Con el sello colombiano
Alberto Mantilla, un diseñador industrial, se ganó el respeto de la empresa de maquinaria pesada. Este bogotano ha creado muchos de los tractores de esta compañía, en Estados Unidos.
Redacción Autos
Alberto Mantilla es un diseñador industrial. Un hombre que podría ser visto como un colombiano más que se fue a buscar suerte en Estados Unidos, pero no es así.
Él es una de las figuras más reconocidas del diseño en ese país y el encargado de darle forma y vida a algunos tractores de la marca John Deere, la mayor fabricante de maquinaria pesada en el mundo.
Ha recibido varios galardones internacionales, como el de la revista Time en 1998 por Mejor diseño del año; el prestigioso premio IDEA; el de la revista ID, Design distinction; y el Lápiz de acero en Colombia.
Entre los productos creados por Mantilla se cuenta el tractor para jardín con tecnología amigable con el ambiente y otro llamado Gator, utilizados en los campos de golf.
Autos habló con él en la Feria de Diseño Zona D, realizada en el Monumento Los Héroes, el pasado mes de abril.
¿Cómo llegó a ser tenido en cuenta por John Deere?
Llegué a Nueva York a trabajar de soldado raso en una empresa de diseño hace 20 años, hasta llegar a ser mánager de un equipo. Entre los clientes estaba John Deere y se diseñó el Gator, un pick-up pequeño que rompió barreras. Yo estuve envuelto desde el principio en el proyecto y me ofrecieron ser asociado, pero decidí abrir mi propia oficina. Estuve tres años como consultor en Ford, y allí aprendí mucho de tecnología y técnicas de autos del futuro. Yo pensaba que era gente del otro mundo, pero al tener contacto con ellos y ver que eran como yo, me sirvió para perder el miedo y ver que yo podía hacer cosas importantes en el mundo del transporte. Con el nacimiento del CAT (programa de diseño), tuve la fortuna de aprender el sistema y de quedarme con él y trabajar en mis creaciones. John Deere me conocía y por eso decidió seguir trabajando conmigo.
¿Cuál es el sello de Alberto Mantilla en el diseño?
Hay diferentes formas de diseño. Uno tiene sello cuando diseña algo que tiene referencia con el arte, pero cuando se crea un tractor hay que quitarse el corazón, diseñar para la gente y estudiar qué es lo que necesita. Además, tener en cuenta qué es la compañía, de dónde viene y para dónde va. Tener en cuenta la imagen corporativa y tener conciencia de la parte estética. Hay que entender, John Deere no solamente es un negocio de muchos años, sino algo muy importante en el sector de los tractores. Hay que hacer estudios ergonómicos del chasis y de otras partes y paralelamente tener un conocimiento de las plantas, los tiempos de las mismas y saber lo que hacen sus operarios para no perjudicar el sistema. Además, hay que entender el análisis de mercadeo y hablar con los usuarios.
¿De dónde le llega la inspiración?
La inspiración varía. He tenido muchos diseños famosos dirigidos por sentimientos: Cuando nació mi hija Camila creé una cuna que se ganó el Premio de Oro del IDS. Fue uno de los mejores reconocimientos y el trampolín para crear otras empresas.
¿Cuál es su carro soñado?
Estuve en un ‘test drive’ de Tesla, un deportivo eléctrico y me pareció increíble. No tiene cambios y posee un torque increíble. Va de cero a 60 kilómetros por hora en menos de tres segundos y se puede sentir la velocidad inmediata y cómo llega a las 14.000 revoluciones de inmediato. Es como si fuera un taladro. Además, es un vehículo que no contamina, ruidoso todavía, pero es un gran logro.
¿Y en la forma?
Soy muy romántico, me gustan los carros viejos y por eso tengo un Mini del año 71. Claro que también me seducen los Maserati y Lamborghini, que para mí son obras de arte. Estéticamente son muy atractivos.
Al ver su trabajo en los modelos John Deere, ¿qué siente?
Es la oportunidad de colaborar y forjar el futuro de una empresa de esta magnitud. Es algo que no puedo describir. Es como tener muchos hijos. En verdad es algo apasionante y satisfactorio.
Alberto Mantilla es un diseñador industrial. Un hombre que podría ser visto como un colombiano más que se fue a buscar suerte en Estados Unidos, pero no es así.
Él es una de las figuras más reconocidas del diseño en ese país y el encargado de darle forma y vida a algunos tractores de la marca John Deere, la mayor fabricante de maquinaria pesada en el mundo.
Ha recibido varios galardones internacionales, como el de la revista Time en 1998 por Mejor diseño del año; el prestigioso premio IDEA; el de la revista ID, Design distinction; y el Lápiz de acero en Colombia.
Entre los productos creados por Mantilla se cuenta el tractor para jardín con tecnología amigable con el ambiente y otro llamado Gator, utilizados en los campos de golf.
Autos habló con él en la Feria de Diseño Zona D, realizada en el Monumento Los Héroes, el pasado mes de abril.
¿Cómo llegó a ser tenido en cuenta por John Deere?
Llegué a Nueva York a trabajar de soldado raso en una empresa de diseño hace 20 años, hasta llegar a ser mánager de un equipo. Entre los clientes estaba John Deere y se diseñó el Gator, un pick-up pequeño que rompió barreras. Yo estuve envuelto desde el principio en el proyecto y me ofrecieron ser asociado, pero decidí abrir mi propia oficina. Estuve tres años como consultor en Ford, y allí aprendí mucho de tecnología y técnicas de autos del futuro. Yo pensaba que era gente del otro mundo, pero al tener contacto con ellos y ver que eran como yo, me sirvió para perder el miedo y ver que yo podía hacer cosas importantes en el mundo del transporte. Con el nacimiento del CAT (programa de diseño), tuve la fortuna de aprender el sistema y de quedarme con él y trabajar en mis creaciones. John Deere me conocía y por eso decidió seguir trabajando conmigo.
¿Cuál es el sello de Alberto Mantilla en el diseño?
Hay diferentes formas de diseño. Uno tiene sello cuando diseña algo que tiene referencia con el arte, pero cuando se crea un tractor hay que quitarse el corazón, diseñar para la gente y estudiar qué es lo que necesita. Además, tener en cuenta qué es la compañía, de dónde viene y para dónde va. Tener en cuenta la imagen corporativa y tener conciencia de la parte estética. Hay que entender, John Deere no solamente es un negocio de muchos años, sino algo muy importante en el sector de los tractores. Hay que hacer estudios ergonómicos del chasis y de otras partes y paralelamente tener un conocimiento de las plantas, los tiempos de las mismas y saber lo que hacen sus operarios para no perjudicar el sistema. Además, hay que entender el análisis de mercadeo y hablar con los usuarios.
¿De dónde le llega la inspiración?
La inspiración varía. He tenido muchos diseños famosos dirigidos por sentimientos: Cuando nació mi hija Camila creé una cuna que se ganó el Premio de Oro del IDS. Fue uno de los mejores reconocimientos y el trampolín para crear otras empresas.
¿Cuál es su carro soñado?
Estuve en un ‘test drive’ de Tesla, un deportivo eléctrico y me pareció increíble. No tiene cambios y posee un torque increíble. Va de cero a 60 kilómetros por hora en menos de tres segundos y se puede sentir la velocidad inmediata y cómo llega a las 14.000 revoluciones de inmediato. Es como si fuera un taladro. Además, es un vehículo que no contamina, ruidoso todavía, pero es un gran logro.
¿Y en la forma?
Soy muy romántico, me gustan los carros viejos y por eso tengo un Mini del año 71. Claro que también me seducen los Maserati y Lamborghini, que para mí son obras de arte. Estéticamente son muy atractivos.
Al ver su trabajo en los modelos John Deere, ¿qué siente?
Es la oportunidad de colaborar y forjar el futuro de una empresa de esta magnitud. Es algo que no puedo describir. Es como tener muchos hijos. En verdad es algo apasionante y satisfactorio.