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Armonía, algo inusual en una pick-up. Un término comúnmente ajeno a las conclusiones sobre una camioneta con platón; sin embargo —pese a lo subjetivo que pueda parecer— es la conclusión más aterrizada y, sin duda, precisa a la que lleva estar al volante de la primera F-150 híbrida que llegó a Colombia, en su variante XLT.
Básicamente, son poco menos de tres toneladas y media. En la forma tradicional de estos vehículos dispuestos al trabajo: casi un rectángulo sobre dos ruedas. El antónimo visual a la aerodinámica, que en este caso se impulsa por la transición del rombo al eléctrico. Ese eslabón entre la combustión y las cero emisiones. El sistema de propulsión híbrido no enchufable al que el fabricante llama Powerboost.
A grandes rasgos, eso, un híbrido total. Un vehículo impulsado por un propulsor a gasolina y una batería eléctrica apoyada en motores del mismo tipo. Precisión al margen: un trabajo en conjunto afinado, para esta pick-up, en el que el paso de un modo eléctrico al de combustión es imperceptible, apoyado en una dinámica superlativa y unas prestaciones desproporcionadas, fuera de su segmento y con aires de deportivo.
EcoBoost + eléctrico = Powerboost
En la parte inferior de las puertas delanteras, allí, cerca de las bisagras que la amarran al chasis, la nueva F-150 híbrida plasma la palabra Powerboost. El término, es, quizá, la evolución del turboalimentado EcoBoost. El resultado de una adición o asistencia al bloque a gasolina, que en este caso se traduce en el trabajo conjunto de un motor turboalimentado V6 de 3,5 litros y una batería eléctrica de iones de litio de 1,5 kWh, que se acoplan a una caja automática de 10 marchas.
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Los números bien pueden producir, en orden, intriga, ansiedad y satisfacción. En total, el sistema motriz híbrido ofrece hasta 430 caballos de potencia, a las 6.000 vueltas, y un máximo —sí, es real— de 772 Nm de torque cuando el tacómetro indica las, relativamente bajas, 3.000 revoluciones por minuto. Es la más potente creada a la fecha por Ford, sin contar las variantes Raptor.
Al volante, la reactividad del pedal derecho es, por supuesto, prolija. Sobre el asfalto, cualquier adelanto en carretera es, sin ir lejos, sencillo. Fuera del pavimento, sobre la grava, la tierra o demás destapados, brinda subidas en vías empinadas sin mayor esfuerzo, porque, además, F-150 es un todoterreno del mismo tipo, prolijo y superlativo en su segmento. Un 4x4 full-size.
El confort lidera las sensaciones de manejo. En la ciudad, sus dimensiones entran en conflicto con estacionamientos públicos y algunas vías residenciales. Sin embargo, los policías acostados, reductores e imperfecciones —tan frecuentes en Bogotá— poco se transmiten a la cabina, en lo que es un transitar suave, sin cambios bruscos de marcha y, claro, ese juego afinado entre el manejo en modo eléctrico, a gasolina (extra) e híbrido. En todos, el lag es inexistente y los cabeceos solo aparecen al llevar el pedal derecho al fondo.
Siempre “full-size”
Es una pick-up de gran tamaño con sus bondades y debilidades. Con 2.030 mm de ancho (2.431 con espejos), 1.961 de alto y 5.885 de largo, la nueva F-150 híbrida es un reto al volante en lo que a estacionar se refiere, aunque las sensaciones de su radio de giro (de 7.285 mm) sean positivas.
En carretera o en maniobras dinámicas, como adelantos en espacios reducidos y a velocidades por debajo del límite establecido, el eje trasero tiende a ser rebelde, brincar o deslizarse sobre el suelo (su distancia entre ejes es de 3.694 mm).
En costos operativos, no sobra señalar que dispone de un tanque de combustible con capacidad para albergar hasta 30,6 galones de gasolina extra… con el galón oscilando en torno a $20.000, un tanque lleno —en un caso hipotético, desde cero— costaría, por lo menos $600.000. Aunque vale la pena revisar sus consumos.
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En carretera, en una altitud entre los 2.000 y los 2.500 m. s. n. m., con una carga máxima de 160 kilogramos, el sistema indicó entre 60 y 64 kilómetros por galón. En ciudad, la cifra se redujo a 34 a 38 km/gal.
Equipo, estética y precio
En este punto, que define la intención de compra de la mayoría de consumidores, vale señalar que el paquete de asistencias a la conducción está al día. Hay asistente de manejo evasivo —para evitar colisiones con vehículos estacionados o que transitan lento en frente del carro—, asistente de intersección, asistente anticolisión con frenado de emergencia automático y detección de peatones, sistema de permanencia de carril, control crucero adaptativo y una amplia lista que la marca plasma en la ficha.
Sobre su estética, es básica. F-150 híbrida XLT roba miradas por sus dimensiones, mas no por su diseño. Es una silueta clásica. La pick-up convencional. Hay cromo en cada extremo, en cada búmper. Hay luces halógenas y unas ruedas —que en ocasiones pueden parecer pequeñas— de especificación 265/70 R17.
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La cabina es adecuada para cinco pasajeros. La tarjeta de propiedad es precisa en este caso y gran parte de esta condición se debe a que el piso de la segunda fila es plano. De igual forma, incluye un panel de instrumentos digital con pantalla de 8”, así como un sistema de multimedia con Apple CarPlay y Android Auto de 8”.
F-150 es sinónimo de eficiencia. Quizá el más llamativo en su segmento, con ínfulas de trabajo y una importante dosis de confort de manejo. En su versión XLT está disponible en los $299’900.000.