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En la experiencia, ese cúmulo de subjetividades resumidas en adjetivos que sintetizan las impresiones sobre casi cualquier producto, el Qin Plus DM-i se divide en dos mundos. Uno, visual, su estética, distribución y, en general, el diseño interior y exterior. Otro auditivo, siempre, en este caso, relacionado con la necesidad, el contexto y su configuración.
El primero, claro, su silueta. Hoy, lo rebelde, pues en un mercado que se inclina a lo SUV, este PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicle) hace parte de ese reducido grupo de sedanes que aún sobrevive en medio de esa marea de vehículos con estéticas alusivas a lo que en algún momento identificaba a las camionetas todoterreno.
Para el segundo, su configuración misma. Es un híbrido que recarga su batería eléctrica por medio de fuentes externas. Así, como ocurre con la mayoría de estos productos, a bajas velocidades funciona sin necesidad de encender el propulsor a gasolina. Libre de sonidos para funcionar, emite un silbido, constante al ritmo de ciudad, que es la voz de esta línea, cuya función es alertar a los demás agentes viales sobre su presencia.
Sin hilar delgado, sí, su esencia navega en dos mundos. Un par de impresiones que priman, conclusiones, que en ocasiones parecen una dualidad, y que conviven cada vez que alguien toma el volante del Qin Plus.
Sedán del siglo XXI
En 4.765 mm de largo, 1.837 de ancho y 1.495 de alto, BYD configuró su sedán mediano —para el mercado colombiano—. Le dio una distancia entre ejes de 2.718 mm y un peso vehicular al vacío de 1.500 kg. Para el baúl dispuso una capacidad de 450 litros.
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Afuera prima su parrilla. Hexagonal y con líneas intermitentes que siguen su patrón horizontal. Hay un cuerpo lumínico con tecnología LED para cualquier momento de operación y dentro del faro sobresalen cuatro figuras en forma de una dirección que apunta a la punta del capó.
Hay dos tonos: el de la carrocería, de un negro brillante para el caso de la unidad reseñada, y el cromo que brilla en los bordes de las ventanas, los rines (de 17”), la parrilla, sus líneas, y las letras que en el baúl señalan la línea y marca del carro. Afuera es vanguardista y, para algunos, llamativo, más por su silueta y el juego de colores que por disponer de un diseño, llamémoslo, arriesgado.
Adentro hay una propuesta visual poco común. La paleta de colores se expande, con un volante negro, plásticos grises en el salpicadero, un azul brillante que se toma el selector de cambios y su alrededor, así como un tono crema y otro azul oscuro en las sillas —con una superlativa sujeción—.
Sobresale su sistema multimedia —al que le valen varios kilómetros para acostumbrarse—, con una pantalla rectangular con rotación vertical-horizontal de 10,1”, la distribución de los botones como el encendido, volumen, modos de manejo (que son Eco, Normal y Sport), así como una pequeña pantalla de 5” que sirve de panel de instrumentos.
Híbrido de alma EV
Su imagen y equipo son, en parte, sus puntos más altos. BYD no escatimó en configuración, aunque aquella experiencia visual puede cortarse a falta de una mayor insonorización, pues los ruidos exteriores atraviesan con facilidad el habitáculo.
Algo similar ocurre con el silbido a bajas velocidades. Necesario, pero con mayor presencia de la que se desearía dentro de la cabina. El trabajo motriz, sin embargo, es siempre sutil, bien afinado y sin sonidos mecánicos que se transmitan a los pasajeros —cinco, con una de menor longitud en sus piernas en el medio—.
Ahora bien, Qin Plus es un híbrido con alma eléctrica y eso parte de su operación. Tecnicismos al margen, la tecnología Dual Mode Intelligent (DM-i) permite que el vehículo se mueva principalmente con su motor eléctrico, incluso, permitiendo que el de gasolina recargue las baterías a cambio de alguna cantidad de combustible fósil.
Funciona gracias al trabajo en conjunto de un motor a gasolina de 1,5 litros, con 108 caballos de potencia y un torque de hasta 135 Nm, y otro eléctrico con 177 hp y 316 Nm. Hay armonía en movimiento, con pocas reacciones bruscas o sonidos que enmarquen algún cambio en el manejo de las energías. Su batería es de 8,32 kWh, con una autonomía en modo EV de hasta 55 km.
Los consumos, tan dependientes al detalle, llegaron a señalar hasta los 68 km/gal en ciudad, en condiciones de tráfico moderado, a unos 2.500 m. s. n. m. y con una carga cercana a los 160 kg. La marca enuncia una autonomía con tanque y baterías cargadas al 100 % de hasta 1.245 km. El ejercicio de prueba no cumplió con ambas condiciones; sin embargo, teniendo en cuenta sus 12,68 galones de capacidad del tanque y que el componente eléctrico inició con carga completa, el cálculo para este caso fue de hasta 862 km.
Seguridad y precio
BYD incorporó seis bolsas de aire en este modelo y sistemas de asistencia a la conducción como asistente de arranque en pendiente, control de tracción, ABS con EBD, control crucero, sensores de reversa y asistencia hidráulica de frenado, entre otros.
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Qin Plus es un híbrido que no escatima en rango de autonomía y conserva una imagen cada vez menos común en el mercado. Un producto para la persona seguidora de las nuevas tecnologías y una carrocería sedán, que Motorysa comercializa en Colombia a un precio de $160’000.000.