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La correcta planificación del cuidado de un vehículo es esencial para asegurar su funcionamiento eficiente y prolongar su vida útil. Un aspecto fundamental en este proceso es la realización del mantenimiento inicial, el cual juega un papel crucial en la prevención de problemas mecánicos futuros. ¿Se ha preguntado cuándo debe hacer el mantenimiento del carro por primera vez? La falta de atención temprana puede llevar a fallos inesperados y reparaciones costosas, afectando la seguridad y el rendimiento del vehículo.
Nicolás Bedoya, Gerente de Producto y Marketing de Subaru en Colombia, destaca la importancia de prestar atención a los componentes consumibles de un vehículo nuevo. Estos elementos, que se desgastan constantemente debido al uso del vehículo, requieren atención temprana, sin importar el tiempo que haya pasado desde la compra del carro.
La revisión periódica y el mantenimiento preventivo de estos componentes no solo garantizan el correcto funcionamiento del vehículo, sino que también son esenciales para la seguridad del conductor y los pasajeros. Bedoya destaca algunas recomendaciones adicionales:
- Pastillas de Freno: Es recomendable revisar las pastillas de freno cada 20.000 a 30.000 kilómetros, o antes si se notan señales de desgaste, como ruidos al frenar o una disminución en la eficacia del frenado.
- Limpiaparabrisas y plumillas: Estos deben ser inspeccionados al menos dos veces al año y reemplazados si muestran signos de desgaste, como rayones en el cristal o ruido excesivo.
- Neumáticos: Además de los consumibles mencionados, los neumáticos también deben ser revisados regularmente para asegurar que tengan la presión adecuada y un desgaste uniforme, lo cual impacta directamente en el rendimiento y la seguridad del vehículo.
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De acuerdo con Bedoya, la recomendación para realizar los mantenimientos de un carro nuevo proviene directamente del fabricante. Cada marca y cada modelo de vehículo tiene un kilometraje específico en el cual se deben realizar los mantenimientos. Sin embargo, no todo se basa únicamente en el kilometraje. Existen componentes, como el aceite del motor, que se degradan con el tiempo y uso, lo que implica que se debe estar atento a la relación entre tiempo y kilometraje.
“Por ejemplo, en un vehículo Subaru, los mantenimientos generales se realizan cada 15.000 kilómetros, pero los cambios de aceite se recomiendan cada 7.500 kilómetros. Esto genera una variación en el programa de mantenimiento, ya que algunos componentes requieren atención más frecuente que otros”, señala.
Además, algunos fabricantes sugieren revisiones basadas en el tiempo transcurrido desde la compra del vehículo, independientemente del kilometraje recorrido. Por ejemplo, hay marcas que recomiendan a los usuarios llevar el vehículo a revisión a los tres meses de haberlo comprado, sin importar la cantidad de kilómetros recorridos.
¿Influye el clima y la contaminación en para un mantenimiento prematuro?
Según Bedoya, el clima en general no tiene una afectación específica en los ciclos de mantenimiento de los vehículos. Sin embargo, en condiciones extremas como calor excesivo o temperaturas de congelación, que no son típicas en Colombia, los ciclos de mantenimiento pueden acortarse. Lo que realmente influye en la variación del kilometraje o tiempo para un mantenimiento es el uso del vehículo en condiciones difíciles.
Por ejemplo, si un vehículo se utiliza constantemente en rutas exigentes, con temperaturas muy altas y en carreteras complicadas, como en una mina del Cerrejón, los ciclos de mantenimiento serán más frecuentes. Esto significa que los mantenimientos se realizarán con un menor kilometraje. “Además, existen factores que afectan el desgaste de algunos componentes. Por ejemplo, dejar el vehículo inactivo durante mucho tiempo puede causar la degradación del aceite y de la batería del carro. Estos problemas ocurren incluso cuando el vehículo no se está utilizando”, añade.
La contaminación ambiental también tiene un impacto significativo en el mantenimiento de un carro. Los contaminantes en el aire, como el polvo, el hollín y los compuestos químicos, pueden acumularse en las superficies del vehículo, afectando tanto su apariencia como su funcionamiento. Por ejemplo, la acumulación de residuos en los filtros de aire puede reducir la eficiencia del motor, lo que puede llevar a un aumento en el consumo de combustible y una menor potencia.
Los contaminantes ácidos, como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, pueden mezclarse con la humedad y formar ácidos que dañan los componentes metálicos y los sistemas de escape. Estas son razones por las cuales los fabricantes pueden aconsejar distintos tiempos de mantenimiento, dependiendo de las condiciones ambientales a las que esté expuesto el vehículo, según el país.
Señales para recurrir al mantenimiento
Un vehículo puede presentar diferentes señales de que algo anda mal, y es importante que los conductores presten atención a estas señales. Los vehículos modernos están equipados con numerosas luces de advertencia y alertas que aparecen en el tablero o testigo. Estas luces pueden ser de color amarillo o rojo. Las luces amarillas indican una alerta o posible problema que requiere atención, mientras que las luces rojas sugieren un problema más serio que requiere llevar el vehículo al taller de inmediato.
Además de las señales visuales en el tablero, hay otros indicios que el vehículo puede dar, y es aquí donde los sentidos del conductor juegan un papel importante. Por ejemplo, si se percibe olores extraños como el olor a quemado o plástico, estos pueden ser señales de un problema específico.
“La inspección visual también es crucial: hay que asegurarse de que no haya fugas de aceite, líquido refrigerante, o líquido de frenos. Para eso hay que revisar que las llantas no tengan marcas inusuales y que no haya humo saliendo del vehículo. Cada uno de estos signos puede indicar la necesidad de una revisión más detallada”, sostiene Bedoya.
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Consecuencias por no realizar un mantenimiento oportuno
No realizar el mantenimiento adecuado de un vehículo puede tener graves consecuencias en su funcionamiento: “esto se puede comparar con no cuidar nuestra alimentación; si comemos comida chatarra todo el tiempo, nuestra salud se verá afectada. De manera similar, un vehículo que no recibe mantenimiento experimentará problemas en su rendimiento”, subraya.
Por ejemplo, si no se realiza el mantenimiento de los frenos y no se cambian las pastillas a tiempo, el vehículo no tendrá un frenado seguro. Si no se cambia el aceite, la lubricación de los componentes internos del motor se verá comprometida, lo que puede causar fallos en el motor. Además, usar un combustible que no es el recomendado por el fabricante también puede causar problemas a largo plazo.
El mantenimiento regular implica pequeñas inversiones de tiempo y dinero, pero es más beneficioso a largo plazo. Cumplir con el mantenimiento adecuado ayuda a prevenir problemas mayores y evita gastos significativos en reparaciones.