Trasladar diez hipopótamos de Colombia a México, toda una película
En días recientes un grupo de mexicanos expresó su interés por llevarse algunos de los hipopótamos del Magdalena Medio a un santuario en ese país. Aunque sería un proceso largo y costoso (que estaría financiando una productora de Miss Universo) expertos cuestionan que sea una solución a la problemática ambiental que ha generado esta especie. También le hacen un llamado al Ministerio de Ambiente, pues a casi un año de haber sido declarada como invasora, el país todavía no cuenta con el plan de manejo para controlar su crecimiento y expansión.
María Paula Lizarazo
César Giraldo Zuluaga
La semana pasada, la Hacienda Nápoles, otrora propiedad del narcotraficante Pablo Escobar y ahora parque turístico, recibió una visita bastante particular. Se trata de los mexicanos Ernesto y Amado Zazueta, quienes, además de ser padre e hijo, son empresarios y tienen un punto en común: a ambos les gustan los animales y su conservación. (Puede leer: La historia del carbón en La Guajira)
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La semana pasada, la Hacienda Nápoles, otrora propiedad del narcotraficante Pablo Escobar y ahora parque turístico, recibió una visita bastante particular. Se trata de los mexicanos Ernesto y Amado Zazueta, quienes, además de ser padre e hijo, son empresarios y tienen un punto en común: a ambos les gustan los animales y su conservación. (Puede leer: La historia del carbón en La Guajira)
Los dos dejaron en redes sociales un registro de su viaje por Antioquia. Ernesto, quien es el presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm), una organización de la sociedad civil que reúne a este tipo de centros, aclaró el objetivo de su visita: “Estamos en el rescate de los hipopótamos de Pablo E en Colombia, están en peligro!”.
Amado, según le dijo a El Espectador, es el director de la unidad de rescate del Santuario Ostok, “un centro de rescate ubicado en Sinaloa con alrededor de 400 ejemplares”, publicó días más tarde un video en Instagram en el que aseguró que el rescate sería una tarea muy difícil “porque son 150 hipopótamos que están en peligro de que el Gobierno de Colombia los extermine”.
Una tercera publicación, esta vez de la Secretaría de Ambiente y Sostenibilidad de Antioquia, dio más luces sobre el objetivo de la visita de los Zazueta: reubicar a algunos hipopótamos en otros países. Según le confirmó a este diario David Echeverri López, coordinador del grupo Bosques y Biodiversidad de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), padre e hijo quieren llevarse 10 de los hipopótamos de Escobar para el Santuario Ostok. (Le puede interesar: ¿Qué carajos es la transición energética?)
El problema, como anticipó Amado, es que esta tarea puede llegar a ser muy difícil. Trasladar 10 hipopótamos, seguramente no será fácil: cada uno puede llegar a pesar dos toneladas. Además, hay otros factores que deben ser tenidos en cuenta. ¿Cuánto puede llegar a costar este proceso?, ¿es una buena idea llevárselos para México?, ¿cuál es el proceso para que verdaderamente estos animales lleguen hasta Sinaloa? Y, una de las inquietudes clave, ¿le sirve a Colombia?
Echeverri comienza aclarando que desde que el Ministerio de Ambiente declaró a los hipopótamos como una especie exótica invasora en marzo de 2022, Cornare ha planteado distintas alternativas de manejo, como las esterilizaciones y la reubicación de estos animales en zoológicos. De hecho, el mismo funcionario ha conversado con conservacionistas de Botsuana, China, Filipinas y Sudáfrica, para que se lleven algunos de estos animales que, como se ha descrito en varias oportunidades, tienen un gran y negativo impacto sobre la biodiversidad colombiana.
Otra de las alternativas que se han planteado desde la sociedad civil, incluye una campaña en Change.org que le pedía al gobierno protegerlos de forma “compasiva” y encontrar una solución “rentable y sostenible” para mantenerlos con vida. Incluso, desde antes de la declaratoria vienen rodeando ideas para “salvarlos”, como la creación de un santuario en el Magdalena Medio. Sin embargo, en diferentes ocasiones, expertos han manifestado que esta es una idea a la que no le ven coherencia. (También puede leer: Lo que viene para La Guajira después de 40 años de depender del carbón)
María Piedad Baptista, investigadora del Instituto Humboldt y líder del censo de hipopótamos que se realizó junto con la Universidad Nacional, le explicó a El Espectador el año pasado que los santuarios deben ser para especies nativas. Sobre todo aquellas con algún riesgo de extinción. Todo lo contrario a lo que sucede con los hipopótamos.
El problema con la reubicación, reconoce Echeverri, es que este es un proceso en el cual se enfrentan un par de barreras importantes: la cantidad de dinero que se requiere para llevarse a los hipopótamos y los trámites administrativos, tanto en Colombia como en el país de destino.
Sobre el primero, el funcionario resalta que capturar, esterilizar y transportar a estos animales, implica unos costos y logística considerables. Pero, esto ya se ha hecho en el pasado. Por ejemplo, en julio de 2022, Cornare y el Bioparque Ukumarí lograron trasladar a dos hipopótamos para Risaralda. El gran costo, en el caso de querer sacarlos del país, continua Echeverri, es el transporte aéreo que, dadas las características del avión que se requiere, podría costar un millón de dólares o casi $5.000 millones. Esto, sin contar el despliegue logístico, la cantidad de veterinarios y anestesiólogos que se necesitan, así como los guacales individuales en los que debería viajar cada animal. (Puede interesarle: Frans de Waal: “El comportamiento homosexual es bastante común en los primates”)
Un traslado de “película”
De acuerdo con Echeverri, luego de su visita, los Zazueta se fueron muy animados respecto al escenario de trabajo que sigue para llevárselos. Según conoció El Espectador, gracias a una fuente que pidió el anonimato, el dinero para lograr esta reubicación lo pondría en gran medida la productora estadounidense RPM, que dentro de su página de internet se enorgullece de producir reinados como Miss Estados Unidos, entre otros, así como de estar afiliada a la Organización Miss Universo desde hace más de 40 años. Con esta financiación, la productora buscaría hacer una serie que muestre todo el proceso de reubicación de los hipopótamos.
Aun si se reúnen los más de $ 5.000 millones que se necesitan para llevarse a los 10 hipopótamos, todavía quedan los trámites burocráticos. Uno de ellos, explica el funcionario de Cornare, es el permiso que los países deben obtener de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, más conocida por sus siglas en inglés, Cites. (Lea: Transición energética en La Guajira: de las guerras del gas a las disputas por el viento)
En pocas palabras, este acuerdo internacional, del cual Colombia hace parte, deberá revisar si ese traslado no constituye una amenaza para la supervivencia de las especies. La solicitud debe ser presentada por el Ministerio de Ambiente y, de acuerdo con Echeverri, Cornare ya le solicitó que lo hiciera. Aunque El Espectador consultó a la cartera para conocer más de este proceso, al cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.
Pero el permiso ante la Cites es solo uno de los tantos trámites necesarios. Para que finalmente los hipopótamos lleguen a México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de ese país debe avalar la entrada de los animales. Este es otro trámite que debe realizar el Ministerio colombiano y, según Echeverri, también se presentó esta solicitud.
Este es un paso muy importante, indica el funcionario, pues en el pasado han sido los ministerios quienes se han encargado de frenar los procesos de reubicación. Así sucedió hace unos años, cuando el zoológico El Pantanal, ubicado en Guayaquil (Ecuador), manifestó su intención de llevarse a un par de hipopótamos. Si bien el centro contaba con los recursos para el traslado y la cartera colombiana adelantó los permisos necesarios, el viaje de los animales no se completó, pues el ministerio ecuatoriano no dio el aval. (Puede leer: Cuatro países quieren unirse para cuidar el río Putumayo)
¿Es buena idea llevarse a 10 hipopótamos para México?
Supongamos que, tras unos meses, el santuario Ostok consigue los recursos y logran tramitarse los permisos y el traslado. Aún quedan un par de inquietudes por resolver: ¿tiene sentido llevárselos a Sinaloa? ¿Ayuda con el manejo de la especie invasora en Colombia?
La llegada de los 10 hipopótamos a Ostok podría traerle unos cuantos problemas a México si estos no se mantienen en ciertas condiciones. Horacio Paz, Ph.D en Ecología y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), señala que la zona en la que se ubica el santuario (Sinaloa) es parecida en muchos aspectos a la cuenca del Magdalena Medio. “Hay ciénagas, bastantes ríos que desembocan al mar y es un ambiente seco, estacional y tropical”, dice Paz. “Es muy parecido al ideal para los hipopótamos en África, entonces hay muchas razones para pensar que estarían bien, además, sin enemigos naturales, por lo que se darían todas las condiciones para ocasionar daños a los cuerpos de agua”, agrega. (Le puede interesar: Más allá de los hidrocarburos: los retos de la transición energética en Colombia)
Otro de los riesgos que identifica Paz es que se dé un crecimiento poblacional desmesurado, como el que se ha venido presentando en Colombia. Sin embargo, aclara Nataly Castelblanco, bióloga y Ph.D en ecología y desarrollo sustentable, los hipopótamos “sí o sí tendrían que viajar castrados quirúrgicamente, no solo para evitar que se sigan reproduciendo, sino también para el manejo conductual”. Pero, a los ojos de Paz, aunque los hipopótamos viajen esterilizados, no evitaría un escenario problemático.
De acuerdo con el ecólogo, habría que mantener a los animales en un área contenida, que sea como un semi cautiverio, sin conexión con otros cuerpos de agua, así se tendría una transformación de un área controlada —como las que hay en el manejo de un zoológico o una granja—, “lo importante es que no haya riesgo de invasión”, añade.
En este punto coincide Castelblanco. Una de las etapas críticas del proceso es asegurarse de que se cumplan ciertos lineamientos y se garantice el bienestar de los animales. Para esto, dice la bióloga, sería necesario un seguimiento de las autoridades colombianas. Pero ese seguimiento no sería tan sencillo.
Paz explica que “la mayor parte de los mamíferos grandes y exóticos (elefantes, leones, tigres, entre otros) en el país los han traído personas con mucho dinero, que tienen propiedades enormes en lugares de difícil acceso”. Si bien el país cuenta con una ley de especie exótica invasora, en regiones tan apartadas, como por ejemplo en Sinaloa, “aunque existan las leyes, no es tan fácil ejercerlas”, dice el investigador. (También puede leer: ¿Cómo escuchan las ballenas si no tienen orejas?)
Aun garantizando que los hipopótamos lleguen a condiciones controladas, todavía queda una de las principales inquietudes.
¿Reubicar diez ayudaría a aliviar el problema en Colombia?
Para Echeverri, de Cornare, la respuesta concreta es que sí. “Esto no es la solución total, pero sí estamos bajándole un nivel a la problemática y atendiendo ese crecimiento descontrolado que tienen estos animales”.
Castelblanco, quien celebra la iniciativa, tiene otra perspectiva, pues reconoce que en algo ayuda a reducir la problemática, pero aclara que esta es una medida insuficiente para limitar el crecimiento poblacional, que es uno de los grandes problemas con estos animales. De hecho, en enero de 2021, Castelblanco y otros científicos de las universidades Javeriana, Nacional, así como del Instituto de Investigación Humboldt, publicaron una investigación en la revista científica Biological Conservation en la que estimaban cuáles debían ser las medidas necesarias para abordar, de manera efectiva, el control de esta especie en el país.
Los resultados arrojaron que la estrategia de extracción solo sería efectiva si se lograban sacar del país 15 hembras y 15 machos por año, además de contemplar otras medidas como la esterilización e, incluso, la eutanasia. Este objetivo, aclara Castelbanco, es bastante ambicioso, pero igual se queda corto para la dimensión del problema. Hay que tener en cuenta que el estudio se hizo sobre la base de unas estimaciones de cuántos hipopótamos había en el país. Sin embargo, el número era mayor al esperado, según dio a conocer el censo adelantado por la Universidad Nacional y el Instituto Humboldt y publicado en febrero de 2022. (Puede interesarle: En Colombia hay más de 100 especies de aves amenazadas, pero podemos salvarlas)
Por su parte, Paz considera que diez ejemplares no son un número significativo para aliviar el asunto. “El problema fuerte es que estos animales, sin enemigos naturales, con suficiente alimento y sin conflictos fuertes con los humanos, tienen el potencial de crecer exponencialmente, que se llama ‘multiplicativo’. Para evitar que ese problema se expanda sí hay que reducir fuertemente la tasa reproductiva”. Por eso, Castelblanco agrega que no hay que quitar de la baraja de posibilidades el control letal de algunos de los hipopótamos.
Mientras el debate por estos días se ha centrado en la reubicación de los animales en México, Castelblanco hace un llamado para recordar que, a 22 días de que se cumpla un año de la declaratoria del hipopótamo como especie invasora por parte de Minambiente, el país todavía no cuenta con un plan en el que se especifiquen las medidas de prevención, control y manejo. “Entre más esperemos, más se crece el problema”, concluye la bióloga, quien agrega que, de seguir sin un plan de manejo, “llegaremos a un punto en el que no podremos hacer mucho”.