Japón le apuesta a Colombia

En las inmediaciones de Cota, en plena sabana de Bogotá, está sucediendo algo extraordinario y emocionante. Desde hace siete meses, un extenso lote comenzó a sufrir una gran transformación y poco a poco se fue convirtiendo en una gran bodega de paredes blancas, con una impecable y majestuosa construcción de 15.000 metros cuadrados. Pero lo más importante es que en su interior se le está dando vida a la primera planta ensambladora de camiones de Latinoamérica de Hino, que comenzará a funcionar en pleno el próximo 3 de diciembre.

Y aunque la etapa final se da en momentos cuando el segmento ha sido golpeado por las decisiones del Ministerio de Transporte de aumentar las primas de las matrículas de operación, un hecho que ha frenado considerablemente las ventas, los accionistas, entre los que se encuentran Hino Motors (Toyota) y Praco-Didacol, no han dado marcha atrás y han enfrentado los fuertes vientos con valentía y optimismo, pues para ellos Colombia sigue siendo un país estratégico, como quiera que el 95% de la carga se transporta por carretera. Además, la ubicación geográfica es ideal para alimentar mercados como el de Ecuador (son líderes) y Venezuela, y desde donde se puede construir un proyecto más ambicioso en América Latina.

Si bien los japoneses no entienden las decisiones gubernamentales, han decidido darle todo el apoyo a la planta y para ello han invertido, junto con otros inversionistas, 40.000 millones de pesos, que se ven representados en una moderna planta con capacidad de producción de 8.000 vehículos al año y que en sus primeros 12 meses tiene como objetivo producir 4.000, de los modelos FC4J, de siete toneladas carga; GD1J, de 10 toneladas carga; FG1J, de 11 toneladas en versiones camión, volqueta y minimula, y GH1J, de 12 toneladas carga, especialmente diseñado para Ecuador.

La planta, en la que se ha hecho énfasis en el control ambiental, contará con el sistema de pintura de inmersión y con toda la tecnología japonesa para garantizar modelos de altísima calidad. Por el momento está en proceso de construcción y del Japón han venido técnicos de las diferentes áreas, con la intención de capacitar al personal nacional, que en esta primera etapa y en la diferentes áreas llegará a 170.

Como suele suceder con los japoneses, todo parece estar fríamente calculado y se espera que en el mes de noviembre salgan de la línea de ensamblaje los primeros 36 modelos de prueba y que a partir del mes de diciembre lo que hace tres años era apenas un proyecto, para muchos irrealizable, tenga el camino abierto para su consolidación.

“En Hino tenemos una gran confianza en este país, gracias a la capacidad gerencial de las personas con quienes hemos hecho negocios durante más de 15 años. Además, creemos que la mano de obra colombiana es altamente calificada, pero lo más importante, con una gran actitud de trabajo. También sabemos de la capacidad de los proveedores locales, con los que hemos tenido la oportunidad de desarrollar productos. Y, lo más importante, es que siempre hemos tenido el apoyo del grupo automotor Toyota, al cual pertenece Hino, sin cuya autorización la planta no hubiera sido posible”, recalcó el señor Yokoyama.

En las inmediaciones de Cota, en plena sabana de Bogotá, está sucediendo algo extraordinario y emocionante. Desde hace siete meses, un extenso lote comenzó a sufrir una gran transformación y poco a poco se fue convirtiendo en una gran bodega de paredes blancas, con una impecable y majestuosa construcción de 15.000 metros cuadrados. Pero lo más importante es que en su interior se le está dando vida a la primera planta ensambladora de camiones de Latinoamérica de Hino, que comenzará a funcionar en pleno el próximo 3 de diciembre.

Y aunque la etapa final se da en momentos cuando el segmento ha sido golpeado por las decisiones del Ministerio de Transporte de aumentar las primas de las matrículas de operación, un hecho que ha frenado considerablemente las ventas, los accionistas, entre los que se encuentran Hino Motors (Toyota) y Praco-Didacol, no han dado marcha atrás y han enfrentado los fuertes vientos con valentía y optimismo, pues para ellos Colombia sigue siendo un país estratégico, como quiera que el 95% de la carga se transporta por carretera. Además, la ubicación geográfica es ideal para alimentar mercados como el de Ecuador (son líderes) y Venezuela, y desde donde se puede construir un proyecto más ambicioso en América Latina.

Si bien los japoneses no entienden las decisiones gubernamentales, han decidido darle todo el apoyo a la planta y para ello han invertido, junto con otros inversionistas, 40.000 millones de pesos, que se ven representados en una moderna planta con capacidad de producción de 8.000 vehículos al año y que en sus primeros 12 meses tiene como objetivo producir 4.000, de los modelos FC4J, de siete toneladas carga; GD1J, de 10 toneladas carga; FG1J, de 11 toneladas en versiones camión, volqueta y minimula, y GH1J, de 12 toneladas carga, especialmente diseñado para Ecuador.

La planta, en la que se ha hecho énfasis en el control ambiental, contará con el sistema de pintura de inmersión y con toda la tecnología japonesa para garantizar modelos de altísima calidad. Por el momento está en proceso de construcción y del Japón han venido técnicos de las diferentes áreas, con la intención de capacitar al personal nacional, que en esta primera etapa y en la diferentes áreas llegará a 170.

Como suele suceder con los japoneses, todo parece estar fríamente calculado y se espera que en el mes de noviembre salgan de la línea de ensamblaje los primeros 36 modelos de prueba y que a partir del mes de diciembre lo que hace tres años era apenas un proyecto, para muchos irrealizable, tenga el camino abierto para su consolidación.

“En Hino tenemos una gran confianza en este país, gracias a la capacidad gerencial de las personas con quienes hemos hecho negocios durante más de 15 años. Además, creemos que la mano de obra colombiana es altamente calificada, pero lo más importante, con una gran actitud de trabajo. También sabemos de la capacidad de los proveedores locales, con los que hemos tenido la oportunidad de desarrollar productos. Y, lo más importante, es que siempre hemos tenido el apoyo del grupo automotor Toyota, al cual pertenece Hino, sin cuya autorización la planta no hubiera sido posible”, recalcó el señor Yokoyama.