En 2016, por cada vehículo vendido en Colombia, se entregaron 2,3 motos
Oliverio García, presidente de la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores, analiza cómo le fue al sector este año que termina. Asegura que aunque la demanda de carros nuevos se contrajo, creció la venta de usados y motos. La implementación de nuevas políticas es clave para reducir los índices de contaminación y ponerse al día con la región.
Oliverio García Basurto *
¿Qué dejó este año el sector automotor? Definitivamente mucha reflexión. En 2016 se presentó un comportamiento interesante en las ventas de vehículos usados y la posibilidad de una reforma tributaria. Estos aspectos, entre otros, son claves para construir unas bases sólidas para el futuro de un sector que genera un impacto económico anual que supera los $50 billones, incluyendo industria, comercio y bienes complementarios.
En Andemos (Asociación Colombiana de Vehículos Automotores) proyectamos un cierre de 250 mil unidades nuevas este 2016. Si bien la demanda se contrajo, la venta de vehículos usados crece: por cada unidad nueva vendida, se registraron en promedio 3,1 traspasos entre enero y noviembre.
Este fue un buen año para el mercado de usados, que presentó un comportamiento típico cuando disminuyen las ventas de los cero kilómetros. Lo mismo sucedió con las motos, que se siguen posicionando como una solución de movilidad para muchos colombianos, pero cuyo crecimiento vertiginoso e implicaciones para el tráfico de las ciudades deben revisarse a fondo. Entre enero y noviembre se comercializaron 520.457 unidades. Esto significa que por cada vehículo vendido, en promedio se entregaron 2,3 motos.
Hace 25 años se comercializaban en el país 100 mil unidades al año, hoy el promedio son una 300 mil y durante la próxima década se estima que será el doble. A pesar de estas proyecciones, Colombia seguiría en rezago para alcanzar el promedio de la región que también viene creciendo. Por esta razón se requieren políticas públicas que permitan un crecimiento ordenado y sostenido del sector.
Una gran oportunidad está en la reforma tributaria que cursa en el Congreso y será clave para que el Estado implemente políticas innovadoras que den una nueva dinámica al sector y mitiguen el impacto regresivo que tendrían mayores tributos en el mercado automotor.
Actualmente la radiografía del parque automotor es preocupante, el índice de motorización es bajo y la tasa de obsolescencia alta. El año pasado se registraron 5,9 carros nuevos por cada mil habitantes en el país, mientras que el promedio de Latinoamérica fue 10,1 y el de Argentina, con una población similar a la nuestra, de 14,8 vehículos.
Un tercio de la población vehicular registra más de 20 años en Colombia, y en el caso de los segmentos de buses, camiones de más de 10,5 toneladas y volquetas, el 20 % de la población vehicular supera los cuarenta años. Esta alarmante situación deteriora la calidad del aire en las ciudades y eleva los índices de accidentes de tránsito.
En un reciente estudio de Andemos, sobre emisiones contaminantes, se determinó que el parque automotor nacional emite 61,2 millones de toneladas anuales de CO2. Gran parte provienen de vehículos viejos que circulan en las ciudades. Para mitigar la obsolescencia vehicular recomendamos que, en la reforma tributaria, se desincentive la tenencia de vehículos más viejos aplicando un impuesto más alto a las unidades con mayor edad y motores que más contaminan.
Además, es clave promover la chatarrización de unidades viejas y reemplazarlas por unas más seguras y que generen menor impacto ambiental. Esto sería posible a través de mecanismos fiscales más transparentes que motiven la sustitución voluntaria de vehículos en todas las modalidades de transporte terrestre.
Asimismo, es importante que se promueva el uso de vehículos eléctricos e híbridos mediante la exención del IVA en todas las modalidades de transporte y servicio. Desde que se introdujo la tarifa de 5 % de IVA a taxis y buses de motor eléctrico en la pasada reforma de 2012, a la fecha sólo se han registrado ventas de un bus y 47 taxis eléctricos.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, señala que el impuesto diferencial del 16 %, aplicado a vehículos de 30 mil dólares en adelante, plantea un potencial problema a los importados sobre los nacionales y tiene implicaciones discriminatorias. Este organismo recomienda eliminar el umbral de los 30 mil dólares y que todos los vehículos paguen la misma tarifa de Impoconsumo del 8 % incluyendo las motos hasta 250 cc que quedaron excluidas en la reforma pasada y castiga el recaudo en $200 mil millones.
El actual esquema tributario en el sector automotor ya cumplió su ciclo y los ajustes propuestales son necesarios para modernizar el parque automotor, abandonar viejas prácticas comerciales, cumplir con los compromisos internacionales, mejorar la calidad de vida de los colombianos y volver el recaudo tributario más eficiente y equitativo.
* Presidente de la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores (Andemos).
¿Qué dejó este año el sector automotor? Definitivamente mucha reflexión. En 2016 se presentó un comportamiento interesante en las ventas de vehículos usados y la posibilidad de una reforma tributaria. Estos aspectos, entre otros, son claves para construir unas bases sólidas para el futuro de un sector que genera un impacto económico anual que supera los $50 billones, incluyendo industria, comercio y bienes complementarios.
En Andemos (Asociación Colombiana de Vehículos Automotores) proyectamos un cierre de 250 mil unidades nuevas este 2016. Si bien la demanda se contrajo, la venta de vehículos usados crece: por cada unidad nueva vendida, se registraron en promedio 3,1 traspasos entre enero y noviembre.
Este fue un buen año para el mercado de usados, que presentó un comportamiento típico cuando disminuyen las ventas de los cero kilómetros. Lo mismo sucedió con las motos, que se siguen posicionando como una solución de movilidad para muchos colombianos, pero cuyo crecimiento vertiginoso e implicaciones para el tráfico de las ciudades deben revisarse a fondo. Entre enero y noviembre se comercializaron 520.457 unidades. Esto significa que por cada vehículo vendido, en promedio se entregaron 2,3 motos.
Hace 25 años se comercializaban en el país 100 mil unidades al año, hoy el promedio son una 300 mil y durante la próxima década se estima que será el doble. A pesar de estas proyecciones, Colombia seguiría en rezago para alcanzar el promedio de la región que también viene creciendo. Por esta razón se requieren políticas públicas que permitan un crecimiento ordenado y sostenido del sector.
Una gran oportunidad está en la reforma tributaria que cursa en el Congreso y será clave para que el Estado implemente políticas innovadoras que den una nueva dinámica al sector y mitiguen el impacto regresivo que tendrían mayores tributos en el mercado automotor.
Actualmente la radiografía del parque automotor es preocupante, el índice de motorización es bajo y la tasa de obsolescencia alta. El año pasado se registraron 5,9 carros nuevos por cada mil habitantes en el país, mientras que el promedio de Latinoamérica fue 10,1 y el de Argentina, con una población similar a la nuestra, de 14,8 vehículos.
Un tercio de la población vehicular registra más de 20 años en Colombia, y en el caso de los segmentos de buses, camiones de más de 10,5 toneladas y volquetas, el 20 % de la población vehicular supera los cuarenta años. Esta alarmante situación deteriora la calidad del aire en las ciudades y eleva los índices de accidentes de tránsito.
En un reciente estudio de Andemos, sobre emisiones contaminantes, se determinó que el parque automotor nacional emite 61,2 millones de toneladas anuales de CO2. Gran parte provienen de vehículos viejos que circulan en las ciudades. Para mitigar la obsolescencia vehicular recomendamos que, en la reforma tributaria, se desincentive la tenencia de vehículos más viejos aplicando un impuesto más alto a las unidades con mayor edad y motores que más contaminan.
Además, es clave promover la chatarrización de unidades viejas y reemplazarlas por unas más seguras y que generen menor impacto ambiental. Esto sería posible a través de mecanismos fiscales más transparentes que motiven la sustitución voluntaria de vehículos en todas las modalidades de transporte terrestre.
Asimismo, es importante que se promueva el uso de vehículos eléctricos e híbridos mediante la exención del IVA en todas las modalidades de transporte y servicio. Desde que se introdujo la tarifa de 5 % de IVA a taxis y buses de motor eléctrico en la pasada reforma de 2012, a la fecha sólo se han registrado ventas de un bus y 47 taxis eléctricos.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE, señala que el impuesto diferencial del 16 %, aplicado a vehículos de 30 mil dólares en adelante, plantea un potencial problema a los importados sobre los nacionales y tiene implicaciones discriminatorias. Este organismo recomienda eliminar el umbral de los 30 mil dólares y que todos los vehículos paguen la misma tarifa de Impoconsumo del 8 % incluyendo las motos hasta 250 cc que quedaron excluidas en la reforma pasada y castiga el recaudo en $200 mil millones.
El actual esquema tributario en el sector automotor ya cumplió su ciclo y los ajustes propuestales son necesarios para modernizar el parque automotor, abandonar viejas prácticas comerciales, cumplir con los compromisos internacionales, mejorar la calidad de vida de los colombianos y volver el recaudo tributario más eficiente y equitativo.
* Presidente de la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores (Andemos).