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Esta es al menos la posición que defenderá el próximo comisario europeo de Acción por el Clima, Wopke Hoekstra, durante las audiencias en el Parlamento Europeo que tendrán lugar a lo largo del mes de noviembre, según publica este miércoles ‘Financial Times’ y recoge Europa Press.
En los documentos internos el neerlandés asegura que “no se puede ni se debe dar marcha atrás” en los planes de prohibición de venta de vehículos de combustión de gasolina y diésel reafirmando la posición legislativa de 2021, criticada por los fabricantes en un momento en el que se enfrentan a una caída acelerada de las ventas de coches eléctricos y el aterrizaje de la competencia procedente de China.
A excepción de Renault, todos los grandes grupos de automóviles europeos ha advertido en las últimas semanas sobre un recorte de beneficios de cara al cierre del ejercicio y, de hecho, Volkswagen, el mayor empleador privado de Alemania, está considerando el cierre de plantas en el país por primera vez en sus 87 años de historia.
Al tiempo, la patronal europea de los fabricantes (ACEA, por sus siglas en inglés) advertía en uno de sus últimos comunicados de que el sector podría enfrentarse a multas por valor de hasta 15.000 millones de euros en 2025 cuando entrarán en vigor parte de las normas comunitarias destinadas a la reducción de las emisiones de gases contaminantes, concretamente, de hasta un 15% con respecto a los niveles de 2021.
A principios de septiembre, Italia pidió a Bruselas una revisión exhaustiva de la normativa ante el temor de que la medida pueda provocar el “colapso” de la industria automovilística comunitaria.
Además, Roma considera que existe una preocupación creciente a que los fabricantes europeos como Volkswagen o Stellantis se estén quedando cada vez más atrás respecto de la competencia procedente de China y Estados Unidos, donde las empresas locales se han beneficiado durante los últimos años de una avalancha de subsidios estatales que han financiado la transformación de sus industrias.
“Europa necesita una visión pragmática, la visión ideológica ha fracasado. Tenemos que reconocerlo”, llegó a comentar el ministro de italiano de Industria, Adolfo Urso.
En este contexto, su homóloga austriaca, Leonore Gewessler, enmendó las palabras del titular de Roma al asegurar que el futuro de la industria automotriz “es eléctrico” y añadiendo que Europa no podría permitirse quedarse atrás en esta nueva oleada de innovación tecnológica “como sucedió con el desarrollo del smartphone”.
Sin embargo, el informe de Hoekstra sostiene que las nuevas reglas crean “previsibilidad para inversores y fabricantes” y son esenciales para que el bloque alcance sus objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono, así como para “fortalecer la competitividad de la industria de la automoción de la UE”.
A día de hoy, el objetivo de Bruselas es reducir las emisiones contaminantes en hasta un 55% en 2030 y alcanzar las cero emisiones netas a mediados de siglo.