Aprender en manada
Treinta y tres Jeeps arrancaron el fin de semana pasado desde Bogotá para recorrer terrenos irregulares entre Cundinamarca y Boyacá. Una experiencia para comprobar de qué son capaces estos vehículos.
Redacción Autos
Va a llegar el día en el que los periodistas se van a cansar de escribir que no caben más carros en las ciudades. Pero ni todos los carros están hechos para andar exclusivamente por el asfalto, ni las urbes tienen todo lo que se necesitaría para ponerlos realmente a prueba.
Justamente del deseo de experimentar y llevar al límite las capacidades de los vehículos nació la Manada Jeep, que se puede definir de varias formas: una caravana de amigos que recorren los sitios más recónditos del país, un grupo de lobos que no se abandonan o una mezcla de ambas.
No obstante, la idea principal de este proyecto, que nació en 2010, es que los propietarios conozcan mucho más sus carros y puedan palpar de qué están hechos y para qué, con la compañía de pilotos profesionales, al tiempo que disfrutan de los atractivos turísticos de los pueblos y la geografía colombiana.
El recorrido más reciente de esta jauría de carros se realizó el fin de semana pasado. El líder fue el piloto Daniel Pereira, quien ha tenido experiencia en el rally Dakar y ha sido varias veces campeón del Camper Cross.
Fueron dos días en los que más de 30 carros Jeep —Wrangler, Unlimited, Compass y Cherokee— atravesaron trochas y caminos de herradura en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, pasando por poblaciones como Cucunubá, Ráquira, Villa de Leyva y Monguí. El sábado muy temprano, desde Chía, una hilera de vehículos enumerados empezaba a marcar territorio en la carretera. Mantuvieron comunicación por radios para estar al tanto de las condiciones de cada vehículo. Fue por este medio que advirtieron de situaciones como falta de combustible y se hicieron consultas sobre el funcionamiento de los carros y bromas.
Durante unas cuatro horas las llantas dejaban huellas en caminos de tierra que hacían que la turbulencia fuera constante y se hiciera necesario activar la caja en el modo 4x4, hasta llegar a Cucunubá.
Desde ahí, el trayecto siguió por la trocha hasta llegar al pintoresco municipio de Ráquira y alrededor de las cinco de la tarde al lugar de descanso: Villa de Leyva. A las 8:00 de la mañana del domingo la Manada partió hacia Monguí, en un recorrido de aproximadamente tres horas que llevó a cerca de una centena de personas al que es considerado el pueblo más bonito de Colombia. La noche fue el escenario que acompañó a los miembros de la Manada a Bogotá y a otras ciudades de donde provenían.
Para fortuna de los participantes, en el viaje pasaron por situaciones con las que alguna vez se tendrán que enfrentar a bordo de sus vehículos. Llantas pinchadas, fallas técnicas, vehículos de carga en el camino que pusieron a prueba la pericia de Pereira y los demás pilotos, y una que otra dificultad para subir en pendientes.
Esta aventura, que se ha convertido en un plan religioso para mucho fieles de la marca, ya ha recorrido miles de kilómetros en el país, retando caminos de herradura, trochas y montañas en el Eje Cafetero, el Valle del Cauca, La Guajira, Antioquia, Atlántico, Meta y Magdalena. Más de 3.000 propietarios han disfrutado de este plan todoterreno.
Va a llegar el día en el que los periodistas se van a cansar de escribir que no caben más carros en las ciudades. Pero ni todos los carros están hechos para andar exclusivamente por el asfalto, ni las urbes tienen todo lo que se necesitaría para ponerlos realmente a prueba.
Justamente del deseo de experimentar y llevar al límite las capacidades de los vehículos nació la Manada Jeep, que se puede definir de varias formas: una caravana de amigos que recorren los sitios más recónditos del país, un grupo de lobos que no se abandonan o una mezcla de ambas.
No obstante, la idea principal de este proyecto, que nació en 2010, es que los propietarios conozcan mucho más sus carros y puedan palpar de qué están hechos y para qué, con la compañía de pilotos profesionales, al tiempo que disfrutan de los atractivos turísticos de los pueblos y la geografía colombiana.
El recorrido más reciente de esta jauría de carros se realizó el fin de semana pasado. El líder fue el piloto Daniel Pereira, quien ha tenido experiencia en el rally Dakar y ha sido varias veces campeón del Camper Cross.
Fueron dos días en los que más de 30 carros Jeep —Wrangler, Unlimited, Compass y Cherokee— atravesaron trochas y caminos de herradura en los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, pasando por poblaciones como Cucunubá, Ráquira, Villa de Leyva y Monguí. El sábado muy temprano, desde Chía, una hilera de vehículos enumerados empezaba a marcar territorio en la carretera. Mantuvieron comunicación por radios para estar al tanto de las condiciones de cada vehículo. Fue por este medio que advirtieron de situaciones como falta de combustible y se hicieron consultas sobre el funcionamiento de los carros y bromas.
Durante unas cuatro horas las llantas dejaban huellas en caminos de tierra que hacían que la turbulencia fuera constante y se hiciera necesario activar la caja en el modo 4x4, hasta llegar a Cucunubá.
Desde ahí, el trayecto siguió por la trocha hasta llegar al pintoresco municipio de Ráquira y alrededor de las cinco de la tarde al lugar de descanso: Villa de Leyva. A las 8:00 de la mañana del domingo la Manada partió hacia Monguí, en un recorrido de aproximadamente tres horas que llevó a cerca de una centena de personas al que es considerado el pueblo más bonito de Colombia. La noche fue el escenario que acompañó a los miembros de la Manada a Bogotá y a otras ciudades de donde provenían.
Para fortuna de los participantes, en el viaje pasaron por situaciones con las que alguna vez se tendrán que enfrentar a bordo de sus vehículos. Llantas pinchadas, fallas técnicas, vehículos de carga en el camino que pusieron a prueba la pericia de Pereira y los demás pilotos, y una que otra dificultad para subir en pendientes.
Esta aventura, que se ha convertido en un plan religioso para mucho fieles de la marca, ya ha recorrido miles de kilómetros en el país, retando caminos de herradura, trochas y montañas en el Eje Cafetero, el Valle del Cauca, La Guajira, Antioquia, Atlántico, Meta y Magdalena. Más de 3.000 propietarios han disfrutado de este plan todoterreno.