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El primer vehículo concebido desde cero, por parte de lo que alguna vez fue la división de vehículos deportivos de la casa española Seat, hoy es una realidad en Colombia. Formentor —con una acentuación para la última sílaba digna del acento que prima en su país de origen— es el nombre de pila de un producto que partió de lo convencional hasta hacerse un diferente en el mercado.
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A grandes rasgos, basta decir que la idea que dio vida a Formentor partió de la voz de los consumidores y su impacto en el mercado. El vehículo es un SUV y sus dimensiones (4.450 mm de largo, 1.839 de ancho y 1.528 de alto) lo ubican en el subsegmento de los medianos. Bajo el capó, claro, un propulsor turboalimentado.
En su exterior, líneas que explícitamente expresan deportividad. Un diseño que, por supuesto, parte de la subjetividad; con líneas pronunciadas, casi arriesgadas, que en ningún momento dejan de insinuar su propósito aerodinámico. Por demás las descripciones cuando basta verlo en cualquiera de sus ángulos.
Alma deportiva
Formentor, en general, apunta a un producto sólido. Esa esencia ruda, estilizada hacia el autódromo, armoniza lo que es la presentación interior del carro. Es decir, la misma propuesta exterior está presente dentro de la cabina.
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Hay sillas con agarres deportivos, aquellas que, para este caso, aferran a piloto y copiloto aún en curvas pronunciadas y movimientos bruscos. Sobresale la visibilidad del conductor, el panel de instrumentos convertido en pantalla digital de 10,25” y, por lo menos, el 80 % de los materiales del habitáculo, fabricados con materiales blandos, amigables al tacto y poco ruidosos.
La experiencia interior es vanguardista. Hay iluminación de ambiente con línea de luces sobre el salpicadero y las puertas. También, sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil de 12” y conectividad inalámbrica para Android Auto y Apple CarPlay.
No hay que pasar por alto la ausencia de botones físicos para accionar el aire acondicionado y bajar o subir el volumen. También los pasos a seguir para activar el modo deportivo, pues el piloto debe usar la pantalla —a veces intuitiva, otras muchas no— hasta llegar a la aplicación que permite este acceso.
En potencia al volante
Para Formentor, esa acertada conjugación de materiales, herramientas e imagen conspira en su configuración como producto sólido: un deportivo al que le basta el motor 2.0 TSI (turboalimentado) del Grupo Volkswagen, para entregar emociones con base en unos 190 caballos de potencia y hasta 320 Nm de torque.
Vale la pena hacer una pausa en este punto, pues el rango en el que interactúa el torque máximo parte en las 1.500 revoluciones por minuto (rpm), lo que permite conducir la mayor parte del tiempo bajo el régimen más elevado de esta fuerza.
Ahora bien, el tren motor se complementa con una transmisión automática de siete velocidades que, por lo menos para la prueba, responde de forma acertada aún en ciudad, con poco lag y un reducido esfuerzo aun a velocidades superiores a los 80 km/h.
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Al volante, el vehículo demuestra una adecuada sujeción en carretera, aunque en algunas pocas curvas el eje trasero parezca rebelde a la intención del volante. Los frenos de disco y ventilados operan bien y generan confianza. Para los ocupantes, la insonorización es de primer nivel, tanto en trabajo mecánico como ruidos exteriores.
Teniendo en cuenta las variables que enrutan el consumo de un carro, para este caso, el gasto energético en ciudad osciló entre los 38-40 km/gal. En carretera, un recorrido de 40 kilómetros a una velocidad promedio de 80 km/h entregó un consumo de hasta 87 km/gal. A un ritmo menos constante, la cifra fue de 45 a 49 km/gal.
Referente en diversos ángulos
Formentor es referente en seguridad. El primer vehículo fabricado de cero por Seat obtuvo cinco estrellas de calificación en las pruebas de choque realizadas por Euro Ncap. Parte de su equipo incluye diez bolsas de aire, anclajes Isofix, sistemas ESP, XDS y ABS, así como detectores de fatiga.
Es y será siempre un referente de los catalanes y esos detalles (costuras, logo, etc.) en un tono cobre le permiten resaltar casi en cualquier lugar. Llamativa resulta la buena distribución de las luces desde el frontal y la parte trasera, con una línea LED siempre predominante y de buen alcance en las noches.
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Quizás el lanzamiento más sólido o equilibrado en ese balance visual-propuesta-ejecución en la que pocos vehículos logran equidad y no se derrumban en alguno. Una entrada a lo deportivo que está disponible a unos $158’990.000 para las versiones con pintura mate y $146’990.000 para la convencional.
