Conducir con aire acondicionando o ventanas abajo: ¿Qué gasta más gasolina?
Conozca los consejos de estos expertos sobre cómo ahorrar más gasolina a su vehículo al conducir con el aire acondicionado o las ventanas abiertas.
Muchos conductores se cuestionan cuál es la mejor opción para ahorrar combustible en sus vehículos: ¿utilizar el aire acondicionado o bajar las ventanas? Es cierto que el aire acondicionado incrementa el consumo de gasolina, ya que funciona mediante la compresión y liberación de gas refrigerante. Este proceso absorbe el calor y reduce la temperatura, enfriando el aire que luego se distribuye en el interior del vehículo mediante un ventilador. Por otro lado, al conducir a altas velocidades, como en avenidas o carretera, tener las ventanas abiertas puede generar una presión adicional, aumentando la resistencia al viento y forzando al motor a trabajar más, lo que resulta en un mayor gasto de gasolina.
Según Luis Benavides, experto y jefe de sala en Ben Automotriz, el uso del aire acondicionado puede aumentar el consumo de combustible en un 10% más de lo habitual. Sin embargo, optar por bajar las ventanas puede afectar el rendimiento de combustible hasta en un 20% adicional.
Benavides explica que se han llevado a cabo diversas pruebas como el estudio de la Society of Automotive Engineers (SAE) en Estados Unidos revelado en su portal SAE International, que reveló que conducir con las ventanas cerradas y el aire acondicionado encendido es la forma más eficiente de ahorrar combustible, excepto en ciertas circunstancias. La investigación se realizó en un túnel de viento de General Motors, donde se simuló viento cruzado y se controlaron las temperaturas y la velocidad del vehículo. Se probaron un SUV y un sedán grande, ambos con motores V8. Se concluyó que tener las ventanas abiertas afecta significativamente la eficiencia del combustible, especialmente en vehículos más aerodinámicos.
A velocidades superiores a 88.5 km/h (55 mph), conducir con las ventanas abiertas puede reducir la eficiencia del combustible en un 20% o más, mientras que el uso del aire acondicionado solo disminuye el ahorro en un 10%. Por lo tanto, para velocidades mayores, se recomienda utilizar el aire acondicionado. Sin embargo, para velocidades más bajas, especialmente en trayectos cortos, es más eficiente apagar el aire acondicionado y abrir las ventanas, ya que la resistencia del viento es menor a velocidades más moderadas.
De ahí que, para Benavides, al conducir a velocidades superiores a 60 km/h, sea preferible utilizar el aire acondicionado para evitar un aumento en el consumo de combustible o energía del vehículo. Sin embargo, en ciudades con tráfico denso como Bogotá, donde rara vez se supera esta velocidad durante períodos prolongados, es más conveniente bajar las ventanas. Para ilustrar este punto, Benavides emplea el ejemplo del paracaídas: al bajar las ventanas en altas velocidades, se desmejora la aerodinámica del automóvil, lo que resulta en una presión adicional en el interior del vehículo. Esta presión afecta el movimiento de las llantas, aumentando la carga sobre el motor y, en consecuencia, el consumo de combustible.
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Vladimir Martínez, experto de tecnología automotriz de ING Motor, aconseja utilizar el aire acondicionado solo cuando sea realmente necesario, como en momentos de alta temperatura durante períodos cortos para que el interior del vehículo se aclimate gradualmente. Se recomienda encender y apagar el aire acondicionado de forma constante para mantener una temperatura agradable en el interior sin excederse en el enfriamiento. Además, sugiere activar el aire acondicionado cuando el vehículo mantenga velocidades superiores a los 60 km/h durante períodos prolongados para evitar que el carro ejerza la presión del aire que incrementa el trabajo del motor, evitando el consumo de gasolina adicional.
Es esencial evitar dejar el automóvil estacionado bajo el sol durante largos períodos para prevenir el sobrecalentamiento del vehículo y evitar el uso excesivo del aire acondicionado. Al iniciar el recorrido, Martínez aconseja conducir unos minutos con las ventanas abiertas para permitir que el aire caliente salga y facilitar el trabajo del aire acondicionado.
El experto de tecnología automotriz sugiere que, al conducir a velocidades bajas, es más eficiente utilizar las ventanas abiertas en lugar de encender el aire acondicionado. Al hacerlo, se reduce el consumo de gasolina debido a la disminución de la resistencia del viento a velocidades más moderadas.
Explica que, al aumentar la velocidad, la resistencia al viento también aumenta. Sin embargo, este incremento no es lineal sino exponencial. Es decir: “si estuviera viajando a una velocidad de 80 km/h, la fuerza ejercida sobre el vehículo sería hasta tres veces mayor que cuando se conduce a 40 km/h. Por lo tanto, incluso al duplicar la velocidad del vehículo, la resistencia se incrementa hasta tres veces más”, señala.
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Unas consideraciones a las que también habría que agregarle las recomendaciones médicas. Mónica Brubiano, profesional de la salud de medicina general, indica que el uso excesivo del aire acondicionado puede incrementar significativamente la incidencia de irritación, inflamación, sequedad e infección en las vías respiratorias, que afecta notablemente a las personas que sufren de alergias como la rinitis. Además, la exposición directa del cuerpo a corrientes de aire frío puede ocasionar dolores y contracturas musculares en los hombros, clavículas y espalda. Asimismo, esta exposición puede desencadenar mareos, dolores de cabeza y migrañas.
Sostiene que el uso prolongado del aire acondicionado puede ocasionar problemas dermatológicos debido a la sequedad del ambiente que genera, así como sequedad en los ojos. Esta última condición puede representar un problema que afecte la capacidad de conducción.
Muchos conductores se cuestionan cuál es la mejor opción para ahorrar combustible en sus vehículos: ¿utilizar el aire acondicionado o bajar las ventanas? Es cierto que el aire acondicionado incrementa el consumo de gasolina, ya que funciona mediante la compresión y liberación de gas refrigerante. Este proceso absorbe el calor y reduce la temperatura, enfriando el aire que luego se distribuye en el interior del vehículo mediante un ventilador. Por otro lado, al conducir a altas velocidades, como en avenidas o carretera, tener las ventanas abiertas puede generar una presión adicional, aumentando la resistencia al viento y forzando al motor a trabajar más, lo que resulta en un mayor gasto de gasolina.
Según Luis Benavides, experto y jefe de sala en Ben Automotriz, el uso del aire acondicionado puede aumentar el consumo de combustible en un 10% más de lo habitual. Sin embargo, optar por bajar las ventanas puede afectar el rendimiento de combustible hasta en un 20% adicional.
Benavides explica que se han llevado a cabo diversas pruebas como el estudio de la Society of Automotive Engineers (SAE) en Estados Unidos revelado en su portal SAE International, que reveló que conducir con las ventanas cerradas y el aire acondicionado encendido es la forma más eficiente de ahorrar combustible, excepto en ciertas circunstancias. La investigación se realizó en un túnel de viento de General Motors, donde se simuló viento cruzado y se controlaron las temperaturas y la velocidad del vehículo. Se probaron un SUV y un sedán grande, ambos con motores V8. Se concluyó que tener las ventanas abiertas afecta significativamente la eficiencia del combustible, especialmente en vehículos más aerodinámicos.
A velocidades superiores a 88.5 km/h (55 mph), conducir con las ventanas abiertas puede reducir la eficiencia del combustible en un 20% o más, mientras que el uso del aire acondicionado solo disminuye el ahorro en un 10%. Por lo tanto, para velocidades mayores, se recomienda utilizar el aire acondicionado. Sin embargo, para velocidades más bajas, especialmente en trayectos cortos, es más eficiente apagar el aire acondicionado y abrir las ventanas, ya que la resistencia del viento es menor a velocidades más moderadas.
De ahí que, para Benavides, al conducir a velocidades superiores a 60 km/h, sea preferible utilizar el aire acondicionado para evitar un aumento en el consumo de combustible o energía del vehículo. Sin embargo, en ciudades con tráfico denso como Bogotá, donde rara vez se supera esta velocidad durante períodos prolongados, es más conveniente bajar las ventanas. Para ilustrar este punto, Benavides emplea el ejemplo del paracaídas: al bajar las ventanas en altas velocidades, se desmejora la aerodinámica del automóvil, lo que resulta en una presión adicional en el interior del vehículo. Esta presión afecta el movimiento de las llantas, aumentando la carga sobre el motor y, en consecuencia, el consumo de combustible.
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Vladimir Martínez, experto de tecnología automotriz de ING Motor, aconseja utilizar el aire acondicionado solo cuando sea realmente necesario, como en momentos de alta temperatura durante períodos cortos para que el interior del vehículo se aclimate gradualmente. Se recomienda encender y apagar el aire acondicionado de forma constante para mantener una temperatura agradable en el interior sin excederse en el enfriamiento. Además, sugiere activar el aire acondicionado cuando el vehículo mantenga velocidades superiores a los 60 km/h durante períodos prolongados para evitar que el carro ejerza la presión del aire que incrementa el trabajo del motor, evitando el consumo de gasolina adicional.
Es esencial evitar dejar el automóvil estacionado bajo el sol durante largos períodos para prevenir el sobrecalentamiento del vehículo y evitar el uso excesivo del aire acondicionado. Al iniciar el recorrido, Martínez aconseja conducir unos minutos con las ventanas abiertas para permitir que el aire caliente salga y facilitar el trabajo del aire acondicionado.
El experto de tecnología automotriz sugiere que, al conducir a velocidades bajas, es más eficiente utilizar las ventanas abiertas en lugar de encender el aire acondicionado. Al hacerlo, se reduce el consumo de gasolina debido a la disminución de la resistencia del viento a velocidades más moderadas.
Explica que, al aumentar la velocidad, la resistencia al viento también aumenta. Sin embargo, este incremento no es lineal sino exponencial. Es decir: “si estuviera viajando a una velocidad de 80 km/h, la fuerza ejercida sobre el vehículo sería hasta tres veces mayor que cuando se conduce a 40 km/h. Por lo tanto, incluso al duplicar la velocidad del vehículo, la resistencia se incrementa hasta tres veces más”, señala.
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Sostiene que el uso prolongado del aire acondicionado puede ocasionar problemas dermatológicos debido a la sequedad del ambiente que genera, así como sequedad en los ojos. Esta última condición puede representar un problema que afecte la capacidad de conducción.