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Las transmisiones o cajas automáticas son aquellas que permiten que los vehículos funcionen sin la necesidad de que el conductor realice los cambios de marcha de forma manual. Son prácticas y útiles en los atascos y trancones propios de las grandes ciudades, pues, por lo general, los carros que la incluyen funcionan con dos únicos pedales: uno para acelerar y otro para frenar.
Técnicamente, explica Alejandro Tobón, director nacional de servicio de Autogermana, “las cajas de velocidades automáticas se basan en la mecánica de fluidos por medio de la cual se puede transmitir la potencia y el torque del motor a las ruedas motrices a través de un fluido. El acople entre el motor y la caja de velocidades se llama convertidor de torque y, en líneas generales, consiste en dos ventiladores enfrentados dentro de un alojamiento sellado y entre los cuales hay un aceite ligero que corre entre ellos y sirve como elemento de transmisión”.
Su implementación se remonta a principios del siglo XX y su popularidad o preferencia varia según cada continente. En Colombia, vehículos de entrada y líderes del mercado como Volkswagen Polo Track, Renault Kwid y el Kia Picanto, cuentan con opciones con caja manual. Sin embargo, un artículo publicado por Los Angeles Times, en 2016, afirmó que menos del tres por ciento de los automóviles que se venden en Estados Unidos cuentan con transmisiones mecánicas. “La desaparecida palanca de cambios” (The disappearing stick shift), tituló el medio.
Según Ricardo Osorio, experto en producto de Autotrain, “la transmisión automática es la versión fácil de conducir de un automóvil. En lugar de tener un embrague que hay que estar pisando para cambiar las marchas, él solo, en diferentes posiciones de la palanca, avanza y el vehículo se vuelve fácil de conducir… hace de la conducción algo más tranquilo”.
Los autos que la incluyen abandonan las posiciones numéricas de las palancas tradicionales, adoptando una con posiciones específicas, que puede variar de forma, ubicación y funcionalidad, según la marca, tipo y año de fabricación.
“Los vehículos con transmisión automática tienen una palanca que puede estar en el volante o puede estar en la consola central. Tienen diferentes íconos o letras. Normalmente tiene una P de parking, N de neutral, R de reversa y D de Drive”, agrega Osorio.
El equipo de El Mecánico Recomienda, de El Espectador, explica la descripción de cada sigla.
Parking (P): Esta función se usa para estacionar, siempre y cuando no se encuentre sobre un desnivel u otra condición que pueda mover el carro. Si ese es el caso, debe poner el freno de estacionamiento, porque cuando lo deja sin él, en Parking, todo el peso del vehículo y sus ocupantes reposa sobre una pequeña pinza o pasador.
Reversa (R): Como su nombre lo indica , el vehículo da marcha hacia atrás y encienden, cuando el vehículo cuenta con ella, la cámara de reversa junto. Según el caso, también puede accionar los sensores de proximidad traseros o de todo el exterior del carro.
Neutral (N): Una posición polémica, pues hay quienes la usan creyendo que van a reducir el trabajo del motor y así dejar rodar el carro ahorrando combustible. Lo anterior es falso y peligroso, nunca debe usar neutro en bajadas. Aquí se desacopla el motor y, si se acelera, no hay movimiento. Se utiliza para detenciones largas, donde no hay que mantener el pedal de freno oprimido, para remolcarlo o mover el vehículo cuando el motor tiene una falla o no enciende. Todos los manuales de propietario explican como usar la función neutro de manera correcta. No improvise.
Drive (D): Avance, esta es la posición para iniciar marcha adelante. Para este caso, el carro elige la marcha necesaria según la presión que la persona al volante le haga al pedal y las condiciones del camino. Las relaciones varían según el fabricante y tipo de caja. No tenga miedo de pisar el freno y detenerse en la posición D cuando se encuentra en un semáforo.