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Una investigación llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Cook, en Australia, señala que esa ola de calor transformó el funcionamiento ecológico de casi un tercio de los 3.863 arrecifes que componen el mayor sistema de arrecifes de coral del mundo.
Los hallazgos de ese estudio refuerzan la necesidad de llevar a cabo evaluaciones de riesgo sobre el colapso de los ecosistemas de arrecifes.
El equipo investigador consideró que se hace especialmente necesario acometer esas evaluaciones si las medidas adoptadas a nivel global acerca del cambio climático fracasan, a la hora de limitar el calentamiento del planeta a entre 1,5 y 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
El experto Terry Hughes, líder del estudio, y un grupo de colegas localizaron en un mapa el patrón geográfico de exposición al calor y la muerte resultante del coral a lo largo de los 2.300 kilómetros de longitud de la Gran Barrera de Coral, tras la ola de calor marina extrema de 2016.
Hallaron que si bien muchos corales murieron de manera inmediata a consecuencia de la temperatura, otros lo hicieron de manera más lenta tras la disminución de sus “zooxantelas”, como se denomina a las algas simbióticas de color marrón amarillento que viven dentro de la mayoría de los corales de arrecifes.
Los expertos vieron que la muerte del coral guardaba relación, en gran manera, con la cantidad de decoloración y el nivel de exposición al calor, resultando mayoritariamente afectado el tercio norte de la Gran Barrera de Coral.
La muerte del coral derivó también en cambios radicales en la composición y algunas características funcionales de los ensamblajes de corales en cientos de arrecifes individuales, y algunos ensamblajes diversos y maduros se transformaron en otros sistemas más degradados.
Los autores advirtieron que es poco probable que se produzca una recuperación plena en los ensamblajes, porque muchas colonias de coral continúan muriendo de forma lenta y porque el reemplazo de los corales muertos llevará, al menos, una década incluso para las especies que crecen de manera más rápida.
Es más, según recoge el estudio, la Gran Barrera de Coral australiana experimentó decoloraciones severas de nuevo en 2017, lo que ocasionó aún más daños.
Los expertos consideraron que los arrecifes de coral a través de los trópicos continuarán, probablemente, degradándose hasta que se estabilice el proceso del cambio climático.
Ello permitirá a las poblaciones restantes reorganizarse en ensamblajes de arrecifes tolerantes a la temperatura, concluyeron.