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La transición hacia los vehículos eléctricos ha generado un debate importante sobre su impacto ambiental y la dependencia de recursos tradicionales como el petróleo. A medida que crece el interés por estas tecnologías, surge la pregunta de hasta qué punto los carros eléctricos están realmente desvinculados de los combustibles fósiles. Este cuestionamiento ha llevado a un análisis más profundo sobre los componentes de su fabricación, la fuente de la electricidad que los impulsa y el papel que sigue desempeñando el petróleo en toda la cadena productiva del sector automotriz.
Un informe reciente de JD Power destaca cómo los vehículos eléctricos a batería (VEB) han transformado radicalmente el panorama en términos de las piezas requeridas para operar y mantener un automóvil. Esta transformación se debe a que los VEB cuentan con menos componentes mecánicos en comparación con los vehículos de combustión interna, lo que reduce significativamente la cantidad de piezas de repuesto necesarias. Por ejemplo, en lugar de un complejo sistema de transmisión, los VEB suelen tener un sistema de tracción directo que simplifica el diseño y disminuye la cantidad de mantenimiento requerido.
Esta innovación tecnológica ha cuestionado la relevancia de componentes automotrices que históricamente se han considerado esenciales, como el sistema de escape y los filtros de aceite, lo que lleva a una reevaluación de los procesos de fabricación y distribución de piezas en la industria automotriz.
Uno de los ejemplos más claros es el aceite de motor, que se elabora a partir del petróleo puro y que en los motores de combustión interna desempeña un papel tan vital como la sangre en el cuerpo humano. Sin este lubricante, un motor tradicional simplemente no podría funcionar. Sin embargo, con la llegada de los VEB, esta dependencia ha sido puesta en duda, ya que estos vehículos no necesitan muchos de los elementos que han sido imprescindibles en la mecánica tradicional.
El informe subraya que la necesidad de aceite de motor varía notablemente en función del tipo de tecnología del vehículo. En el caso de los vehículos eléctricos a batería (VEB), no se utiliza aceite de motor debido a que estos carecen de un motor de combustión interna. Esta diferencia los distingue de los modelos híbridos, que, a pesar de estar parcialmente electrificados, aún cuentan con motores tradicionales y, por lo tanto, requieren aceite y sus correspondientes cambios periódicos.
En particular, el análisis menciona que los híbridos, como el Toyota RAV4 Hybrid y el RAV4 Prime Plug-in Hybrid, siguen dependiendo del aceite de motor para su funcionamiento. Por el contrario, vehículos completamente eléctricos, como el Tesla Model 3, no necesitan este lubricante, lo que marca una clara separación en términos de mantenimiento entre ambos tipos de tecnología.
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El mantenimiento relacionado con el cambio de aceite suele ser uno de los temas más discutidos cuando se habla de motores de gasolina, debido a la importancia del aceite en la operación de estos motores. Este lubricante juega un papel crucial al reducir la fricción entre las partes móviles del motor, lo que contribuye a una mayor durabilidad del mismo. Sin embargo, al no necesitar aceite para su funcionamiento, los vehículos eléctricos eliminan este aspecto de mantenimiento, lo que representa una ventaja significativa para sus propietarios. La ausencia de esta tarea reduce la carga de mantenimiento y elimina la preocupación por los cambios periódicos de aceite, lo cual simplifica el cuidado de estos vehículos.
Un ejemplo adicional son los lubricantes, que juegan un papel fundamental en el funcionamiento eficiente de los vehículos híbridos al reducir la fricción entre las piezas móviles y mantener la temperatura adecuada de los componentes. Además del aceite de motor, esencial para la lubricación y protección del motor, se utilizan otros lubricantes derivados del petróleo en diversos sistemas del vehículo. Por ejemplo, en las transmisiones, estos lubricantes facilitan cambios de marcha más suaves y prolongan la vida útil de los engranajes. En los sistemas de dirección, garantizan un manejo preciso y fluido, mientras que en los frenos contribuyen a un rendimiento óptimo y a la seguridad en la conducción.
Los carros eléctricos requieren lubricantes, aunque de forma diferente a los vehículos de combustión interna. Se utilizan lubricantes en transmisiones de una sola velocidad y diferenciales para reducir la fricción y el desgaste. Aunque los motores eléctricos no necesitan aceite de motor, sí requieren lubricantes para sus partes móviles, como rodamientos y ejes, asegurando un funcionamiento eficiente. Además, los vehículos eléctricos emplean lubricantes en sistemas de dirección y frenos para mejorar el rendimiento y la seguridad, así como en algunos sistemas de refrigeración que ayudan a mantener la temperatura de la batería.
Los desafíos ocultos de los cambios de aceite
Aunque puede parecer un mantenimiento menor, los cambios de aceite son fundamentales para la longevidad de un motor de combustión interna. Estos deben realizarse entre las 5.000 y 7.500 millas, lo que puede convertirse en una tarea incómoda por su frecuencia. Además, a los conductores se les recomienda revisar el nivel de aceite al menos una vez al mes, agregando otra responsabilidad al cuidado del vehículo.
De acuerdo con el informe de JD Power, otro problema que enfrentan los propietarios es el riesgo de utilizar el tipo incorrecto de aceite. Cada fabricante establece requisitos específicos sobre el aceite adecuado para su modelo, y no seguir estas pautas puede generar problemas en el motor. Además, factores como las condiciones climáticas y el uso del vehículo influyen en la frecuencia de los cambios de aceite. Usar el lubricante incorrecto o ignorar el mantenimiento necesario puede incluso afectar la validez de la garantía del vehículo.
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El informe detalla que, para los propietarios de vehículos eléctricos a batería (VEB), el mantenimiento de lubricantes es menos complejo que en los automóviles con motores de combustión interna. Aunque el aceite de motor deja de ser un tema de preocupación, algunos fluidos aún son necesarios.
Un ejemplo es el líquido de frenos, que continúa siendo esencial para garantizar el correcto funcionamiento del sistema de frenos. No obstante, este fluido suele tener una vida útil prolongada, y algunos fabricantes no recomiendan su reemplazo sino hasta después de 150.000 millas, lo que indica que el vehículo podría cambiar de manos antes de necesitar dicho mantenimiento.
Entretanto, aclara que los vehículos eléctricos carecen de las complejas transmisiones de múltiples velocidades que se encuentran en los carros tradicionales. Mientras que un vehículo a gasolina puede tener una transmisión de cinco velocidades, los autos eléctricos generalmente cuentan con una transmisión de una sola velocidad, lo que implica menos componentes que requieren lubricación.
En el caso del Chevy Bolt EV, por ejemplo, el plan de mantenimiento señala que es posible que nunca se necesite un servicio de lavado de la transmisión. Sin embargo, el informe enfatiza la importancia de consultar siempre el manual del propietario y buscar asesoría en el concesionario para confirmar si alguna vez será necesario realizar un cambio de líquido de transmisión.