Juan Pablo Montoya va por la triple corona del automovilismo
Esta hazaña, la más importante del deporte a motor, implica triunfar en Mónaco, Le Mans e Indianápolis. Sólo un piloto en la historia la ha logrado y Juan Pablo Montoya es el único piloto activo con posibilidades legítimas de alcanzarla.
Juan Pablo Sánchez / @JPSanchezS
Le Mans, 1972. Tras 24 horas de carrera, retos y adrenalina, Graham Hill, bicampeón de la Fórmula 1, se hacía con el triunfo más significativo de su vida. Había conquistado el circuito de La Sarthe tras ganar la prueba de resistencia más dura y prestigiosa en el deporte motor: las 24 Horas de Le Mans.
Para el piloto británico, ganar esta carrera significaba mucho más que un nuevo triunfo en lo que ya era un impresionante y laureado palmarés. Era, en realidad, su proclamación definitiva como el rey del automovilismo pues con esta victoria, Hill concretaba el logro más importante de este deporte: la triple corona.
Un título que implica alcanzar la gloria tres veces y en las tres competencias míticas más desafiantes y prestigiosas del deporte motor: las 24 Horas de Le Mans, el Gran Premio de Mónaco y las 500 Millas de Indianápolis. Pruebas en las que solo valientes compiten, donde el hombre desafía sus propios limites y donde sólo triunfan los mejores.
Cada prueba requiere una habilidad, un talento y una aproximación distintos. Para ganar en Le Mans se necesita resistencia, inteligencia y paciencia. En Mónaco, concentración y perfección son las claves para conquistar las estrechas calles del principado. En Indianápolis, el secreto para triunfar está en una altísima dosis de precisión a una impresionante velocidad.
Es por esto que salir triunfante en cualquiera de estas heroicas batallas es en sí un impresionante logro. Ganar cualquiera de estas míticas carreras requiere talento, concentración, valentía, precisión y determinación. Implica no cometer errores y hacer de un auto una extensión de sí mismo, para crear junto a él una dupla que cruce antes que todos la línea de meta.
Por esto, alcanzar la triple corona del automovilismo sólo puede ser catalogado como un logro épico y legendario. Uno que sólo puede ser alcanzado por valerosos héroes en solemnes máquinas.
Es un título con el que muchos sueñan, pero pocos tienen siquiera la oportunidad de intentarlo. Además del talento, la valentía y la determinación, ir tras la triple corona del automovilismo requiere de un factor que se sale de las manos humanas: suerte desde todas sus ópticas.
Suerte para no sufrir accidentes o fallas mecánicas. Suerte para tener una perfecta estrategia. Suerte para estar en el lugar indicado en el momento adecuado. Pero sobre todo suerte para tener la oportunidad de participar en estas míticas competencias. De manejar esas obras de arte e ingeniería que son los carros de carreras.
Reunir los elementos para crear esa fórmula ganadora tres veces es casi imposible. Tan difícil que hasta hoy sólounpiloto en la historia del automovilismo lo ha logrado: Graham Hill.
Legendarios nombres, como McLaren, Fittipaldi, Mansell, Foyt y Clark, son algunos de los que han intentado conseguir la triple corona, fracasando en el intento. Ellos son prueba de la dificultad que hay para alcanzar este hito del deporte motor.
Han transcurrido 46 años desde que Hill consiguiese tal distinción y, pese a que muchos han intentado la hazaña, sólo un piloto activo en el mundo tiene una posibilidad legítima de lograr la odisea.
Se trata de Juan PabloMontoya. El veloz, emocionante, arriesgado y talentoso héroe de Colombia, que es quizás uno de los mejores pilotos en la historia del automovilismo mundial.
El bogotano, que durante su carrera ha puesto la tricolor en lo más alto de las pistas delmundo, ha dominado dos veces (2000, 2015) las cuatro curvas y largas rectas de Indianápolis. Además, hace 15 años conquistó las calles del principado de Mónaco, para acercarse un paso más a la mítica triple corona.
Faltan las 24 Horas de Le Mans y este mes, el 16, el colombiano hará su primer round en el circuito de La Sarthe, en Francia. Aspira a salir triunfante en la carrera y lograr lo que Graham Hill consiguió hace 46 años.
El bogotano, valiente siempre a la hora de asumir nuevos retos, se ha mostrado emocionado por la oportunidad de competir en esta mítica competencia, en la que espera obtener la victoria y alcanzar la gloria.
Compartiendo pista con él estará el español Fernando Alonso, quien también aspira a conseguir el logro. El bicampeón de la Fórmula 1 ya ha ganado dos veces el Gran Premio de Mónaco, el año pasado debutó en Indianápolis y este mes lo estará haciendo en Le Mans.
Aunque la triple corona está más distante para el español que para el colombiano, su meta es “ser el mejor y más completo piloto en el mundo”, y para esto, dice, “se necesita ganar en diferentes categorías, en diferentes autos y en diferentes tiempos”. Por este motivo, este triple título es “una gran prioridad” para el español.
A Montoya, 24 horas lo separan de conseguir lo que sólo un piloto en la historia ha logrado. De alcanzar el sueño, entrará en un exclusivo club cuyos miembros serían él y Graham Hill. Se inmortalizaría como muchos lo han soñado en la historia del deporte al consagrarse como uno de los ases del automovilismo mundial.
Le Mans, 1972. Tras 24 horas de carrera, retos y adrenalina, Graham Hill, bicampeón de la Fórmula 1, se hacía con el triunfo más significativo de su vida. Había conquistado el circuito de La Sarthe tras ganar la prueba de resistencia más dura y prestigiosa en el deporte motor: las 24 Horas de Le Mans.
Para el piloto británico, ganar esta carrera significaba mucho más que un nuevo triunfo en lo que ya era un impresionante y laureado palmarés. Era, en realidad, su proclamación definitiva como el rey del automovilismo pues con esta victoria, Hill concretaba el logro más importante de este deporte: la triple corona.
Un título que implica alcanzar la gloria tres veces y en las tres competencias míticas más desafiantes y prestigiosas del deporte motor: las 24 Horas de Le Mans, el Gran Premio de Mónaco y las 500 Millas de Indianápolis. Pruebas en las que solo valientes compiten, donde el hombre desafía sus propios limites y donde sólo triunfan los mejores.
Cada prueba requiere una habilidad, un talento y una aproximación distintos. Para ganar en Le Mans se necesita resistencia, inteligencia y paciencia. En Mónaco, concentración y perfección son las claves para conquistar las estrechas calles del principado. En Indianápolis, el secreto para triunfar está en una altísima dosis de precisión a una impresionante velocidad.
Es por esto que salir triunfante en cualquiera de estas heroicas batallas es en sí un impresionante logro. Ganar cualquiera de estas míticas carreras requiere talento, concentración, valentía, precisión y determinación. Implica no cometer errores y hacer de un auto una extensión de sí mismo, para crear junto a él una dupla que cruce antes que todos la línea de meta.
Por esto, alcanzar la triple corona del automovilismo sólo puede ser catalogado como un logro épico y legendario. Uno que sólo puede ser alcanzado por valerosos héroes en solemnes máquinas.
Es un título con el que muchos sueñan, pero pocos tienen siquiera la oportunidad de intentarlo. Además del talento, la valentía y la determinación, ir tras la triple corona del automovilismo requiere de un factor que se sale de las manos humanas: suerte desde todas sus ópticas.
Suerte para no sufrir accidentes o fallas mecánicas. Suerte para tener una perfecta estrategia. Suerte para estar en el lugar indicado en el momento adecuado. Pero sobre todo suerte para tener la oportunidad de participar en estas míticas competencias. De manejar esas obras de arte e ingeniería que son los carros de carreras.
Reunir los elementos para crear esa fórmula ganadora tres veces es casi imposible. Tan difícil que hasta hoy sólounpiloto en la historia del automovilismo lo ha logrado: Graham Hill.
Legendarios nombres, como McLaren, Fittipaldi, Mansell, Foyt y Clark, son algunos de los que han intentado conseguir la triple corona, fracasando en el intento. Ellos son prueba de la dificultad que hay para alcanzar este hito del deporte motor.
Han transcurrido 46 años desde que Hill consiguiese tal distinción y, pese a que muchos han intentado la hazaña, sólo un piloto activo en el mundo tiene una posibilidad legítima de lograr la odisea.
Se trata de Juan PabloMontoya. El veloz, emocionante, arriesgado y talentoso héroe de Colombia, que es quizás uno de los mejores pilotos en la historia del automovilismo mundial.
El bogotano, que durante su carrera ha puesto la tricolor en lo más alto de las pistas delmundo, ha dominado dos veces (2000, 2015) las cuatro curvas y largas rectas de Indianápolis. Además, hace 15 años conquistó las calles del principado de Mónaco, para acercarse un paso más a la mítica triple corona.
Faltan las 24 Horas de Le Mans y este mes, el 16, el colombiano hará su primer round en el circuito de La Sarthe, en Francia. Aspira a salir triunfante en la carrera y lograr lo que Graham Hill consiguió hace 46 años.
El bogotano, valiente siempre a la hora de asumir nuevos retos, se ha mostrado emocionado por la oportunidad de competir en esta mítica competencia, en la que espera obtener la victoria y alcanzar la gloria.
Compartiendo pista con él estará el español Fernando Alonso, quien también aspira a conseguir el logro. El bicampeón de la Fórmula 1 ya ha ganado dos veces el Gran Premio de Mónaco, el año pasado debutó en Indianápolis y este mes lo estará haciendo en Le Mans.
Aunque la triple corona está más distante para el español que para el colombiano, su meta es “ser el mejor y más completo piloto en el mundo”, y para esto, dice, “se necesita ganar en diferentes categorías, en diferentes autos y en diferentes tiempos”. Por este motivo, este triple título es “una gran prioridad” para el español.
A Montoya, 24 horas lo separan de conseguir lo que sólo un piloto en la historia ha logrado. De alcanzar el sueño, entrará en un exclusivo club cuyos miembros serían él y Graham Hill. Se inmortalizaría como muchos lo han soñado en la historia del deporte al consagrarse como uno de los ases del automovilismo mundial.