“Yo ya no creo en el desarrollo sostenible”
El profesor Ernesto Guhl Nannetti es uno de los ambientalistas con más trayectoria de Colombia. Hace poco publicó un libro donde reflexiona sobre las crisis que enfrenta el planeta y el camino que nos puede ayudar a resolverla. En su casa, en Bogotá, recibió a El Espectador.
Sergio Silva Numa
Conversar con Ernesto Guhl Nannetti se parece más a asistir a una clase que a estar en una entrevista. Desde su apartamento en el norte de Bogotá, prefiere extenderse en sus respuestas y explicar, como el profesor que ha sido por años, el detallado contexto detrás de cada conclusión. Su último libro, como él mismo dice, es un esfuerzo por aportar un grano de arena para comprender el complejo momento en el que se encuentra la humanidad y proponer un profundo cambio en “nuestros valores y sistemas de vida, basado en una nueva relación con la naturaleza”. Después de todo, Guhl, ingeniero civil, exdecano y exvicerrector de la Universidad de los Andes, exviceministro de Ambiente y miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Colombianas, entre muchos otros títulos difíciles de condensar en unas líneas, ha sido, como ambientalista, testigo directo de las transformaciones que ha sufrido el planeta y Colombia en las últimas décadas.
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Conversar con Ernesto Guhl Nannetti se parece más a asistir a una clase que a estar en una entrevista. Desde su apartamento en el norte de Bogotá, prefiere extenderse en sus respuestas y explicar, como el profesor que ha sido por años, el detallado contexto detrás de cada conclusión. Su último libro, como él mismo dice, es un esfuerzo por aportar un grano de arena para comprender el complejo momento en el que se encuentra la humanidad y proponer un profundo cambio en “nuestros valores y sistemas de vida, basado en una nueva relación con la naturaleza”. Después de todo, Guhl, ingeniero civil, exdecano y exvicerrector de la Universidad de los Andes, exviceministro de Ambiente y miembro correspondiente de la Academia de Ciencias Colombianas, entre muchos otros títulos difíciles de condensar en unas líneas, ha sido, como ambientalista, testigo directo de las transformaciones que ha sufrido el planeta y Colombia en las últimas décadas.
Esa fue, de hecho, una de las razones por las que se animó a escribir un tomo de 450 páginas en torno a un tema sobre el que lleva mucho tiempo reflexionando en su cabeza: el Antropoceno, esa era geológica caracterizada por el impacto de las actividades humanas. Como lo anota en el prólogo el escritor Juan Esteban Constaín, Guhl “reflexiona con hondura y erudición (...) para proponer una serie de diagnósticos y una serie de iniciativas que buscan trascender la teoría y llevarnos a una práctica ambiental mucho más transparente y compasiva con nosotros mismos y con el entorno, mucho más inteligente, en el verdadero sentido de la palabra”.
Antropoceno: la huella humana: la frágil senda hacia un mundo y una Colombia sostenibles, como se titula el libro (Editorial U. Javeriana), plantea un profundo reto que aún no hemos logrado sortear: ya no se trata, escribe Guhl, de vivir de la naturaleza, como lo hemos hecho hasta ahora, sino de vivir con la naturaleza. (Lea: Reclamos del Caribe por crisis climática, protagonistas en Cumbre de las Américas)
Para explicarlo un poco mejor, el profesor Guhl, en su casa, prefiere hacer un breve repaso en la historia de la humanidad para mostrar por qué la vieja de idea de que la naturaleza es nuestra “despensa” es “una herencia del pasado más lejano”. Se trata, cuenta, de un asunto que no inquietó a las comunidades por mucho tiempo porque “siempre tuvieron hacia dónde moverse a medida que se iba haciendo más difícil el acceso a los recursos del planeta. Los europeos y los asiáticos pensaron que tenían un espacio ilimitado para vivir; no se les ocurrió que podría llegar un punto en el que agotarían esos recursos. Eran tiempos de nomadismo y esa no era una gran preocupación. Incluso, las religiones, como sucede en el caso de Adán, nos sugieren que tenemos un mundo para ‘aprovecharlo’”.
A sus ojos, el primer gran giro que tuvo este escenario fue en 1972. Ese año el llamado Club de Roma, un pequeño grupo de científicos, activistas y políticos, publicó The Limits to Growth (“Los límites del crecimiento”), un clásico que, entre otras cosas, llamaba la atención sobre el deterioro del ambiente. Solo hasta ahí, añade Guhl, se empezaron a reunir datos para comprender mejor la relación que había entre el consumo humano y los recursos del planeta. “Nos dimos cuenta de que había unos límites; que la naturaleza era limitada”, añade.
La historia de las últimas décadas es conocida: ese mismo año se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que “comenzó a sugerir a los gobiernos que se interesaran por ese problema. Muchos países se vincularon más por comodidad y por interés”. ¿Y los países del sur? “Los países del sur duramos mucho tiempo sin opinar. La agenda de qué hacer con el medio ambiente ha sido un reflejo de lo que ven los países desarrollados como problemas: está hecho a la medida de sus necesidades”, responde. (Lea: Colombia cayó más de 30 puestos en ranking del desempeño ambiental de 180 países)
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Antropoceno: la huella humana tiene una particular dedicatoria: “A los jóvenes que deben enfrentar el Antropoceno”. Guhl, uno de los cuatro hijos de Ana Luisa Nannetti y Ernesto Guhl, uno de los precursores de la geografía moderna en Colombia, tiene una sencilla razón para explicar por qué optó por dedicárselo a las nuevas generaciones. “En ellas está alojada la posibilidad de cambio. Son ellos los que deben cuidar y conservar el país, pero con la conservación integral, que es conservarlo todo y consumir menos; no solo porque nos cuesta más, sino porque ahora lo sentimos más. Es que tenemos que hacer que el medio ambiente nos duela”.
La conservación integral es uno de los puntos claves del libro. Ese eje, además de la búsqueda de un “ordenamiento territorial para la sostenibilidad” que inicie en una pequeña escala y de una “nueva forma de gobernanza” basada en redes “participativas, flexibles y proactivas”, que partan desde el ámbito local, es uno de los caminos para lograr la sostenibilidad que es, finalmente, el principio que Guhl intenta rescatar en su obra.
Para decirlo en sus palabras, “conservación integral es una propuesta que va más allá de lo que se entiende por conservación. Se refiere a que debemos conservar todo, dándole valor. El ejemplo más sencillo son las tiendas de ropa: ahora compramos prendas de una colección que pocas veces volveremos a usar. Todo esto implica cambiar el rumbo hacia una sociedad que abandone el hiperconsumo y las prácticas agotadoras de la naturaleza”.
Ese camino que ha elegido la “sociedad de consumo globalizada”, como la llama Guhl, es la muestra del fracaso de una idea que hoy se repite en diversos escenarios: el “desarrollo sostenible”. En medio de la conversación es tajante: “Yo ya no creo en el desarrollo sostenible. Y no creo por las evidencias. Esa idea surgió en la comunidad internacional para encontrar un supuesto equilibrio entre las necesidades del desarrollo de hoy con las del futuro, pero eso implica reconocer claramente los límites. Pero hoy estamos en medio de un capitalismo global que busca maximizar utilidades y acumular más dinero basado en el consumo. Así que simplemente esa idea no funcionó. Basta con ver los indicadores del planeta”.
Aunque es difícil sintetizar la ruta para cambiar ese sistema, hay algo vital para el profesor Guhl: rescatar el principio de sostenibilidad como fin último de las sociedades. ¿Cómo lograrlo? “Mediante un cambio de valores y de estilos de vida, con base en una nueva relación más respetuosa y comprensiva con la naturaleza, que nos haga entender que, como parte de ella, nuestro destino está ligado estrechamente al de todos los demás seres vivos y a la estabilidad de las condiciones de la Tierra”.
Propone también unos “acuerdos ambientales mínimos” para cambiar esa relación de la humanidad con la naturaleza. El primero, dice el escritor, es buscar otras formas de economía. Otro esencial es la conservación integral. Uno más tiene que ver con la educación: “Tenemos que sensibilizar a las personas mucho más sobre lo que estamos viviendo y sobre el problema ambiental. Necesitamos un cambio cultural”. (Lea: La Amazonia colombiana fue la cuarta con más deforestación durante 2021)
Antes de cerrar la conversación, el profesor Guhl añade un par de puntos más que no se pueden pasar por alto en medio de las elecciones presidenciales. Para él, el gran reto del próximo mandatario estará en lograr que “Colombia sea sostenible y plantear un camino para que eso suceda en el largo plazo”. Los últimos cuatro años no fueron benévolos con el ambiente. “Ha sido un éxito internacional, pero un fracaso local. Por fuera se ha hecho mucha propaganda y se muestran indicadores que cree la comunidad internacional. Pero aquí vemos todo lo contrario. Solo hay que fijarse en lo que está sucediendo en el Amazonas”.