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Silencio, vibraciones suaves y una sobresaliente reactividad al pedal derecho son, quizás, los principales atributos con los que Ford dotó a la nueva generación de Escape que llegó a Colombia en su versión 4x4 durante el primer semestre de 2020 y que un año más tarde refuerza su oferta con la incorporación del modelo 4x2 SE.
Hay que decirlo, aquella premisa que dio inicio a este artículo -bien puede decirse no es más que una breve, casi subjetiva, interpretación de la experiencia que ofrece un producto cuya intención u objetivo no es el de sobresalir o encabezar los listados de los SUV más veloces o silenciosos del mercado.
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Al igual que el modelo Titanium 4x4, Escape 4x2 SE es un híbrido no enchufable (HEV) cuya mecánica permite recorrer distancias significativas usando un sistema eléctrico (con batería de iones de litio) que trabajará de forma independiente o en conjunto con otro a gasolina (Ford siempre recomienda extra para sus productos) en situaciones en las que se necesite una mayor potencia para, por ejemplo, adelantar en carretera.
A excepción de la tracción en las cuatro ruedas, la opción 4x2 híbrida comparte la mayoría de componentes mecánicos de la 4x4. Hay un tren motriz encabezado por un propulsor de 2,5 litros Ciclo Atkinson I4 iVCT, transmisión electrónica continuamente variable eCVT y una tracción simple, delantera o, como lo llama la marca, FWD (Front Wheel Drive).
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En su exterior, SE 4x2 conserva las dimensiones de la Escape más equipada (4,5 m de largo, 1,6 de alto y 1,5 de ancho). Las diferencias llegan al abandonar los rines de 19 pulgas y adoptar unos de 17”, así como la integración de tecnología halógena en los faros (LED para la Titanium).
A grandes rasgos, es sin duda el interior del vehículo donde reposan las principales diferencias con el modelo 4x4. Los materiales de la consola, puertas, etc. son plásticos duros, los asientos, de tela, tienen ajuste manual en las plazas delanteras, y no hay calefacción para el volante, los asientos ni el techo panorámico.
Sin embargo, sobresale que, a diferencia de un gran número de carros de entrada de todos los segmentos, la alternativa base de Escape no escatimó en su equipamiento de seguridad, incluyendo, entre tantas tecnologías, siete airbags, sistema Advancetrac, control antivuelco, control electrónico de estabilidad y otros componentes del paquete Ford Co-Pilot 360.
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Claro está, se trata de un SUV que a julio de 2020 tiene un precio de $124’990.000; suma significativa, pero que —sin ánimo de asumir la vocería del fabricante— se podría sustentar en la exención de restricciones de movilidad, menor consumo de gasolina y una particular experiencia de manejo.
Mil kilómetros por tanque
En ciudad, donde el ruido es incesante la mayor parte del día, Escape es silenciosa, sutil y casi leve en marcha. Mientras la geografía y el pedal lo permitan, el sistema eléctrico operará generando no más que un casi imperceptible silbido, entregando, valga señalar que el dato depende del estilo de manejo, la altura (entre 2.000 y 2.500 msnm en este caso), la geografía y un enorme listado de variables; un consumo de 73 a 76 kilómetros por galón en recorridos urbanos.
Casi ajeno al intertítulo que dio paso a esta parte del artículo, no sobra señalar la buena sujeción de las sillas delanteras y la sobresaliente ejecución de la asistencia eléctrica del volante.
Es posible que aquella sensación de “reactividad al pedal derecho” sea más evidente al transitar dentro de la ciudad que en carretera; no obstante, vale resaltar que tanto la variante 4x4 como la 4x2 son híbridos que no flaquean ni pierden poder al sobrepasar en carretera; sin duda, un gran punto a favor en la topografía local.
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Fuera de la ciudad el trabajo mecánico es evidente y se traduce en la aparición de vibraciones y los comunes sonidos del motor. Bajo estas condiciones todo lo que respecta a cifras es menos preciso. Lo es, porque el sistema híbrido prima el ahorro de combustible en ciudad, pero en carretera, por lo general, las instrucciones del piloto exigen en mayor medida al motor a gasolina.
Un promedio de 65 a 67 km/g nos recuerda por qué los HEV son tan eficientes en la ciudad; más no hay que pasarlo por alto, pues las cifras siguen siendo acertadas para un 2,5 en carretera y, junto al acumulado urbano, son la base para afirmar que los modelos híbridos de Escape sobresalen por su consumo de combustible.
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Según la computadora a bordo, en caso de haber continuado una conducción urbana hasta vaciar el tanque, Escape hubiera superado los mil kilómetros de recorrido. A la fecha, una inversión de $180.000 y $190.000 habría llenado el tanque (14 galones) por completo. Allí está la ecuación… o tal vez no, pues esta alternativa, al igual que la 4x4, es más que un número en el tacómetro. Hay dinamismo, confort, seguridad y, sobre todo, un bajo costo operativo en el SUV de Ford.
