Transición energética: ¿qué sabemos entre tantos mensajes confusos?
Hasta ahora solo un documento oficial da pistas sobre la transición energética “justa” que llevará a cabo el Gobierno. Este dice que se hará de una forma gradual, garantizando la estabilidad económica del país. ¿Cómo se podrá hacer?
María Camila Bonilla
Hace algunos días la primera tendencia en Twitter de Colombia fue el numeral TransiciónEnergéticaEs. Allí, políticos, académicos e internautas compartieron sus opiniones sobre lo que implica el proceso de transición energética y el futuro de los contratos de exploración y explotación de gas y petróleo en el país. El debate se originó luego de las declaraciones que hizo la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, durante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, que se realizó entre el 16 y el 20 de enero.
“Decidimos que no vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y petróleo. Eso ha sido por supuesto muy polémico a nivel nacional, pero para nosotros eso es una señal clara de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático”, aseguró Vélez durante su intervención.
Las críticas no se hicieron esperar. Manuel Rodríguez Becerra, reconocido ambientalista y el primer ministro de Ambiente de Colombia, indicó en su cuenta de Twitter que “prohibir en Colombia las nuevas exploraciones de gas y petróleo es un absurdo”. “Si Colombia deja de exportar combustibles fósiles en esta década entra en crisis económica y pierde una oportunidad. El mundo continuará con un consumo sustantivo de combustibles fósiles en las dos próximas décadas”, agregó en otra publicación. (También puede leer: El plan para que más de 1,5 millones de hogares colombianos dejen de cocinar con leña)
Tal vez lo que generó más malestar es que, solo tres días después de su intervención en Davos, la ministra Vélez se contradijo en Twitter al asegurar que “no hemos hablado de acabar con contratos de exploración y explotación de petróleo y gas, pero Colombia se encamina a la transición hacia producción de energías limpias”.
La ambivalencia y aparente contradicción entre los mensajes sobre la transición energética que propone el gobierno Petro no son nuevas. A inicios de octubre del año pasado, la misma Vélez ya había dicho que no se firmarían nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, pero, días después, José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, aclaró que esa decisión no estaba tomada
La preocupación de muchos es que tomar esta decisión implicaría desconocer la realidad económica del país, pues la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) estima que cerca del 40 % de las exportaciones del país dependen de combustibles fósiles, como el petróleo y el gas. En palabras del expresidente Iván Duque, dejar de explorarlos significaría “una especie de suicidio económico”.
Después del último anuncio de la ministra de Minas, el presidente Petro aseguró que uno de los propósitos de la visita al Foro Económico era discutir la sustitución de la matriz de exportación colombiana. “El turismo y la exportación de economías limpias podrían llenar, en un corto plazo, los vacíos que dejaría la economía fósil”, anotó. (Le puede interesar: Las recomendaciones de la exdirectora de Greenpeace para la transición energética en Colombia)
Más allá de estos anuncios sueltos que se han realizado en las últimas semanas, ¿qué es lo que realmente sabemos sobre la transición energética que propone el gobierno Petro?
Los principios de la transición energética del gobierno Petro
Hasta el momento solo hay un documento oficial que da algunas pistas sobre lo que se refiere el Gobierno cuando habla de transición energética y cómo quiere llegar allá. Este texto, llamado “Diálogo social para definir la hoja de ruta de la transición energética justa en Colombia” es bastante general, pero señala los principios del proceso que quiere adelantar el Gobierno.
El documento oficial con la hoja de ruta para la transición energética será publicado el 10 de mayo de 2023, dijo la ministra Vélez el año pasado. En este se definirá, concretamente, cuándo, con qué recursos y cómo se “alcanzará” la transición energética en el país.
Pero, ¿qué conocemos hasta ahora de este tema? El Gobierno quiere llevar a cabo una transición energética “justa”, basada en los principios de equidad, gradualidad, soberanía y confiabilidad, participación social vinculante y basarse en un conocimiento intensivo. Tal vez el más pertinente para la discusión reciente en redes es el segundo.
Con esto, el documento se refiere a que “la transición debe llevarse a cabo mediante la sustitución gradual de las fuentes de energía fósil por fuentes de energía renovable, garantizando la soberanía y la confiabilidad energética y la estabilidad económica del país”. (Puede leer: Transformar la ganadería, la tarea de Colombia para reducir las emisiones de metano)
Asegurar una transición productiva es, después de todo, uno de los pilares de una transición energética justa, explicó hace unos meses a El Espectador Jéssica Arias, ingeniera química y PhD en transición energética de Transforma.
“En los casos de departamentos carboníferos, por ejemplo, es necesario tener un enfoque justo, porque hay que empezar a preparar la economía de esas comunidades para que, cuando llegue esa fecha límite en donde no se va a extraer más carbón, tengan diseñado un plan económico que diga a qué actividades se van a dedicar, la población esté formada y capacitada para dedicarse a esas actividades y se pueda diversificar la economía”, indicó.
La propuesta del Gobierno es que el turismo y la exportación de energías limpias lideren la transición productiva en el país. El Ministerio de Minas y Energía, por su parte, anunció que abordará el tema de la cualificación laboral de los trabajadores asociados al sector minero-energético y la transición productiva en diálogos regionales que ha llevado a cabo durante los últimos tres meses.
Sin embargo, hacer esta transición productiva todavía tiene grandes interrogantes sobre las acciones que debe realizar el Gobierno para que sea posible. Por ejemplo, Mauricio Cabrera, geólogo y asesor en relaciones de gobierno de WWF, con experiencia en temas minero-energéticos, indicó hace un tiempo que “se esperaría que haya una inversión importante en el sector turismo, así como en la agricultura, que podría ser una alternativa importante en nuestro país. Hay que fortalecer estas líneas productivas, para salir de la trampa de depender únicamente del petróleo o carbón”. (Le recomendamos: El cemento también es responsable del cambio climático, ¿podremos sustituirlo?)
Aún no sabe, por ejemplo, cómo plantearía Colombia hacer una exportación de economías limpias ni a partir de qué momento. Lo que sí es claro es que la transición energética requerirá poner una “fecha de cierre” a la exploración y explotación de hidrocarburos, señala Jonathan Sánchez, ingeniero químico y especialista sectorial y corporativo en cambio climático y biodiversidad de WWF.
“La Agencia Internacional de Energía (AIE, por su sigla en inglés) indica que para que el planeta realmente tenga una oportunidad de no superar los 1,5° C para final del siglo, se debería ya limitar la explotación y exploración de hidrocarburos. Y esa no es una fecha que dé ni el presidente Petro ni la ministra Vélez”, explica Sánchez.
Sin embargo, agrega, para que una transición energética sea justa “se necesitan los combustibles fósiles en un país como Colombia, que todavía sigue siendo débil en materia tributaria, industrial y de avances socioeconómicos”.
La gran pregunta que falta dentro del contexto nacional, entonces, es cuándo serían las fechas de cierre para los hidrocarburos en el país. Esa respuesta, en teoría, debería estar consignada en la hoja de ruta que publicará el Gobierno el 10 de mayo de este año.
Sánchez resalta que, aunque el país no puede acabar completamente con el petróleo o gas ahora, “tampoco podemos pensar que, en algún momento, alguien más no cerrará la llave de las exportaciones”. A lo que se refiere es que, por ejemplo, “si eventualmente Estados Unidos, el principal comprador del petróleo de Colombia, decide transformar su flota terrestre a eléctrica, Colombia ya no tendrá en dónde vender una parte de su volumen de ese combustible”. (Le puede interesar: Gobierno Petro quiere impulsar un “pacto nacional” por la transición energética)
Otro punto importante que resaltó Carlos Adrián Correa, quien ahora es director de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) a El Espectador hace unos meses, es que “la producción de un barril de petróleo en el país es mucho mayor que en países de Oriente Medio, por ejemplo”.
“Cuando el mundo empiece a demandar menos petróleo, los primeros que van a salir son los menos competitivos, como el nuestro”, agrega. Señala Sánchez además que, ante esa eventual realidad global, de menos demanda de hidrocarburos, sobrevivirán los países que puedan sacar petróleo a un menor costo, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Qatar.
La solución para Colombia, entonces, es empezar a diversificar la matriz de exportación y reindustrializar el país, opina Sánchez. Las empresas de hidrocarburos se deberán transformar para orientar sus actividades a la producción de energías limpias, añade. Y, por último, indica que uno de los mensajes relevantes a nivel nacional es que “se debe pensar global y actuar localmente. La transición energética se debe hacer a la manera de Colombia, con los plazos que tengan en cuenta la realidad del país”.
Hace algunos días la primera tendencia en Twitter de Colombia fue el numeral TransiciónEnergéticaEs. Allí, políticos, académicos e internautas compartieron sus opiniones sobre lo que implica el proceso de transición energética y el futuro de los contratos de exploración y explotación de gas y petróleo en el país. El debate se originó luego de las declaraciones que hizo la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, durante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, que se realizó entre el 16 y el 20 de enero.
“Decidimos que no vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y petróleo. Eso ha sido por supuesto muy polémico a nivel nacional, pero para nosotros eso es una señal clara de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático”, aseguró Vélez durante su intervención.
Las críticas no se hicieron esperar. Manuel Rodríguez Becerra, reconocido ambientalista y el primer ministro de Ambiente de Colombia, indicó en su cuenta de Twitter que “prohibir en Colombia las nuevas exploraciones de gas y petróleo es un absurdo”. “Si Colombia deja de exportar combustibles fósiles en esta década entra en crisis económica y pierde una oportunidad. El mundo continuará con un consumo sustantivo de combustibles fósiles en las dos próximas décadas”, agregó en otra publicación. (También puede leer: El plan para que más de 1,5 millones de hogares colombianos dejen de cocinar con leña)
Tal vez lo que generó más malestar es que, solo tres días después de su intervención en Davos, la ministra Vélez se contradijo en Twitter al asegurar que “no hemos hablado de acabar con contratos de exploración y explotación de petróleo y gas, pero Colombia se encamina a la transición hacia producción de energías limpias”.
La ambivalencia y aparente contradicción entre los mensajes sobre la transición energética que propone el gobierno Petro no son nuevas. A inicios de octubre del año pasado, la misma Vélez ya había dicho que no se firmarían nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, pero, días después, José Antonio Ocampo, ministro de Hacienda, aclaró que esa decisión no estaba tomada
La preocupación de muchos es que tomar esta decisión implicaría desconocer la realidad económica del país, pues la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP) estima que cerca del 40 % de las exportaciones del país dependen de combustibles fósiles, como el petróleo y el gas. En palabras del expresidente Iván Duque, dejar de explorarlos significaría “una especie de suicidio económico”.
Después del último anuncio de la ministra de Minas, el presidente Petro aseguró que uno de los propósitos de la visita al Foro Económico era discutir la sustitución de la matriz de exportación colombiana. “El turismo y la exportación de economías limpias podrían llenar, en un corto plazo, los vacíos que dejaría la economía fósil”, anotó. (Le puede interesar: Las recomendaciones de la exdirectora de Greenpeace para la transición energética en Colombia)
Más allá de estos anuncios sueltos que se han realizado en las últimas semanas, ¿qué es lo que realmente sabemos sobre la transición energética que propone el gobierno Petro?
Los principios de la transición energética del gobierno Petro
Hasta el momento solo hay un documento oficial que da algunas pistas sobre lo que se refiere el Gobierno cuando habla de transición energética y cómo quiere llegar allá. Este texto, llamado “Diálogo social para definir la hoja de ruta de la transición energética justa en Colombia” es bastante general, pero señala los principios del proceso que quiere adelantar el Gobierno.
El documento oficial con la hoja de ruta para la transición energética será publicado el 10 de mayo de 2023, dijo la ministra Vélez el año pasado. En este se definirá, concretamente, cuándo, con qué recursos y cómo se “alcanzará” la transición energética en el país.
Pero, ¿qué conocemos hasta ahora de este tema? El Gobierno quiere llevar a cabo una transición energética “justa”, basada en los principios de equidad, gradualidad, soberanía y confiabilidad, participación social vinculante y basarse en un conocimiento intensivo. Tal vez el más pertinente para la discusión reciente en redes es el segundo.
Con esto, el documento se refiere a que “la transición debe llevarse a cabo mediante la sustitución gradual de las fuentes de energía fósil por fuentes de energía renovable, garantizando la soberanía y la confiabilidad energética y la estabilidad económica del país”. (Puede leer: Transformar la ganadería, la tarea de Colombia para reducir las emisiones de metano)
Asegurar una transición productiva es, después de todo, uno de los pilares de una transición energética justa, explicó hace unos meses a El Espectador Jéssica Arias, ingeniera química y PhD en transición energética de Transforma.
“En los casos de departamentos carboníferos, por ejemplo, es necesario tener un enfoque justo, porque hay que empezar a preparar la economía de esas comunidades para que, cuando llegue esa fecha límite en donde no se va a extraer más carbón, tengan diseñado un plan económico que diga a qué actividades se van a dedicar, la población esté formada y capacitada para dedicarse a esas actividades y se pueda diversificar la economía”, indicó.
La propuesta del Gobierno es que el turismo y la exportación de energías limpias lideren la transición productiva en el país. El Ministerio de Minas y Energía, por su parte, anunció que abordará el tema de la cualificación laboral de los trabajadores asociados al sector minero-energético y la transición productiva en diálogos regionales que ha llevado a cabo durante los últimos tres meses.
Sin embargo, hacer esta transición productiva todavía tiene grandes interrogantes sobre las acciones que debe realizar el Gobierno para que sea posible. Por ejemplo, Mauricio Cabrera, geólogo y asesor en relaciones de gobierno de WWF, con experiencia en temas minero-energéticos, indicó hace un tiempo que “se esperaría que haya una inversión importante en el sector turismo, así como en la agricultura, que podría ser una alternativa importante en nuestro país. Hay que fortalecer estas líneas productivas, para salir de la trampa de depender únicamente del petróleo o carbón”. (Le recomendamos: El cemento también es responsable del cambio climático, ¿podremos sustituirlo?)
Aún no sabe, por ejemplo, cómo plantearía Colombia hacer una exportación de economías limpias ni a partir de qué momento. Lo que sí es claro es que la transición energética requerirá poner una “fecha de cierre” a la exploración y explotación de hidrocarburos, señala Jonathan Sánchez, ingeniero químico y especialista sectorial y corporativo en cambio climático y biodiversidad de WWF.
“La Agencia Internacional de Energía (AIE, por su sigla en inglés) indica que para que el planeta realmente tenga una oportunidad de no superar los 1,5° C para final del siglo, se debería ya limitar la explotación y exploración de hidrocarburos. Y esa no es una fecha que dé ni el presidente Petro ni la ministra Vélez”, explica Sánchez.
Sin embargo, agrega, para que una transición energética sea justa “se necesitan los combustibles fósiles en un país como Colombia, que todavía sigue siendo débil en materia tributaria, industrial y de avances socioeconómicos”.
La gran pregunta que falta dentro del contexto nacional, entonces, es cuándo serían las fechas de cierre para los hidrocarburos en el país. Esa respuesta, en teoría, debería estar consignada en la hoja de ruta que publicará el Gobierno el 10 de mayo de este año.
Sánchez resalta que, aunque el país no puede acabar completamente con el petróleo o gas ahora, “tampoco podemos pensar que, en algún momento, alguien más no cerrará la llave de las exportaciones”. A lo que se refiere es que, por ejemplo, “si eventualmente Estados Unidos, el principal comprador del petróleo de Colombia, decide transformar su flota terrestre a eléctrica, Colombia ya no tendrá en dónde vender una parte de su volumen de ese combustible”. (Le puede interesar: Gobierno Petro quiere impulsar un “pacto nacional” por la transición energética)
Otro punto importante que resaltó Carlos Adrián Correa, quien ahora es director de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) a El Espectador hace unos meses, es que “la producción de un barril de petróleo en el país es mucho mayor que en países de Oriente Medio, por ejemplo”.
“Cuando el mundo empiece a demandar menos petróleo, los primeros que van a salir son los menos competitivos, como el nuestro”, agrega. Señala Sánchez además que, ante esa eventual realidad global, de menos demanda de hidrocarburos, sobrevivirán los países que puedan sacar petróleo a un menor costo, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes y Qatar.
La solución para Colombia, entonces, es empezar a diversificar la matriz de exportación y reindustrializar el país, opina Sánchez. Las empresas de hidrocarburos se deberán transformar para orientar sus actividades a la producción de energías limpias, añade. Y, por último, indica que uno de los mensajes relevantes a nivel nacional es que “se debe pensar global y actuar localmente. La transición energética se debe hacer a la manera de Colombia, con los plazos que tengan en cuenta la realidad del país”.