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Eléctrico. Con líneas rectas y bien marcadas. El origen: el Hyundai Pony de la segunda mitad del siglo XX y, claro, el prototipo 45 EV, expuesto en Alemania, durante el Salón del Automóvil de Fráncfort, en 2019. Sin duda es novedoso, a simple vista. Aunque es fiel al mercado, a la tendencia y al interés de los clientes alrededor del globo. Es una SUV.
Ioniq 5 es el más reciente lanzamiento de Hyundai en Colombia. Fue el producto con el que el fabricante surcoreano cerró 2023 en el mercado local y llega al país después de ver la luz primera en febrero de 2021, casi un año después de obtener galardones como Carro del año y EV del año, entre otros entregados por publicaciones como Car and Drive y organizaciones como World Car Awards.
De día, el juego de formas y sombras resalta esos ángulos marcados que sobresalen sobre toda la estructura. En la noche, rueda con una identidad única: hay LED tanto adelante como atrás y ese juego lumínico fue concebido en forma de pequeños cuadros que simulan píxeles y se unen a la idea, a ese cúmulo de líneas rectas, con las que Hyundai vio el futuro en un eléctrico.
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Y sí, sobre su exterior más vale una imagen que una explosión de calificativos y subjetividades. Sin embargo, adentro todo es distinto. Hay, por lo menos en esa única versión que llegó al país, una simpleza absoluta. No hay pantallas, botones ni luces de más. Todo es funcional, todo tiene un propósito, nada sobra. Es una simpleza que sirve de antesala a una conducción poco pretenciosa, sin ínfulas de deportividad, pero, aun así, propositiva y, por qué no, prolija.
Al volante
En su estructura, una batería de 72,6 kWh en polímero de iones de litio lleva al eje trasero un total de 218 caballos de potencia, así como un inmediato torque de 350 Nm. La sensación, al volante, aterriza la cifra con aceleraciones mesuradas, mas no inmediatas como la que se presenta en la mayoría de eléctricos.
Aún así, al volante, Ioniq 5 es preciso. Lo necesario y, tal vez, un poco más. Es fácil alcanzar altas velocidades y el volante es puntual con los km/h que indique el panel de instrumentos. Así, es fiable en adelantos en carretera, con una suspensión (delantera independiente MxPherson y trasera Multi-link) que poco o nada salta en movimientos bruscos.
Pocas situaciones generan conflicto con la configuración o las dimensiones de esta SUV de 4.635 mm de largo, 1.890 de ancho y 1.647 de alto. Esa tranquilidad al volante se apoya, además, en la incorporación de asistencias como el control crucero inteligente (que sigue al carro que esté adelante), el asistente de mantenimiento carril y el hecho de calzar neumáticos Michelin Pilot Sport EV (ruedas de especificación 255/45R20).
Esa simpleza, en ocasiones, contrasta con algunos sonidos que genera el eje trasero, sobre todo de la segunda fila de asientos, ajustable en la inclinación del espaldar. Sobre lo auditivo, no sobra mencionar su insonorización, adecuada, pero penetrable en algunos ruidos urbanos a los que otros EV de dimensiones similares son ajenos.
La promesa en autonomía es de 450 kilómetros. Durante la prueba se recorrieron unos 250, en condiciones de ciudad y carretera. El indicador señaló un consumo de aproximadamente el 40 % de su capacidad. Aquí, claro, el ritmo y estilo de manejo son absolutamente consecuentes con el gasto energético.
Equipo, seguridad y precio
Dentro del habitáculo, resalta un amplio espacio interior, fiel a la tarjeta y con capacidad para cinco personas. La tapicería, en tela fabricada con materiales reciclados. Hay dos pantallas: una para el panel de instrumentos de 12,3” y otra que da vida al sistema multimedia, con las mismas dimensiones, que extraña la conexión inalámbrica para dispositivos móviles.
En seguridad, suma a su paquete sistemas ABS, EBD, TCS, asistente de colisión en punto ciego, asistente de límite de velocidad, alerta de nivel de atención del conductor, monitoreo de presión de las llantas, frenos delanteros y traseros de disco y seis bolsas de aire, entre otros.
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Para el final, claro, el precio. En medio de una década que inició con pandemia y un alza generalizada en el precio de los automóviles, los $260’000.000 que pide Hyundai por un Ioniq 5 son llamativos. No es una cifra baja, no es un carro barato; aun así, comparado con las demás opciones del mercado, está un paso adelante, en equipo y sensaciones... debajo del promedio, también, en precio.