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En la industria automotriz, la exposición constante a factores ambientales como la luz solar, la lluvia y la contaminación atmosférica puede desencadenar una serie de problemas que van desde la decoloración hasta el deterioro estructural de los carros. Este conocimiento es vital no solo para los dueños de los carros, sino también para fabricantes y diseñadores que buscan mejorar la resistencia y calidad de sus productos frente a un entorno ambiental cada vez más desafiante.
Según Juan Carlos Ovalle, director de Investigación de Cesvi Colombia, la contaminación atmosférica urbana puede tener varios efectos negativos en la durabilidad de la pintura de un vehículo. Los contaminantes en el aire, como los gases de escape de los carros, el polvo y la suciedad, pueden acumularse en la superficie del vehículo y provocar la corrosión de la pintura, especialmente en áreas urbanas con altos niveles de contaminación.
La exposición prolongada a estos elementos puede causar la pérdida de la capa de barniz, lo que resulta en decoloración y manchas, y facilita el desprendimiento de la pintura. Esto reduce la protección que la pintura brinda contra la oxidación y el desgaste de la carrocería del vehículo. Además, los cambios bruscos de temperatura pueden causar la expansión y contracción de la pintura de un vehículo, lo que eventualmente provoca agrietamiento en la superficie, haciéndola más vulnerable a agentes externos como la luz solar, la lluvia y contaminantes ambientales.
En el peor de los casos, esto puede afectar los componentes metálicos, generando oxidación y un daño mayor al previsto, requiriendo la sustitución de la pieza según el porcentaje de área afectada: “la adherencia de la pintura a la superficie del vehículo puede verse comprometida por los cambios de temperatura, lo que podría conducir a la separación de capas de pintura, especialmente si hay humedad o contaminantes atrapados entre ellas“, subraya.
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Radiación solar
La radiación solar puede tener un impacto significativo en la pintura de los carros debido a la exposición prolongada a los rayos UV. Con el tiempo, estos rayos pueden causar degradación de los compuestos químicos en la pintura, lo que lleva a un deterioro del color y brillo originales del vehículo. Además, la radiación solar intensa puede provocar que la pintura se vuelva opaca y pierda su lustre, afectando tanto la estética como el valor de reventa del carro.
Por ejemplo, un carro en zonas costeras, donde la concentración de sal es alta, las oleadas de viento pueden llevar partículas de arena y las temperaturas son elevadas, requiere cuidados especiales.
Es fundamental lavarlo regularmente con agua tratada para eliminar la acumulación de sal en la superficie: “Aplicar cera o sellador con frecuencia proporciona una capa protectora adicional que ayuda a repeler la sal y otros contaminantes. Siempre que sea posible, es recomendable estacionar el vehículo en un garaje o área cubierta para evitar cambios de color o manchas en la pintura. Además, realizar inspecciones periódicas de la pintura y las áreas metálicas es crucial para detectar signos de oxidación o deterioro, ya que una acción oportuna puede evitar costos mayores de reparación”, señala Ovalle.
Exposición a la lluvia y humedad
La exposición continua a la lluvia y la humedad puede tener varios efectos adversos en la pintura de los carros. El agua de lluvia contiene contaminantes como ácidos o partículas de suciedad, puede dejar manchas y marcas difíciles de eliminar. Además, la humedad ambiental prolongada puede contribuir a la formación de óxido y corrosión en las áreas expuestas del vehículo, particularmente en partes metálicas como las puertas y el capó.
Para mitigar los efectos negativos de la lluvia y la humedad en la pintura del carro, es fundamental mantener el vehículo limpio y protegido con ceras y selladores que crean una barrera protectora. Lavar el carro regularmente con productos diseñados para eliminar residuos y contaminantes es crucial para evitar que la suciedad se acumule y dañe la pintura.
Asimismo, almacenar el carro en un lugar cubierto siempre que sea posible también reduce la exposición directa a la lluvia y la humedad, preservando la apariencia y el valor del vehículo a lo largo del tiempo.
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Impacto biológico en la pintura del carro
Restos de insectos, excrementos de aves, bayas (fruto) y hojas mojadas son factores comunes que pueden deteriorar la pintura de cualquier vehículo.
Insectos: Si no se limpian adecuadamente, los restos de insectos secretan una sustancia pegajosa y ácida que erosiona las capas protectoras de la pintura rápidamente.
Excrementos de aves: Su composición ácida, combinada con la exposición al sol, los endurece y hace difíciles de eliminar. Estos excrementos pueden dejar marcas visibles y rayar la pintura.
Bayas y hojas mojadas: Al estacionar bajo un árbol, las bayas y frutos que caen pueden manchar la pintura debido a su pigmentación y acidez, alterando el color. Las hojas mojadas, si permanecen demasiado tiempo, causan manchas y opacan la pintura.
Por su parte, Ovalle señala que los residuos como el hollín, de color oscuro, pueden adherirse fácilmente a la superficie del vehículo, especialmente en áreas como el parachoques trasero, los espejos laterales y los alrededores del tubo de escape. Esto puede hacer que el carro luzca sucio y descuidado, afectando negativamente su apariencia.
Además, el hollín puede contener partículas pequeñas y abrasivas que, si no se limpian adecuadamente, pueden rayar la superficie de la pintura. Estos arañazos visibles no solo afectan la estética, sino que, dependiendo de su profundidad, también pueden comprometer la capa protectora de la pintura, dejando el vehículo más vulnerable a la corrosión y al deterioro.