Una fórmula para salvar a los páramos
Los premios más importantes de ciencia en Colombia reconocieron a un grupo de investigadores que se propuso hacer una guía para restaurar uno de los ecosistemas más valiosos que tenemos: los páramos.
Fernan Fortich
Hace unos días se entregaron unos de los premios más importantes de ciencia en el país. Otorgados por la Fundación Alejandro Ángel Escobar, creada hace más de 60 años, reconocen las mejores investigaciones. En esta ocasión, el Premio de Ciencias, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible quedó en manos de un equipo que ha sumado muchos esfuerzos por entender la complejidad de un ecosistema de gran valor: el páramo.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Hace unos días se entregaron unos de los premios más importantes de ciencia en el país. Otorgados por la Fundación Alejandro Ángel Escobar, creada hace más de 60 años, reconocen las mejores investigaciones. En esta ocasión, el Premio de Ciencias, Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible quedó en manos de un equipo que ha sumado muchos esfuerzos por entender la complejidad de un ecosistema de gran valor: el páramo.
El Grupo de Restauración Biológica de la Universidad Nacional (Greunal), como se llama formalmente, desarrolló una hoja de ruta para restaurar los páramos colombianos, que, pese a las advertencias, aún están en riesgo. Los nueve investigadores que forman el equipo sintetizaron sus análisis en un libro de más de 300 páginas titulado Bases ecológicas y sociales para la restauración de los páramos. Es una guía para restaurar y conservar las cerca de tres millones de hectáreas de páramos del país, que representan el 50 % de estos ecosistemas en el mundo. (Puede ver: Las comunidades son la base de la reforestación en Nariño)
La idea de trabajar en restaurar los páramos se le ocurrió al biólogo Orlando Vargas, editor y compilador del trabajo, luego de observar que había varios vacíos de conocimiento en ese campo. Por eso, como escriben en el documento, se propusieron “compilar una guía de los pasos a seguir para emprender el proceso de restauración en páramos e incentivar que los planes de manejo y acción incorporen este tipo de estrategias”.
“Hace tiempo empezamos a identificar diferentes dinámicas como el fuego o la ganadería que han convertido el mosaico de vida que son los páramos en prados. Y para recuperar un ecosistema hay que tener una buena experiencia de lo que existía”, cuenta Vargas, del Departamento de Biología de la U. Nacional.
Como explican los autores del estudio, la alta montaña del país es hoy un escenario de transformación en donde las principales actividades económicas son la agricultura y la ganadería. Debido a esto, se perdieron los bosques que servían de protección del páramo, que solían ser también lugares sagrados para las comunidades indígenas. (Puede ver: “No debemos dar por hecho que habrá agua siempre”)
Además, estos ecosistemas están enfrentando disturbios o eventos que ponen en riesgo la consolidación de sus flujos naturales. Según estima Vargas, antes de que hubiese actividad humana se solían registrar incendios cada 15 o 20 años, pero con la ganadería este proceso se intensificó. “La gente se acostumbró a quemar el páramo y, por eso, en este momento tenemos múltiples disturbios que se vienen entrelazando, en particular con el cambio climático. Este escenario es complicado, pues aumentan las sequías y los incendios, fenómenos que transforman toda la biosfera en un potrero”, explica.
De acuerdo con los autores de la investigación —entre los que también se encuentran Luz Marina Melgarejo, profesora del Departamento de Biología de la Unal; Sandra Milena Armero, profesora de Biología de la U. de Nariño, y Jennyfer Insuasty Torres, funcionaria del Ministerio del Medio Ambiente—, entre los principales disturbios provocados por el hombre que han puesto en aprietos a los páramos están el fuego, el pastoreo, la minería, la introducción de especies invasivas, la deforestación, la construcción de carreteras y embalses y el turismo descontrolado.
Estos factores, escriben, han provocado que los páramos ubicados en la cordillera oriental sean los más vulnerables, en particular en el altiplano cundiboyacense como el del Rabanal, Iguaque-Merchán y Guantiva-La Rusia. (Puede ver: ¡Ojo! Parque Nacional Natural Tayrona se alista para el tercer cierre del año)
Para los investigadores, a pesar de los avances en las zonas de conservación, aún hace falta implementar sistemas de vigilancia y redes de monitoreo para preservar ciertos páramos. Además, alertan que hay frailejones endémicos al borde la extinción que no están en ninguna área de conservación. “No ha habido voluntad política para implementar la Ley de Páramos. Queda la duda de a quién le corresponde: si el Ministerio del Ambiente o a las Corporaciones Autónomas”, añade Vargas.
Hacer germinar los páramos
Laura Victoria Pérez-Martínez, una de las participantes del proyecto, cuenta que el profesor Vargas la contactó porque se encontró “un vacío de información acerca de cómo germinar las especies de páramo, sus tiempos de dispersión de las semillas, tasas de supervivencia y crecimiento inicial que son vitales para planear procesos de restauración que necesitan la intervención humana debido al grado de degradación. Por esto, uno de los focos en la investigación es la propagación de especies nativas”.
Una de las estrategias que contemplaron para restaurar el páramo es la siembra directa de semillas y la revegetalización. Según los autores, esto representa un reto en un ambiente hostil con bajas temperaturas de noche, en donde se congela el agua dentro de las plantas y hay alta radiación solar durante el día. Es esencial, dicen, crear una red de viveros que produzca material vegetal diverso que supla la gran diversidad de vegetación y paisajes del páramo; es decir, no solo frailejones, sino también robustos, hierbas, pastos y bambusoides que necesitan ser propagados.
“Infortunadamente, los proyectos de investigación en restauración suelen tener poco tiempo de financiación para monitorear, lo cual impide que los procesos puedan ser seguidos a largo plazo. La unión de la comunidad de la zona a los proyectos de restauración con apoyo económico gubernamental a largo plazo puede ser una alternativa”, precisa Pérez-Martínez.
Otra propuesta de la hoja de ruta es el pago por conservación y la compra de tierras para lograr proyectos de restauración en una gran escala, y no en pequeñas zonas, como se desarrolla en el país. “Hay que darle una alternativa a la gente, frecuentemente desplazada y de bajos recursos, que está viviendo en los páramos debido a que es lo único que saben hacer. Hay que tener una alternativa para que ellos tengan calidad de vida. Lo que pensamos es que los pagos por conservación y restauración podrían funcionar”, concluye Vargas. (Puede ver: Gobierno aprueba $2.2 billones para atender fenómeno de El Niño)