas natural y el carbón representando 43 %, 17 % y 7 % de la combinación energética respectivamente, además de ser un importante exportador de estas materias primas.
La transición energética global de los combustibles fósiles a las energías renovables, especialmente después de la pandemia del covid-19, ha provocado volatilidad de precios e incertidumbre en la demanda. La reciente crisis energética global ha exacerbado esto y ha demostrado que el mundo está a merced de la inestabilidad en el precio y suministro de los combustibles fósiles.
A medida que los países trazan su camino para salir de estas múltiples y agravantes crisis, el presidente electo Petro tendrá la oportunidad de implementar planes sólidos para eliminar gradualmente los subsidios y así limitar la dependencia de los combustibles fósiles, al tiempo que diversifica la economía y se expande la capacidad instalada de fuentes de energías renovables en el país.
A continuación, exponemos tres oportunidades clave para desplegar mejor los recursos a fin de lograr una transición energética justa en Colombia, al mismo tiempo que se cumplan sus prioridades de desarrollo:
Subsidios
Los subsidios al consumo que continúan incentivando la dependencia de los combustibles fósiles, especialmente en los sectores de la energía y el transporte, deben eliminarse de manera oportuna y socialmente justa. (Le puede interesar: Eliminar subsidio a combustibles fósiles reduciría emisiones hasta en 10% para 2030)
Según un informe publicado por ODI, con insumos de una investigación hecha por Transforma, el gobierno colombiano otorgó al menos 5,6 billones de pesos (alrededor de 1.700 millones USD) en subsidios a la producción y consumo de combustibles fósiles en 2019, destinando alrededor del 60% de estos al petróleo. La mayor cantidad de subsidios son para el consumo de este combustible en el sector transporte.
Los subsidios para el consumo de combustibles fósiles, aunque son un apoyo esencial para los más vulnerables, a menudo benefician de manera desproporcionada a las personas que no los necesitan y que tienen niveles más altos de consumo de energía.
Estos subsidios también crean ineficiencias y reducen los incentivos para cambiar a alternativas más limpias. De acuerdo con la Misión de Transformación Energética desarrollada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado en 2020, alrededor del 90% de los usuarios de electricidad y el 60% de los usuarios de gas son beneficiarios de subsidios, mientras que en 2021, según el DANE, el 39,3% de la población se consideraba bajo línea de pobreza. Por tanto, dichos subsidios pueden reenfocarse y dirigirse a personas que se encuentran en situación de pobreza monetaria y pobreza multidimensional.
Los recursos se pueden utilizar mejor para respaldar la instalación de medidas de eficiencia y alternativas de energía limpia para los hogares que califiquen, y potencialmente para generar un superávit económico a través del esquema actual de subsidio cruzado.
El gobierno tiene la oportunidad de implementar planes para eliminar gradualmente los subsidios, asegurándose de que los segmentos vulnerables de la población estén bien respaldados, incluso para el acceso y la adopción de alternativas de energía limpia.
Medidas de apoyo a la producción de combustibles fósiles
Las medidas de apoyo a la producción de combustibles fósiles deben eliminarse de acuerdo con los objetivos climáticos para así evitar el riesgo de activos y empleos varados, en el mediano plazo.
El gobierno colombiano actualmente brinda apoyos significativos hacia la exploración y extracción de combustibles fósiles, que se traducen en exenciones y devoluciones de impuestos, servicios de seguridad proporcionados por el Estado y procedimientos especiales de licencias a proyectos considerados como “estratégicos”. Las grandes empresas de carbón, petróleo y gas en Colombia, incluida la mayoritariamente estatal Ecopetrol, que es responsable de más del 60% de la producción de combustibles fósiles del país, continúan siendo las beneficiarias de estos apoyos.
El gobierno entrante debe tener en cuenta que invertir en nueva infraestructura de petróleo y gas aumenta la exposición del país a los riesgos de la transición, a través de la construcción de activos que probablemente no sean rentables y queden varados en los años venideros. El gas no puede considerarse un combustible de transición a mediano o largo plazo debido a las emisiones de GEI asociadas a esta tecnología. Además, las reservas de gas de Colombia están disminuyendo y el país no puede contar con un combustible que no va a estar disponible en, aproximadamente, ocho años como prevé el Ministerio de Minas y Energía, y así quedar expuesto a la volatilidad de los precios del mercado. (Lea también: Gas como energía de transición, ¿una trampa para impulsar el “fracking”?)
Desarrollo económico verde y diversificación económica
Los recursos disponibles a través de la reforma de los subsidios deben canalizarse hacia el desarrollo económico verde y la diversificación, ayudando a crear empleos de mejor calidad y más sostenibles a largo plazo.
Esto asegurará que la nueva fuerza laboral esté capacitada en las industrias del futuro y no en las del pasado, por ejemplo, la oportunidad de fomentar una nueva generación de expertos en energías renovables como el hidrógeno. Los recursos liberados de la reforma de los subsidios a los combustibles también pueden respaldar otros objetivos clave del gobierno, como inversiones en atención médica, educación o la implementación del proceso de paz.
Finalmente, los recursos deben usarse para apoyar a las regiones, los trabajadores y los medios de subsistencia que serán afectados por la salida del sector de hidrocarburos, y garantizar una transición inclusiva que amplifique las voces y aborde las necesidades de las diversas partes interesadas. (Le puede interesar: Una gran minera en Cesar renuncia a sus títulos. Inicia un gran debate)
Colombia enfrenta inmensas decisiones y una importante transición por delante, tal como lo establece en su ambiciosa NDC. Con el impulso del gobierno y todos los actores interesados, así como las palancas políticas clave, el presidente Petro y su nuevo gobierno pueden aprovechar la oportunidad de obtener beneficios socioeconómicos de amplio alcance de un futuro compatible con el clima.
El presidente Petro llega al poder con una agenda ambiciosa sobre el cambio climático, que se basa en los objetivos y compromisos que Colombia ya había adquirido. ¨Esto implica que la siguiente administración tiene una gran oportunidad para que el gobierno aborde un obstáculo importante en una ruta clara de transición energética: los subsidios a los combustibles fósiles.
El camino actual de Colombia para alcanzar su objetivo de reducción de gases de efecto invernadero (GEI), según lo establecido en su Contribución Determinada a nivel Nacional (NDC) y presentada ante la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, depende en gran medida de la reducción de emisiones en los sectores de silvicultura y uso de la tierra (AFOLU). Sin embargo, el país continúa dependiendo del consumo de combustibles fósiles para sus necesidades de energía; con el petróleo, el gas natural y el carbón representando 43 %, 17 % y 7 % de la combinación energética respectivamente, además de ser un importante exportador de estas materias primas.
La transición energética global de los combustibles fósiles a las energías renovables, especialmente después de la pandemia del covid-19, ha provocado volatilidad de precios e incertidumbre en la demanda. La reciente crisis energética global ha exacerbado esto y ha demostrado que el mundo está a merced de la inestabilidad en el precio y suministro de los combustibles fósiles.
A medida que los países trazan su camino para salir de estas múltiples y agravantes crisis, el presidente electo Petro tendrá la oportunidad de implementar planes sólidos para eliminar gradualmente los subsidios y así limitar la dependencia de los combustibles fósiles, al tiempo que diversifica la economía y se expande la capacidad instalada de fuentes de energías renovables en el país.
A continuación, exponemos tres oportunidades clave para desplegar mejor los recursos a fin de lograr una transición energética justa en Colombia, al mismo tiempo que se cumplan sus prioridades de desarrollo:
Subsidios
Los subsidios al consumo que continúan incentivando la dependencia de los combustibles fósiles, especialmente en los sectores de la energía y el transporte, deben eliminarse de manera oportuna y socialmente justa. (Le puede interesar: Eliminar subsidio a combustibles fósiles reduciría emisiones hasta en 10% para 2030)
Según un informe publicado por ODI, con insumos de una investigación hecha por Transforma, el gobierno colombiano otorgó al menos 5,6 billones de pesos (alrededor de 1.700 millones USD) en subsidios a la producción y consumo de combustibles fósiles en 2019, destinando alrededor del 60% de estos al petróleo. La mayor cantidad de subsidios son para el consumo de este combustible en el sector transporte.
Los subsidios para el consumo de combustibles fósiles, aunque son un apoyo esencial para los más vulnerables, a menudo benefician de manera desproporcionada a las personas que no los necesitan y que tienen niveles más altos de consumo de energía.
Estos subsidios también crean ineficiencias y reducen los incentivos para cambiar a alternativas más limpias. De acuerdo con la Misión de Transformación Energética desarrollada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado en 2020, alrededor del 90% de los usuarios de electricidad y el 60% de los usuarios de gas son beneficiarios de subsidios, mientras que en 2021, según el DANE, el 39,3% de la población se consideraba bajo línea de pobreza. Por tanto, dichos subsidios pueden reenfocarse y dirigirse a personas que se encuentran en situación de pobreza monetaria y pobreza multidimensional.
Los recursos se pueden utilizar mejor para respaldar la instalación de medidas de eficiencia y alternativas de energía limpia para los hogares que califiquen, y potencialmente para generar un superávit económico a través del esquema actual de subsidio cruzado.
El gobierno tiene la oportunidad de implementar planes para eliminar gradualmente los subsidios, asegurándose de que los segmentos vulnerables de la población estén bien respaldados, incluso para el acceso y la adopción de alternativas de energía limpia.
Medidas de apoyo a la producción de combustibles fósiles
Las medidas de apoyo a la producción de combustibles fósiles deben eliminarse de acuerdo con los objetivos climáticos para así evitar el riesgo de activos y empleos varados, en el mediano plazo.
El gobierno colombiano actualmente brinda apoyos significativos hacia la exploración y extracción de combustibles fósiles, que se traducen en exenciones y devoluciones de impuestos, servicios de seguridad proporcionados por el Estado y procedimientos especiales de licencias a proyectos considerados como “estratégicos”. Las grandes empresas de carbón, petróleo y gas en Colombia, incluida la mayoritariamente estatal Ecopetrol, que es responsable de más del 60% de la producción de combustibles fósiles del país, continúan siendo las beneficiarias de estos apoyos.
El gobierno entrante debe tener en cuenta que invertir en nueva infraestructura de petróleo y gas aumenta la exposición del país a los riesgos de la transición, a través de la construcción de activos que probablemente no sean rentables y queden varados en los años venideros. El gas no puede considerarse un combustible de transición a mediano o largo plazo debido a las emisiones de GEI asociadas a esta tecnología. Además, las reservas de gas de Colombia están disminuyendo y el país no puede contar con un combustible que no va a estar disponible en, aproximadamente, ocho años como prevé el Ministerio de Minas y Energía, y así quedar expuesto a la volatilidad de los precios del mercado. (Lea también: Gas como energía de transición, ¿una trampa para impulsar el “fracking”?)
Desarrollo económico verde y diversificación económica
Los recursos disponibles a través de la reforma de los subsidios deben canalizarse hacia el desarrollo económico verde y la diversificación, ayudando a crear empleos de mejor calidad y más sostenibles a largo plazo.
Esto asegurará que la nueva fuerza laboral esté capacitada en las industrias del futuro y no en las del pasado, por ejemplo, la oportunidad de fomentar una nueva generación de expertos en energías renovables como el hidrógeno. Los recursos liberados de la reforma de los subsidios a los combustibles también pueden respaldar otros objetivos clave del gobierno, como inversiones en atención médica, educación o la implementación del proceso de paz.
Finalmente, los recursos deben usarse para apoyar a las regiones, los trabajadores y los medios de subsistencia que serán afectados por la salida del sector de hidrocarburos, y garantizar una transición inclusiva que amplifique las voces y aborde las necesidades de las diversas partes interesadas. (Le puede interesar: Una gran minera en Cesar renuncia a sus títulos. Inicia un gran debate)
Colombia enfrenta inmensas decisiones y una importante transición por delante, tal como lo establece en su ambiciosa NDC. Con el impulso del gobierno y todos los actores interesados, así como las palancas políticas clave, el presidente Petro y su nuevo gobierno pueden aprovechar la oportunidad de obtener beneficios socioeconómicos de amplio alcance de un futuro compatible con el clima.