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Hay carros que sorprenden por su diseño y que sólo necesitan un primer impacto para enamorar. Con el Blue Efficiency, de Mercedes-Benz, pasa algo particular y es que la verdadera conquista se da cuando se tiene la oportunidad de poner en funcionamiento su motor. Y no es que su imagen no sea atractiva ni mucho menos. Lo que sucede es que su esencia parte de un auto ya conocido, como lo es el E350, del cual ya se conocen sus bondades estéticas y tecnológicas. Eso sí, impacta el color marrón cuprita metalizado, que por primera vez estrena la marca alemana en uno de sus vehículos.
Pero hay que decirlo, cuando se pone el pie en el acelerador y la potencia se deja sentir con facilidad, no suena extraño que alguien se pregunte si verdaderamente está al mando de un auto con un propulsor de 1.796 centímetros cúbicos, cifra que tomada de manera desprevenida podría pensarse insuficiente para mover un carrocería generosa, como lo es la de la familia E.
Resulta sorprendente la capacidad de aceleración, como también el hecho de que el motor responda de una manera efectiva y veloz. Y eso se consiguió gracias al trabajo de los ingenieros, quienes verdaderamente lograron una gran obra de ingeniería, representada en la tecnología CGI (Charged Gasoline Injection), que en otras palabras es un sistema que realiza la inyección de combustible directamente dentro de la cámara de combustión de la misma manera que los motores diésel, consiguiendo prestaciones muy altas de torque, a muy bajas revoluciones, lo que redunda en un bajo consumo de combustible y reduce de forma considerable los niveles de contaminación, cumpliendo con la norma Euro 5.