Una negociación acalorada: COP29 inició con malas noticias de temperatura global
Este año está en camino a ser el más caluroso desde que se tienen registros, superando a 2023. Además, el promedio de los primeros nueve meses del año superó en 1,54 °C a los niveles de la era preindustrial, una “alerta roja” que pide decisiones urgentes. Las negociaciones, sin embargo, empezaron con retrasos.
Andrés Mauricio Díaz Páez
- Enviado especial a Bakú / Azerbaiyán
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29) arrancó, oficialmente, este lunes en Bakú, Azerbaiyán, con una prioridad clara: acordar una nueva meta de financiamiento para que los países en desarrollo tomen acciones para mitigar el cambio climático y el aumento de temperatura global.
“Estamos por el camino de la ruina. Y no se trata de problemas del futuro, el cambio climático ya está aquí: casas inundadas en España, incendios forestales en Australia, aumento del nivel de mar en el Pacífico, sequía en África Oriental“, dijo Muxtar Babayev, ministro de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán y presidente de la conferencia, durante su intervención en la plenaria de apertura.
Esa primera reunión, que inició a las 11:00 a.m., hora local (2:00 a.m., hora de Colombia), debía durar dos horas, pero se suspendió al medio día. Las 198 delegaciones de países que asisten a la conferencia, reunidas en el Estadio Olímpico de Bakú, no lograban ponerse de acuerdo en cuál sería el enfoque de los temas que discutirán durante las próximas dos semanas.
Mientras tanto, en una sala de prensa frente al salón de la plenaria, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) no daba buenas noticias. Según seis sistemas de monitoreo climático a nivel mundial, los primeros nueve meses de 2024 tienen un promedio de temperatura 1,54 °C por encima de los niveles preindustriales, y con seguridad será el año más caluroso jamás registrado, superando a 2023.
El reporte preliminar del Estado del Clima 2024 señala, además, que los 10 años transcurridos desde 2015 hasta ahora cerrarían también como la década más calurosa de la que se tengan datos, y 2024 sería el primer año en superar la barrera de los 1,5 °C. “Las políticas actuales nos llevarán a los 3 °C de calentamiento. Estas temperaturas serán catastróficas, amenazarán la existencia de las comunidades y sus representantes en estas salas”, aseguró Babayev durante la plenaria, haciendo un llamado a los países a tomar decisiones en esta COP29 para corregir ese camino. ¿Lo lograrán?
El aumento de temperatura
El Acuerdo de París, que se firmó en 2015, estableció como meta limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C con respecto a la era preindustrial. Que se supere esa barrera durante un año no quiere decir que se fracasó en esa meta, pero sí que “la ventana de oportunidad es más pequeña, porque seguimos emitiendo cada vez más”, según dijo Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, a El Espectador. Los cambios de temperatura se miden en períodos de tiempo prolongados (más de 10 años) y, según el reporte, actualmente nos encontramos en un aumento promedio de 1,3 °C.
Pero, el aumento de 1,54 °C hasta septiembre sí es el síntoma de una situación grave. “Hay muchos efectos que estamos documentando. Aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos, derretimiento de los glaciares, lluvia en exceso y en déficit”, señaló Saulo. Por ejemplo, de acuerdo con el reporte, en 2023 se presentaron los dos registros más bajos de extensión mínima y máxima anual de hielo marino antártico, y 2024 ha seguido por una senda similar, teniendo el segundo registro más bajo para ambas categorías. Otros fenómenos, como el aumento del nivel del mar y la pérdida de glaciares, también han tenido una tendencia similar a la de 2023.
A esto se suman los eventos extremos que han tenido lugar durante el año. El reporte señala algunos como los incendios forestales en Chile, en donde se registraron más de 150 muertes y más de 3.000 personas desplazadas; las inundaciones en Brasil, que afectaron 2,3 millones de personas y desplazaron a 630.000 personas; o el tifón Yagi, que afectó a varios países del Sudeste Asiático, en donde se estima que más de 1,5 millones de personas tuvieron que dejar su hogar.
Esta es “una de muchas alertas rojas”, señaló Saulo durante el lanzamiento del informe preliminar, que se publica año a año al inicio de las COP de cambio climático y que tendrá sus resultados definitivos el próximo marzo. “Necesitamos aumentar el apoyo para la adaptación al cambio climático a través de servicios de información del clima y de alertas tempranas”, concluyó la secretaria general de la OMM. La plata que se necesita para esto es lo que está en juego en la COP29.
El financiamiento es la clave
Desde que terminó la COP28 en Dubái se dice que la COP29 sería la cumbre del financiamiento climático. Y así lo dejó claro el presidente de la conferencia, Babayev, durante su discurso inaugural, al decir que la “prioridad absoluta” será definir una nueva meta de financiamiento global (NCQG, por su sigla en inglés). Pero, no será fácil lograrlo.
En un documento borrador sobre lo que se va a discutir en Bakú está resumido lo que será el centro de las negociaciones: hay 173 puntos en los que las delegaciones no están de acuerdo e intentarán llegar un consenso de aquí al 22 de noviembre. Uno de los principales debates es la cifra anual del financiamiento y el destino que tendrá esa plata.
“Sabemos que necesitamos billones (de dólares)”, dijo Babayav durante la plenaria. Esta es una cantidad con la que están de acuerdo varios bloques de países, como los africanos, los de América Latina y el Caribe, así como el grupo de países menos desarrollados. Pero, las potencias económicas, como Estados Unidos, plantean una cifra mucho más baja: que el financiamiento anual sea de US $100.000 millones en adelante. Esta misma era la meta de financiamiento que se había planteado para 2020, pero que, según la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se logró hasta 2022.
Sobre el destino de los recursos, en el texto están planteadas dos posibilidades de redacción: “global” o “dirigida a los países en desarrollo”. Para Alejandra López, líder de diplomacia climática de Transforma, un centro de pensamiento que sigue de cerca las negociaciones, “si se respeta la esencia de la negociación, en alguna parte del texto debe quedar explícito que la financiación debe ser dirigida a países en desarrollo, teniendo en cuenta sus necesidades”. Esa es la posición que defienden los países en desarrollo.
Sin embargo, el resultado es incierto. Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea han manifestado que quieren que los países desarrollados no sean los únicos que aporten y que la movilización de recursos domésticos (que son los que invierten en sus propios países) también se tengan en cuenta como parte de la nueva meta de financiación.
Durante el segmento de alto nivel, que tendrá lugar el martes y miércoles, con la asistencia de presidentes y ministros de los países, se empezarán a decantar con mayor claridad las posturas. La agenda de trabajo se terminó de definir después de las 8:00 p.m., hora local (11:00 a.m., hora de Colombia), por lo que las negociaciones en los grupos de discusión empezarán en el segundo día de la COP, algo poco usual en este tipo de conferencias.
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La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP29) arrancó, oficialmente, este lunes en Bakú, Azerbaiyán, con una prioridad clara: acordar una nueva meta de financiamiento para que los países en desarrollo tomen acciones para mitigar el cambio climático y el aumento de temperatura global.
“Estamos por el camino de la ruina. Y no se trata de problemas del futuro, el cambio climático ya está aquí: casas inundadas en España, incendios forestales en Australia, aumento del nivel de mar en el Pacífico, sequía en África Oriental“, dijo Muxtar Babayev, ministro de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán y presidente de la conferencia, durante su intervención en la plenaria de apertura.
Esa primera reunión, que inició a las 11:00 a.m., hora local (2:00 a.m., hora de Colombia), debía durar dos horas, pero se suspendió al medio día. Las 198 delegaciones de países que asisten a la conferencia, reunidas en el Estadio Olímpico de Bakú, no lograban ponerse de acuerdo en cuál sería el enfoque de los temas que discutirán durante las próximas dos semanas.
Mientras tanto, en una sala de prensa frente al salón de la plenaria, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) no daba buenas noticias. Según seis sistemas de monitoreo climático a nivel mundial, los primeros nueve meses de 2024 tienen un promedio de temperatura 1,54 °C por encima de los niveles preindustriales, y con seguridad será el año más caluroso jamás registrado, superando a 2023.
El reporte preliminar del Estado del Clima 2024 señala, además, que los 10 años transcurridos desde 2015 hasta ahora cerrarían también como la década más calurosa de la que se tengan datos, y 2024 sería el primer año en superar la barrera de los 1,5 °C. “Las políticas actuales nos llevarán a los 3 °C de calentamiento. Estas temperaturas serán catastróficas, amenazarán la existencia de las comunidades y sus representantes en estas salas”, aseguró Babayev durante la plenaria, haciendo un llamado a los países a tomar decisiones en esta COP29 para corregir ese camino. ¿Lo lograrán?
El aumento de temperatura
El Acuerdo de París, que se firmó en 2015, estableció como meta limitar el aumento de temperatura a 1,5 °C con respecto a la era preindustrial. Que se supere esa barrera durante un año no quiere decir que se fracasó en esa meta, pero sí que “la ventana de oportunidad es más pequeña, porque seguimos emitiendo cada vez más”, según dijo Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, a El Espectador. Los cambios de temperatura se miden en períodos de tiempo prolongados (más de 10 años) y, según el reporte, actualmente nos encontramos en un aumento promedio de 1,3 °C.
Pero, el aumento de 1,54 °C hasta septiembre sí es el síntoma de una situación grave. “Hay muchos efectos que estamos documentando. Aumento del nivel del mar, calentamiento de los océanos, derretimiento de los glaciares, lluvia en exceso y en déficit”, señaló Saulo. Por ejemplo, de acuerdo con el reporte, en 2023 se presentaron los dos registros más bajos de extensión mínima y máxima anual de hielo marino antártico, y 2024 ha seguido por una senda similar, teniendo el segundo registro más bajo para ambas categorías. Otros fenómenos, como el aumento del nivel del mar y la pérdida de glaciares, también han tenido una tendencia similar a la de 2023.
A esto se suman los eventos extremos que han tenido lugar durante el año. El reporte señala algunos como los incendios forestales en Chile, en donde se registraron más de 150 muertes y más de 3.000 personas desplazadas; las inundaciones en Brasil, que afectaron 2,3 millones de personas y desplazaron a 630.000 personas; o el tifón Yagi, que afectó a varios países del Sudeste Asiático, en donde se estima que más de 1,5 millones de personas tuvieron que dejar su hogar.
Esta es “una de muchas alertas rojas”, señaló Saulo durante el lanzamiento del informe preliminar, que se publica año a año al inicio de las COP de cambio climático y que tendrá sus resultados definitivos el próximo marzo. “Necesitamos aumentar el apoyo para la adaptación al cambio climático a través de servicios de información del clima y de alertas tempranas”, concluyó la secretaria general de la OMM. La plata que se necesita para esto es lo que está en juego en la COP29.
El financiamiento es la clave
Desde que terminó la COP28 en Dubái se dice que la COP29 sería la cumbre del financiamiento climático. Y así lo dejó claro el presidente de la conferencia, Babayev, durante su discurso inaugural, al decir que la “prioridad absoluta” será definir una nueva meta de financiamiento global (NCQG, por su sigla en inglés). Pero, no será fácil lograrlo.
En un documento borrador sobre lo que se va a discutir en Bakú está resumido lo que será el centro de las negociaciones: hay 173 puntos en los que las delegaciones no están de acuerdo e intentarán llegar un consenso de aquí al 22 de noviembre. Uno de los principales debates es la cifra anual del financiamiento y el destino que tendrá esa plata.
“Sabemos que necesitamos billones (de dólares)”, dijo Babayav durante la plenaria. Esta es una cantidad con la que están de acuerdo varios bloques de países, como los africanos, los de América Latina y el Caribe, así como el grupo de países menos desarrollados. Pero, las potencias económicas, como Estados Unidos, plantean una cifra mucho más baja: que el financiamiento anual sea de US $100.000 millones en adelante. Esta misma era la meta de financiamiento que se había planteado para 2020, pero que, según la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se logró hasta 2022.
Sobre el destino de los recursos, en el texto están planteadas dos posibilidades de redacción: “global” o “dirigida a los países en desarrollo”. Para Alejandra López, líder de diplomacia climática de Transforma, un centro de pensamiento que sigue de cerca las negociaciones, “si se respeta la esencia de la negociación, en alguna parte del texto debe quedar explícito que la financiación debe ser dirigida a países en desarrollo, teniendo en cuenta sus necesidades”. Esa es la posición que defienden los países en desarrollo.
Sin embargo, el resultado es incierto. Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea han manifestado que quieren que los países desarrollados no sean los únicos que aporten y que la movilización de recursos domésticos (que son los que invierten en sus propios países) también se tengan en cuenta como parte de la nueva meta de financiación.
Durante el segmento de alto nivel, que tendrá lugar el martes y miércoles, con la asistencia de presidentes y ministros de los países, se empezarán a decantar con mayor claridad las posturas. La agenda de trabajo se terminó de definir después de las 8:00 p.m., hora local (11:00 a.m., hora de Colombia), por lo que las negociaciones en los grupos de discusión empezarán en el segundo día de la COP, algo poco usual en este tipo de conferencias.
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