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Es usual que en las playas de Nueva Zelanda algunas ballenas queden “varadas” y no logren seguir su camino. Según datos recopilados por la agencia de noticias Associated Press (Ap), desde 1840 ha habido más de 5.000 hechos de este tipo en ese país. Muchos de ellos, infortunadamente, terminan en el fallecimiento de los cetáceos.
Sin embargo, el último “varamiento” de ballenas que se produjo en las costas neozelandesas no tuvo un final trágico. Poco más de 30 ballenas piloto (Globicephala) habían quedado atrapadas en la playa Ruakākā, cerca de la ciudad de Whangārei, en el norte del país, pero parte de la comunidad se unió para devolverlas al mar.
Según le dijo el Departamento de Conservación a AP, cientos de personas empezaron a hacer esfuerzos “increíbles” para mover a los mamíferos. “Es asombroso presenciar el genuino cuidado y compasión que la gente ha demostrado hacia estos magníficos animales”, le dijo Joel Lauterbach, vocero de esa entidad. “Esta respuesta demuestra la profunda conexión que todos compartimos con nuestro entorno marino“.
A lo que se refiere Lauterbach es a que, cuando los pobladores se percataron de que los mamíferos habían quedado atrapados en sus playas, empezaron a reunirse el fin de semana para encontrar caminos para devolverlas al océano. Poco a poco, con ayuda de veterinarios, lograron removerlas. Sin embargo, cuatro individuos murieron.
De acuerdo con medios locales, fueron alrededor de 200 personas las que salieron el domingo, entre ellas treinta veterinarios, aunque los especialistas pidieron a quienes no tenían experiencia en ese tipo de situaciones que volvieran a casa.
“Las ballenas varadas están muy estresadas y pueden ser muy peligrosas, y a menudo las personas sufren lesiones cuando no siguen los consejos”, aseguró un vocero del Proyecto Jonah, que se encarga de hacer rescate de ballenas.
Se cree que en algunos lugares de Nueva Zelanda, como la Isla Norte o la Isla Sur, tienen una geografía particular que facilita que algunos cetáceos no puedan continuar su camino. Por ejemplo, tienen con tramos de costa con playas poco profundas e inclinadas que pueden confundir a algunos animales, como el caso de las ballenas piloto.
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