Una nueva área protegida para conservar cerca de 2.000 especies en el Valle del Cauca
El departamento ahora tiene el 32 % de su territorio bajo esta figura de conservación. Con la declaratoria del Alto Calima se busca proteger, entre otras cosas, el 64 % de las aves que se han registrado en el departamento, e impulsar el turismo de naturaleza, liderado por las comunidades.
El Valle del Cauca es uno de los departamentos de Colombia con más especies de aves. Se estima que allí hay alrededor de 982 especies, entre las que resalta la pava caucana (Penelope perspicax) o el gallito de roca (Rupicola peruvianus). Gran parte de esa variedad se concentra en una zona de 18 mil hectáreas que recientemente fue declarada por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) como nueva Área Protegida Pública Regional. Se trata del Alto Calima, una zona que abarca el 15,75 % del área total del municipio Calima El Darién, donde habitan cerca de 600 especies de aves, correspondientes al 64 % de las aves del departamento y al 27,2 % de las que hay registradas en el país.
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El Valle del Cauca es uno de los departamentos de Colombia con más especies de aves. Se estima que allí hay alrededor de 982 especies, entre las que resalta la pava caucana (Penelope perspicax) o el gallito de roca (Rupicola peruvianus). Gran parte de esa variedad se concentra en una zona de 18 mil hectáreas que recientemente fue declarada por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) como nueva Área Protegida Pública Regional. Se trata del Alto Calima, una zona que abarca el 15,75 % del área total del municipio Calima El Darién, donde habitan cerca de 600 especies de aves, correspondientes al 64 % de las aves del departamento y al 27,2 % de las que hay registradas en el país.
Además de las aves, en esa zona también se han identificado 704 especies de plantas, 159 de mariposas diurnas, 132 de mamíferos, 34 de peces, 71 de anfibios y 67 de reptiles. Por estas razones ha sido considerada por expertos nacionales e internacionales como una de las áreas más importantes en materia de biodiversidad y endemismo. De acuerdo con María Isabel Salazar, bióloga y coordinadora del Grupo de Biodiversidad de la CVC, en Alto Calima hay aproximadamente 160 especies endémicas, es decir, que no están en otro lugar, y “también abastece de agua a 16.000 personas”, agrega.
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En esa misma zona confluyen cinco tipos de ecosistemas diferentes como el bosque cálido muy húmedo o el bosque frío muy húmedo. Pese a que estos tienen buen estado de conservación, eso no quiere decir que no están expuestos a grandes amenazas como la minería, la explotación de hidrocarburos, los cultivos de uso ilícito y las prácticas inadecuadas del uso del suelo como la ganadería extensiva, entre otros, según un estudio hecho por la Fundación Trópico y la CAR departamental.
“Durante muchas décadas, esta zona ha sufrido presiones como la tala indiscriminada de nuestros bosques, las concesiones mineras, el crecimiento de las parcelaciones, la caza de algunas especies, la quema en algunos sectores, y contaminación de las fuentes hídricas por agroquímicos. Todo esto ha traído conflictos internos al territorio igual de complejos y delicados”, menciona Jairo Antonio López, representante de la asociación de acueductos rurales de Calima El Darién.
Por esto, hoy la comunidad y las organizaciones ambientales celebran la decisión, pues como menciona Marco Antonio Suárez Gutiérrez, director general de la CVC, con esta acción se “cierra cualquier posibilidad de explotación de minería en dicha zona que es tan importante, no solo para la gente de Calima, sino también para todo el ecosistema vallecaucano”.
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Desde hace décadas, las áreas protegidas han sido vistas como una de las mejores estrategias para conservar la naturaleza. Como explicaba Carlos Mauricio Herrera, especialista en Áreas Protegidas y Estrategias de Conservación de WWF Colombia, a El Espectador hace un par de meses, aunque los factores que propician la pérdida de biodiversidad han incrementado, “la conservación basada en área, y particularmente la estrategia de área protegida, sigue siendo la más efectiva hasta el momento”.
Con la declaración de Alto Calima, el Valle del Cauca se ratificó como el departamento de Colombia con más áreas protegidas, y ahora el 32 % de su territorio se encuentra bajo esta figura de protección.
Los actores detrás de la declaratoria
Durante 17 meses, la Fundación Trópico, Fondo Acción y la CVC, junto con la alianza Conserva Aves, conformada por American Bird Conservancy, Audubon, BirdLife International, Birds Canada y RedLAC, trabajaron de la mano con las comunidades campesinas y étnicas del municipio de Calima El Darién para hacer realidad la declaratoria.
La alianza se encargó de acompañar el diseño de la iniciativa, buscar los fondos necesarios para su desarrollo y acompañar las etapas de convocatoria, que fueron coordinadas por Fondo Acción. Esto lo hacen con el objetivo de garantizar que cada una de las nuevas áreas protegidas estén en capacidad de consolidarse, tener éxito y lograr objetivos estratégicos de conservación y de sostenibilidad para las comunidades.
Ahora, el siguiente paso será apoyar a las comunidades en el fortalecimiento de modelos de negocio sostenibles, pues la nueva área protegida no solo beneficiará la protección de la biodiversidad, sino que también dará soporte a las oportunidades económicas de organizaciones comunitarias y emprendimientos locales.
Para el caso de Alto Calima, Conserva Aves está trabajando de la mano de la Fundación Trópico, Fondo Acción y la Asociación Calidris para implementar proyectos presentados por la comunidad y orientados a la conservación. Por el momento, se proyectan 16 bioemprendimientos de turismo de naturaleza y de artesanías y alimentos.
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La idea de las comunidades es formar unas rutas ecológicas para desarrollar un turismo responsable, que les permita dar a conocer su oferta gastronómica, y al tiempo conservar especies representativas como el oso de anteojos (Tremarctos ornatus). “Desafortunadamente, hemos visto un turismo desbordado por parte de operadores de otros lados. Lo que queremos es que nosotros, los mismos campesinos, seamos los que lideremos esta actividad para ofrecer servicios como el avistamiento de aves, flora y demás fauna”, sostiene Amalia Loaiza, representante de la Serranía la Cerbatana.
Pero para poder lograr esto, todavía hay diferentes retos por sortear. Uno de estos es la poca inversión en saneamiento básico y sistemas alternativos de energía eléctrica, como menciona Gerardo Bernal, representante de la vereda Cristalina. “También hay que apoyar los cultivos agroforestales, por ejemplo, los de arándanos, que son un medio de sustento de las familias de la zona. Los estudios y capacitaciones son muy importantes, pero es más importante las implementaciones que permitan una economía más robusta, para que las personas no realicen aprovechamiento forestal de manera ilegal u otras actividades que generen impactos negativos en el medio ambiente”.