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En 4.268 mm de largo, 2.023 de ancho (con espejos) y hasta 1.698 mm de alto —esto varía según la versión—, Jeep sintetiza la bienvenida a su portafolio. Bajo esa conjugación volumétrica, el fabricante despacha, desde Brasil, su producto de entrada a la marca. El siempre compacto Renegade.
Basta un primer vistazo exterior para identificar esa simbología que ha convertido a Jeep en un referente del off-road. Así, está SUV compacta rueda bajo una carrocería forjada para rememorar a clásicos, como el Willys, y a íconos contemporáneos vigentes, como el Wrangler.
Renegade es la suma de todo. Bueno, agrupa y reparte en sus limitadas dimensiones la estética de un todo terreno. Lo hace, por ejemplo, con molduras, en plástico, casi cuadradas para los guardabarros de ambos ejes y, por supuesto, esa esencia cuadrangular y poco aerodinámica —que sí, hace honor al destapado— en su carrocería.
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Diseño exterior u OIIIIIIIO
Renegade es el símbolo urbano de Jeep. Con la actualización de su parrilla, el fabricante logra un concepto visual óptimo. Es decir, a simple vista, todo armoniza —por fuera, claro está, porque mecánicamente no está configurado como un AWD—. Visualmente, es un concepto sólido, que no peca de ostentoso ni llamativo, en donde fluye cada línea expresada en su estructura.
Su distribución delantera es un símbolo con un círculo casi perfecto en sus faros, levemente aplanado en la parte superior. Esto, junto a esa parrilla con siete aberturas o líneas de distribución vertical, logra eso que hace memorable a un vehículo, un concepto, una esencia, en este caso, un Jeep Renegade.
Dejando a un lado aquella subjetividad que ha alimentado esta reseña, sobresale el cuerpo óptico frontal, con tecnología LED y luces de circulación diurna del mismo tipo. La marca amplió su toma de aire delantera y hubo un rediseño de los rines, de 17 o 18 pulgadas, según la versión (la reseña tuvo como base la opción Longitude, que incorpora unos de 18”).
A grandes rasgos, la silueta es la misma de su versión anterior. Hay barras en el techo y diversos easter eggs repartidos en espejos, vidrios y demás partes de la carrocería. Se traducen en la imagen de la óptica frontal del carro y pequeños Willys.
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Nuevo corazón
Colombia es un país de montañas e, históricamente, Jeep hizo de estas condiciones geográficas su hábitat. Así, los norteamericanos son sinónimo de tradición en regiones como el Eje Cafetero, donde se celebra el Desfile del Yipao y en el que Renegade fue develado para la región en octubre de 2022.
Bajo esta irregularidad de los caminos, Renegade parecía, en su configuración anterior, con motor de 1,8 litros, algo agobiado. Quizá, las inclinaciones no jugaban a su favor y en carretera la operación era, bueno, limitada.
Para su actualización, el ícono urbano de la marca de Stellantis configuró un propulsor turboalimentado de 1,3 litros. El mismo que da vida al mediano Compass. Un bloque bautizado como GSE Turbo Benzina, que entrega hasta 173 caballos de potencia, a las 5.750 rpm, y un máximo de 270 Nm de torque, cuando el tacómetro señala las 1.850 rpm.
Desde octubre de 2022, Renegade es un nuevo carro. Jeep hizo vanguardista, en operación, a su producto más urbano. Le configuró una transmisión automática de seis marchas y lo relacionó con el calificativo de “dinámico”… en cuanto pudo, porque, claro, su estética rivaliza constantemente con la aerodinámica.
Nueva dinámica
Sí, al volante, Renegade es un nuevo producto. Partiendo del confort de marcha, la suspensión —MacPherson adelante y atrás— cumple una labor superlativa, sin ningún efecto de caída brusca ni con esa violencia auditiva que se despierta al transitar sobre reductores o imperfecciones.
La respuesta de la transmisión es adecuada. En carretera, la opción manual de la caja automática facilita maniobras de adelanto y cumple al reducir la velocidad por medio de los cambios. Poco se esfuerza el motor, pero cumple en condiciones de exigencia, como subir pendientes con o sin asfalto.
A una altitud de 2.000 a 2.500 m. s. n. m. y con hasta 200 kg de carga, el consumo en ciudad fue de unos 39 o 42 km/gal. En carretera el número llegó a estirarse hasta las 57 o 60 km/gal. En este último escenario y a una velocidad máxima de 80 km/h, se puede evidenciar un ligero movimiento del eje central al dar instrucciones al volante. A mayor velocidad, posiblemente, esta sensación podría hacerse más evidente… también la fuerza del viento, cuya resistencia está auditivamente presente.
Equipo y seguridad
La versión testeada fue la de mayor equipo en Colombia, la Longitude. Esta, de tracción delantera, incluye un sistema multimedia con pantalla de 8,4” (de 7” para la versión Sport) y conexión inalámbrica con Apple CarPlay y Android Auto. También hay un punto de carga de la misma tecnología, inalámbrico, tapicería en cuero y un volante forrado en este mismo material, con cambios en su parte trasera.
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El ajuste de las sillas es manual en todas las versiones. Extraña, sobremanera, algún techo panorámico, quemacocos o una lámpara de iluminación central. Hay una mayoría de plásticos duros en las puertas y el salpicadero; algunos componentes suaves resaltan en las puertas. La distribución, hay que decirlo, es adecuada para cuatro pasajeros, en rodillas y cabeza. Un tercero, en el medio de la plaza trasera, podría sufrir en hombros y rodillas.
En seguridad, suma seis bolsas de aire para todas las versiones, sistemas y tecnologías como el ABS, EBD, ESC, asistente de arranque en pendiente, asistente de frenado y la versión con mayor equipo suma un asistente de estacionamiento trasero.
Renegade es un ejemplo de reinvención, en lo que a sensaciones de manejo se refiere. Un urbano compacto, disponible desde los $142’000.000, en su versión Sport, y con un precio tope de $152’000.000 para la Longitude.
