BMW 330i en Colombia: ¿Cuál es el precio del placer de conducir?

A riesgo de pecar —valga el primer adjetivo en un texto sobre carros— en las normas y los requisitos sobre derechos de autor, esta edición de Al Volante de… titula con la traducción de, quizás, el eslogan más conocido, y arriesgado, en el mundo automotor: as Freude am Fahren, en alemán, o el placer de conducir (en español).

A riesgo de sonar —o leerse— como un fanático de los bávaros, bien sería acertado señalar que incluso sus versiones station wagon, familiar, rural o Touring (como estampa la marca junto al nombre 330i) —las que a memoria y simple vista parecerían diferir del concepto de deportividad— siguen el hilo de aquel eslogan que más bien suena a premonición, presagio o vaticinio.

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Sin embargo, a riesgo de resaltar la subjetividad sobre lo tangible, la poco usual apuesta y variante de la tradicional serie 3 que BMW presentó en Colombia, el 330i Touring, es un carro cuyas prestaciones se cubren bajo el paraguas de la versatilidad. Hay espacio (hasta cuatro pasajeros se sentirán cómodos y el baúl ofrece entre 500 y 1.510 l de capacidad), dinamismo —a pesar de sus 1.440 mm de alto, 1.827 de ancho y 4.709 de largo— y emociones —sí, analogía en su máxima expresión—, basadas en una orquesta liderada por el propulsor de 2.0 litros TwinPower Turbo, la siempre sutil y precisa transmisión Steptronic de ocho marchas, y una suspensión que no flaquea aun ante la más busca señal del rígido y preciso volante.

Claro está, a riesgo de trillar en lo que resalta cada escrito sobre automóviles, no sobra indicar que 258 caballos de poder, en una arquitectura de tonelada y media (1.595 kg), donde priman unas punzantes líneas exteriores y esos “riñones” sobre los que reposa el logo de la marca; confluyen en armonía con 400 Nm de torque a los que les bastan las, realmente bajas, 1.550 revoluciones por minuto para manifestarse.

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No obstante, a riesgo de limitarse al confort, sobra decir que, fuera de la carretera, su hábitat y zona de confort, aquella suspensión digna de un turismo-deportivo contemporáneo, puede parecer poco delicada frente estos, cada vez más empinados, reductores de velocidad que adornan las igualmente irregulares vías de ciudades como Bogotá.

Ahora bien, a riesgo de caer en la obviedad, 400 Nm a las 1.550 rpm, representa una entrega óptima, ideal, prolija… casi en cualquier momento de la conducción. Posiblemente sea este uno de esos determinantes que hacen del 330i Touring una pieza cuyo lenguaje es la seguridad… la seguridad al presionar el pedal derecho... la seguridad al realizar un adelanto y la seguridad de ese ubicuo sonido del motor turboalimentado y de cuatro cilindros.

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Es más, a riesgo de pasar por alto uno de sus principales atributos, en marcha, las plazas delanteras ofrecen el agarre que un auto con estas características exige. No obstante, dicha sujeción, que prevalece en los movimientos horizontales, no interfiere en el, siempre intencional, latigazo, cabeceo o push que se alcanza, desde la mitad de recorrido del pedal, al pisar el acelerador y que se traduce en tiempos de 5,9 segundos para alcanzar los 100 km/h partiendo desde cero.

Hablar de atributos y a riesgo de parecer inoportuno en el ritmo de esta reseña, no hay que pasar por alto la calidad de materiales con los que se fabricó el habitáculo. Hay plásticos suaves y otros rigurosos que se acoplan en la parrilla y consola. Hay luz artificial, gracias a las siempre activas pantallas de 12.3” y 10,2” del panel de instrumentos y el sistema de infoentretenimiento (intuitivo y —algo cuyo valor es de resaltar— es funcional), respectivamente. Hay luz natural, gracias a un enorme techo panorámico que cubre casi toda la parte superior del 330i Touring.

No obstante, a riesgo de limitarse a lo sensorial, un ejercicio durante 70 kilómetros, entre los 2.000 y 2.500 msnm, en modo crucero y con una velocidad de 80 km/h indicó un consumo de 73 km/galón. Tal como es de esperarse, cualquiera que funja de piloto de esta máquina fabricada en Múnich (Alemania) disfrutará y hará un uso incisivo del propulsor. Para este caso, en una conducción variante y con rebases, la cifra en carretera llegó a los 54 km/g.

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Sin embargo, a riesgo de sonar repetitivo en esta y cada publicación que se haga bajo el sello de Al Volante de…, no sobra señalar que el consumo depende de variantes como la altitud, el estado de la vía y los hábitos del conductor, por eso en una hora pico urbana el número se reduce a los 37 km/g.

A riesgo de parecer desactualizado en una lectura en septiembre, noviembre o enero de 2022, a julio de 2021 BMW comercializa la referencia 330i Touring a un precio de $182’900.000. Siempre, todo a costa de un riesgo mayor o menor. La casa alemana arriesga su credibilidad, la de esta tradición oral aterrizada desde hace décadas por medio de automóviles, en cada producto. Hoy, con esta novedad, cumplió.

A riesgo de pecar —valga el primer adjetivo en un texto sobre carros— en las normas y los requisitos sobre derechos de autor, esta edición de Al Volante de… titula con la traducción de, quizás, el eslogan más conocido, y arriesgado, en el mundo automotor: as Freude am Fahren, en alemán, o el placer de conducir (en español).

A riesgo de sonar —o leerse— como un fanático de los bávaros, bien sería acertado señalar que incluso sus versiones station wagon, familiar, rural o Touring (como estampa la marca junto al nombre 330i) —las que a memoria y simple vista parecerían diferir del concepto de deportividad— siguen el hilo de aquel eslogan que más bien suena a premonición, presagio o vaticinio.

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Sin embargo, a riesgo de resaltar la subjetividad sobre lo tangible, la poco usual apuesta y variante de la tradicional serie 3 que BMW presentó en Colombia, el 330i Touring, es un carro cuyas prestaciones se cubren bajo el paraguas de la versatilidad. Hay espacio (hasta cuatro pasajeros se sentirán cómodos y el baúl ofrece entre 500 y 1.510 l de capacidad), dinamismo —a pesar de sus 1.440 mm de alto, 1.827 de ancho y 4.709 de largo— y emociones —sí, analogía en su máxima expresión—, basadas en una orquesta liderada por el propulsor de 2.0 litros TwinPower Turbo, la siempre sutil y precisa transmisión Steptronic de ocho marchas, y una suspensión que no flaquea aun ante la más busca señal del rígido y preciso volante.

Claro está, a riesgo de trillar en lo que resalta cada escrito sobre automóviles, no sobra indicar que 258 caballos de poder, en una arquitectura de tonelada y media (1.595 kg), donde priman unas punzantes líneas exteriores y esos “riñones” sobre los que reposa el logo de la marca; confluyen en armonía con 400 Nm de torque a los que les bastan las, realmente bajas, 1.550 revoluciones por minuto para manifestarse.

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Ahora bien, a riesgo de caer en la obviedad, 400 Nm a las 1.550 rpm, representa una entrega óptima, ideal, prolija… casi en cualquier momento de la conducción. Posiblemente sea este uno de esos determinantes que hacen del 330i Touring una pieza cuyo lenguaje es la seguridad… la seguridad al presionar el pedal derecho... la seguridad al realizar un adelanto y la seguridad de ese ubicuo sonido del motor turboalimentado y de cuatro cilindros.

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Hablar de atributos y a riesgo de parecer inoportuno en el ritmo de esta reseña, no hay que pasar por alto la calidad de materiales con los que se fabricó el habitáculo. Hay plásticos suaves y otros rigurosos que se acoplan en la parrilla y consola. Hay luz artificial, gracias a las siempre activas pantallas de 12.3” y 10,2” del panel de instrumentos y el sistema de infoentretenimiento (intuitivo y —algo cuyo valor es de resaltar— es funcional), respectivamente. Hay luz natural, gracias a un enorme techo panorámico que cubre casi toda la parte superior del 330i Touring.

No obstante, a riesgo de limitarse a lo sensorial, un ejercicio durante 70 kilómetros, entre los 2.000 y 2.500 msnm, en modo crucero y con una velocidad de 80 km/h indicó un consumo de 73 km/galón. Tal como es de esperarse, cualquiera que funja de piloto de esta máquina fabricada en Múnich (Alemania) disfrutará y hará un uso incisivo del propulsor. Para este caso, en una conducción variante y con rebases, la cifra en carretera llegó a los 54 km/g.

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A riesgo de parecer desactualizado en una lectura en septiembre, noviembre o enero de 2022, a julio de 2021 BMW comercializa la referencia 330i Touring a un precio de $182’900.000. Siempre, todo a costa de un riesgo mayor o menor. La casa alemana arriesga su credibilidad, la de esta tradición oral aterrizada desde hace décadas por medio de automóviles, en cada producto. Hoy, con esta novedad, cumplió.