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Transcurría el año 1964. Luego del primer período del llamado Frente Nacional, correspondiente al gobierno liberal de Alberto Lleras Camargo, el turno era para el conservador payanés Guillermo León Valencia. Aún se sentían los coletazos de la violencia partidista vivida por la República desde la década del cuarenta y en algunas de las regiones del país se registraba la presencia de bandoleros.
Por su propia cuenta, y tras el asesinato del líder comunista Jacobo Prías Alape en 1960, el Partido Comunista y el movimiento agrario habían conformado grupos de autodefensa, que a su vez emprendieron campañas de colonización armada, echando raíces en espacios que el Estado colombiano no había copado. Estas comunidades habían sido descritas por Álvaro Gómez Hurtado en el Senado de la República como "repúblicas independientes" que escapaban a la soberanía nacional y al control del gobierno central. Entre éstas, las más importantes eran Marquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero, Sumapaz, la región del Ariari y la intendencia del Vichada.
En un clima internacional caldeado por la influencia de la Revolución Cubana, las Fuerzas Armadas colombianas aprehendían la doctrina de la Seguridad Nacional, fundada en la percepción del "enemigo interior" y la necesidad de adelantar acciones de carácter preventivo para evitar su desarrollo.
Fue en este contexto que el día 20 de mayo "los colonos y campesinos residentes en Marquetalia" enviaron una carta de cinco páginas al Presidente de la República. Escrito a máquina y firmado por un grupo de 16 hombres y mujeres, liderados por Manuel Marulanda Vélez, el documento describe la vida en aquella provincia del sur de Tolima.
"Queremos ponerlo al corriente, señor Presidente, sobre cuestiones de importancia que seguramente su excelencia ignora", puede leerse. Los remitentes de la misiva comenzaron por reconocer la riqueza de sus tierras. Afirmaron poseer mulas, puercos, vacas y miles de aves de corral. Declararon cultivar café, fríjol, maíz y caña de azúcar. Y describieron sus seis principales problemas, exigiendo soluciones inmediatas.
Pidieron carreteras o caminos para sacar sus productos a la venta. Se quejaron de la disparidad de precios y de las dificultades que tenían para conseguir ciertos artículos como velas, chocolate, pilas para linternas y arroz. Reclamaron la construcción de escuelas y hospitales, y afirmaron, también, ser víctimas de paludismo y de epidemias tropicales.
Por último, denunciaron la presencia de un cerco militar a su alrededor y le confesaron al Presidente que se sentían incómodos ante el gran número de Fuerza Pública que se les acercaba día a día. Admitieron, de igual manera, que preferían mediar sus demandas específicas con los mandos civiles del departamento en el momento en que se retiraran los militares. "El señor Presidente no ignora que está jugando con fuego", amenazaron.
La carta viajó por el país durante varios días y finalmente fue radicada ante el despacho del Señor Ministro del Interior, el 17 de junio.
El 27 de mayo de 1964, cuando había sido enviada pero no recibida, se llevó a cabo la famosa "Operación Soberanía", en la que, según el mito fundacional de las Farc, tan sólo un puñado de 48 combatientes lograron resistir a los bombardeos y al cerco militar.