Juan Pablo Montoya y su semillero de pilotos
El piloto colombiano, con la categoría X30 de karts, está consolidando un proyecto sólido para incentivar el talento y alejar la guerra de billeteras. Dice que su hijo es mejor que él y le emociona poder apoyar a los niños, a través de la Formula Sonrisas.
Juan Carlos Salgado Jaramillo
Casi siempre, cuando se tiene la oportunidad de hablar con Juan Pablo Montoya aparecen los temas recurrentes. Porque su carrera deportiva da para hablar de muchas historias en el automovilismo mundial, de lo que fue y de lo que pudo haber sido... Pero lo cierto del caso es que a sus 41 años de edad ha ido encontrando la tranquilidad que le permite expresarse de manera relajada y referirse a temas que le interesan.
Porque Montoya tiene otras facetas y en esta época de su vida está asumiendo nuevos roles y papeles para sembrar en el deporte que le hizo conocer la gloria, con hechos y no con palabras, una semilla que puede dar frutos en un futuro cercano.
Porque así se diga lo contrario, Juan Pablo no es indiferente con lo que sucede con el deporte de sus amores y por eso está dispuesto a aportar con trabajo y con un proyecto sólido, representado en la categoría X30 Challenge de karts, que para él es una necesidad y un camino para recomponer el camino de la disciplina en el país.
"La verdad esta idea me surgió después de vivir la última Carrera de Estrellas, pues ahí me di cuenta de que las cosas iban por mal camino y que lo que estaba primando en el kartismo era una guerra de billeteras. Por eso quise buscar una dirección sana y ayudar para que fuera mejor y poder transmitir parte de mis enseñanzas y hacer ver que no siempre el que acelera más es el más rápido. Desde mi punto de vista se estaba enseñando el antimanejo y me parecía increíble que alguien tuviera que gastar 12.000 dólares en cilindros para ser competitivo y hasta 70.000 dólares en motores. Eso para mí no es kartismo, porque no se trata que la persona que tenga más plata es la que tiene mayores oportunidades. Yo crecí con motores 'justos', fiables y de buena calidad, y cuando fui al Mundial el año pasado me di cuenta de que X30 estaba arrasando en todo el mundo. Me puse a averiguar y me di cuenta de que se trataba de una idea muy buena, pues se está hablando de solo dos motores, uno para los niños y otro para los grandes".
Juan Pablo habla con seriedad del proyecto y lo hace con argumentos. "Voy a dar un ejemplo. Un niño tiene la posibilidad de rentar un kart y hacer entrenamientos con un profesor, porque la idea es crear un semillero. De esa edad hasta los 12 años va a contar con el mismo motor y desde los 13 y hasta mi edad con el otro. Además, y eso lo quiero resaltar, los trajimos con carburador de karts de carreras (de agujas), porque la idea es que el piloto aprenda a sentir la máquina y sepa que es lo que está sucediendo, pues en esa medida va a ser mejor piloto y va a caminar más duro para dar el salto al kartismo internacional".
Juan Pablo Montoya tiene toda la autoridad para hablar sobre el automovilismo colombiano y lo hace sin tapujos, siendo consecuente con su personalidad. "Voy a ser claro. Acá en Colombia hay buen automovilismo para los gomosos, pero no para los profesionales. No hay autódromos, no hay equipos y así verdaderamente es muy difícil. Ahora mismo no hay pilotos de categoría junior en karts y eso es muy diciente. La guerra de billeteras hace que los pilotos se cansen, pues a veces con el solo hecho de sacar un motor de una caja se ganan dos segundos. Hay que crear una cultura diferente, incentivar el talento y crear un ambiente familiar sano".
Palabras sabias de un hombre que respira velocidad y que para su fortuna ha encontrado en su hijo Sebastián un nuevo aliciente. "El chino es muy bueno, tiene una gran habilidad y es rápido. Y le voy a decir algo, pasa mucho más fácil que yo. Es impresionante, pero la verdad le falta querer el deporte con más hambre y eso hay que hacérselo ver, porque él tiene muchas oportunidades. Yo crecí en Colombia y de verdad no sé de dónde salió mi nivel, porque al comienzo todos éramos muy malos y nos fuimos volviendo buenos. Sebastián tiene que enfrentar un nivel mucho más duro y ya con 11 años se va a enfrentar a la categoría junior. Mucha gente me dice que estoy loco, pero yo les respondo que estoy tratando de crear un piloto de carreras y no un campeón de karts. Él se muere por Indy, pero la verdad lo apoyaré donde él quiera estar. Tiene que crecer en Europa, está joven y todavía hay tiempo para pensar en el futuro".
Montoya reconoce que en esta temporada hubo muchas equivocaciones y que en parte a eso se deben los resultados. Y si bien por ahora solo tiene definida su participación en las 500 Millas de Indianapolis, lo que pueda venir no le desvela. "Si hubiera querido tenía la posibilidad de firmar con cinco equipos, pero preferí quedarme con Penske y ver la posibilidad de otros proyectos. Con sinceridad le digo que ya no hay presión y que disfrutó cada día más. Cuando tenía 24 años necesitaba vivir del automovilismo y ganar. Ahora me muevo por la pasión, que es lo que me alimenta y me da las ganas para correr".
La Fórmula Sonrisas, el proyecto de su esposa Connie, lo entusiasma, así mucha gente no reconozca ese trabajo silencioso. "A veces la gente no entiende los esfuerzos que uno hace para ayudar a los niños. Y la verdad eso no me importa, porque yo ayudo porque me nace y no para que me digan que soy un bacán. La verdad uno se da cuenta de lo importante que es cuando tiene la posibilidad de compartir con los niños. Eso vale la pena y me reconforta".
A Montoya se le ve feliz con lo que hace. De hecho afirma que "siempre he disfrutado de la vida. La gente siempre me ha visto como un corredor de carros, pero yo soy igual a cualquier persona. Me gusta montar en bicicleta, tengo muy buenos juguetes y comparto esa actividad con Carlos Muñoz, Tony Kanaan y Bruno Junqueira y realmente nos damos duro. También me gustan las lanchas y justamente Penske hace los motores y por eso me compré una, porque además de divertirnos se ha convertido en un punto de integración para la familia".
Finalmente vuelve a tocar el tema del automovilismo colombiano. "Es algo complicado. Reitero, no hay autódromos y no hay apoyo de los medios. Si no hay cobertura, no hay patrocinadores y por eso es que es muy difícil, pero es lo que hay hoy en día. Es más, en estos momentos creo que ninguno de nuestros pilotos puede llegar a la Formula Uno. Para hacerlo se necesita talento y mucha, mucha plata y por eso considero que la versión americana es mucho más lógica".
¿Y el retiro?
"Me iré el día que me aburra y diga ya no más. El momento no ha llegado y creo que por lo menos me quedan cinco años más".
Casi siempre, cuando se tiene la oportunidad de hablar con Juan Pablo Montoya aparecen los temas recurrentes. Porque su carrera deportiva da para hablar de muchas historias en el automovilismo mundial, de lo que fue y de lo que pudo haber sido... Pero lo cierto del caso es que a sus 41 años de edad ha ido encontrando la tranquilidad que le permite expresarse de manera relajada y referirse a temas que le interesan.
Porque Montoya tiene otras facetas y en esta época de su vida está asumiendo nuevos roles y papeles para sembrar en el deporte que le hizo conocer la gloria, con hechos y no con palabras, una semilla que puede dar frutos en un futuro cercano.
Porque así se diga lo contrario, Juan Pablo no es indiferente con lo que sucede con el deporte de sus amores y por eso está dispuesto a aportar con trabajo y con un proyecto sólido, representado en la categoría X30 Challenge de karts, que para él es una necesidad y un camino para recomponer el camino de la disciplina en el país.
"La verdad esta idea me surgió después de vivir la última Carrera de Estrellas, pues ahí me di cuenta de que las cosas iban por mal camino y que lo que estaba primando en el kartismo era una guerra de billeteras. Por eso quise buscar una dirección sana y ayudar para que fuera mejor y poder transmitir parte de mis enseñanzas y hacer ver que no siempre el que acelera más es el más rápido. Desde mi punto de vista se estaba enseñando el antimanejo y me parecía increíble que alguien tuviera que gastar 12.000 dólares en cilindros para ser competitivo y hasta 70.000 dólares en motores. Eso para mí no es kartismo, porque no se trata que la persona que tenga más plata es la que tiene mayores oportunidades. Yo crecí con motores 'justos', fiables y de buena calidad, y cuando fui al Mundial el año pasado me di cuenta de que X30 estaba arrasando en todo el mundo. Me puse a averiguar y me di cuenta de que se trataba de una idea muy buena, pues se está hablando de solo dos motores, uno para los niños y otro para los grandes".
Juan Pablo habla con seriedad del proyecto y lo hace con argumentos. "Voy a dar un ejemplo. Un niño tiene la posibilidad de rentar un kart y hacer entrenamientos con un profesor, porque la idea es crear un semillero. De esa edad hasta los 12 años va a contar con el mismo motor y desde los 13 y hasta mi edad con el otro. Además, y eso lo quiero resaltar, los trajimos con carburador de karts de carreras (de agujas), porque la idea es que el piloto aprenda a sentir la máquina y sepa que es lo que está sucediendo, pues en esa medida va a ser mejor piloto y va a caminar más duro para dar el salto al kartismo internacional".
Juan Pablo Montoya tiene toda la autoridad para hablar sobre el automovilismo colombiano y lo hace sin tapujos, siendo consecuente con su personalidad. "Voy a ser claro. Acá en Colombia hay buen automovilismo para los gomosos, pero no para los profesionales. No hay autódromos, no hay equipos y así verdaderamente es muy difícil. Ahora mismo no hay pilotos de categoría junior en karts y eso es muy diciente. La guerra de billeteras hace que los pilotos se cansen, pues a veces con el solo hecho de sacar un motor de una caja se ganan dos segundos. Hay que crear una cultura diferente, incentivar el talento y crear un ambiente familiar sano".
Palabras sabias de un hombre que respira velocidad y que para su fortuna ha encontrado en su hijo Sebastián un nuevo aliciente. "El chino es muy bueno, tiene una gran habilidad y es rápido. Y le voy a decir algo, pasa mucho más fácil que yo. Es impresionante, pero la verdad le falta querer el deporte con más hambre y eso hay que hacérselo ver, porque él tiene muchas oportunidades. Yo crecí en Colombia y de verdad no sé de dónde salió mi nivel, porque al comienzo todos éramos muy malos y nos fuimos volviendo buenos. Sebastián tiene que enfrentar un nivel mucho más duro y ya con 11 años se va a enfrentar a la categoría junior. Mucha gente me dice que estoy loco, pero yo les respondo que estoy tratando de crear un piloto de carreras y no un campeón de karts. Él se muere por Indy, pero la verdad lo apoyaré donde él quiera estar. Tiene que crecer en Europa, está joven y todavía hay tiempo para pensar en el futuro".
Montoya reconoce que en esta temporada hubo muchas equivocaciones y que en parte a eso se deben los resultados. Y si bien por ahora solo tiene definida su participación en las 500 Millas de Indianapolis, lo que pueda venir no le desvela. "Si hubiera querido tenía la posibilidad de firmar con cinco equipos, pero preferí quedarme con Penske y ver la posibilidad de otros proyectos. Con sinceridad le digo que ya no hay presión y que disfrutó cada día más. Cuando tenía 24 años necesitaba vivir del automovilismo y ganar. Ahora me muevo por la pasión, que es lo que me alimenta y me da las ganas para correr".
La Fórmula Sonrisas, el proyecto de su esposa Connie, lo entusiasma, así mucha gente no reconozca ese trabajo silencioso. "A veces la gente no entiende los esfuerzos que uno hace para ayudar a los niños. Y la verdad eso no me importa, porque yo ayudo porque me nace y no para que me digan que soy un bacán. La verdad uno se da cuenta de lo importante que es cuando tiene la posibilidad de compartir con los niños. Eso vale la pena y me reconforta".
A Montoya se le ve feliz con lo que hace. De hecho afirma que "siempre he disfrutado de la vida. La gente siempre me ha visto como un corredor de carros, pero yo soy igual a cualquier persona. Me gusta montar en bicicleta, tengo muy buenos juguetes y comparto esa actividad con Carlos Muñoz, Tony Kanaan y Bruno Junqueira y realmente nos damos duro. También me gustan las lanchas y justamente Penske hace los motores y por eso me compré una, porque además de divertirnos se ha convertido en un punto de integración para la familia".
Finalmente vuelve a tocar el tema del automovilismo colombiano. "Es algo complicado. Reitero, no hay autódromos y no hay apoyo de los medios. Si no hay cobertura, no hay patrocinadores y por eso es que es muy difícil, pero es lo que hay hoy en día. Es más, en estos momentos creo que ninguno de nuestros pilotos puede llegar a la Formula Uno. Para hacerlo se necesita talento y mucha, mucha plata y por eso considero que la versión americana es mucho más lógica".
¿Y el retiro?
"Me iré el día que me aburra y diga ya no más. El momento no ha llegado y creo que por lo menos me quedan cinco años más".