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En medio de la COP29 de cambio climático, que se está llevan a cabo en Bakú, en Azerbaiyán, presentaron un informe con noticias nada alentadoras: 2024 fue un mal año para los glaciares del planeta.
Un solo dato sintetiza por qué: este año Venezuela perdió a Humboldt, el último glaciar que le quedaba y así, dice el documento, se unió a Eslovenia. Son los dos primeros países en perder todos los glaciares en tiempos modernos. Y todo parece indicar que el “Glaciar de la eternidad”, en Indonesia, seguirá el mismo camino en los próximos dos años. Es el último glaciar tropical de Asia.
El informe, elaborado por la Iniciativa Internacional sobre el Clima en la Criósfera (ICCI), reunió a cerca de 50 científicos que analizaron cuáles son las reservas de hielo en el planeta. En sus conclusiones, resaltan lo que ya habían advertido años atrás: “un calentamiento muy superior a los 2 °C, traerá consecuencias desastrosas e irreversibles para miles de millones de personas debido a la pérdida global de hielo”.
A lo que se refieren es a que, por ejemplo, el hielo marino ha disminuido drásticamente en ambos polos. Eso es grave, dicen, porque actúan como un “refrigerador” que ayuda a mantener bajas las temperaturas del planeta. La mala noticia es que los “récords más bajos del hielo marino antártico alcanzados en 2022-23 parecen mantenerse”.
Además de eso, detectaron algo nada bueno: la pérdida de hielo de los glaciares en todo el mundo alcanzó niveles récord en algunas regiones, un patrón que ya se venía presentando en los Alpes europeos. La capa de nieve del sistema de los Himalayas, por mencionar otro caso, también alcanzó mínimos históricos, lo cual “afectó la disponibilidad de agua río abajo para miles de millones de personas”.
En la presentación del informe, Rob DeConto, científico del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) mencionó un ejemplo más que ayuda a dimensionar la situación: “La capa de hielo de Groenlandia está perdiendo actualmente 30 millones de toneladas de hielo por hora, algo que nunca pensé que vería en mi vida”.
Para DeConto hay un problema mayor a largo plazo al que los líderes globales deberían prestarle más atención. “La Antártida representa la verdadera amenaza a largo plazo y, si las promesas climáticas no se toman en serio, el aumento de la temperatura global puede superar los 3 °C, y la pérdida de hielo antártico podría hacer que los niveles del mar aumenten mucho más rápido de lo que pensamos”, dijo.
Pero el problema se repite en Colombia y en territorios cercanos: los glaciares tropicales de los Andes se están derritiendo diez veces más rápido que el promedio global acumulado.
¿Se puede evitar la pérdida de glaciares?
De acuerdo con el equipo de científicos que elaboró el informe, solo hay una salida para evitar que las regiones polares sigan perdiendo hielo y las montañas sus glaciares: reducir la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global.
“Solo medidas definitivas y rápidas para reducir las emisiones y detener el exceso pueden evitar los peores impactos en pérdidas y daños de la pérdida de hielo y nieve”, indica la Iniciativa Internacional sobre el Clima en la Criósfera en un comunicado.
“Los cambios drásticos que estamos viendo en la criósfera mientras las regiones montañosas y las aguas abajo de todo el planeta sufren inundaciones, sequías y deslizamientos de tierra son los argumentos más convincentes que podríamos tener para tomar medidas climáticas inmediatas. La criósfera no puede esperar. Debe ser puesta en lo más alto de la agenda climática mundial”, aseguró, por su parte, Regine Hock, integrante de IPCC y glacióloga.
Algo similar cree James Kirkham, científico jefe del Grupo de Alto Nivel sobre Ambición en el Deshielo y uno de los autores del informe: “No estamos hablando de un futuro lejano: millones de personas ya sienten los efectos de la pérdida de la criósfera, pero la velocidad con la que actuemos hoy determinará el tamaño y la velocidad del desafío al que las generaciones futuras tendrán que adaptarse. Los efectos de la pérdida de la criósfera serán cada vez mayores con cada hora que los líderes retrasen la adopción de medidas ahora”.
Mientras tanto, la emisión de gases de efecto invernadero siguen creciendo. Las relacionadas con la quema de combustibles fósiles, como también revelaron en la COP29, rompió récords en 2024.
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