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Potencia, derroche de combustible y velocidad. Tres adjetivos con los que muchos asociamos los motores turbocargados y recordamos la adrenalina de los piques de películas como Rápido y furioso. Sin embargo, los nuevos desarrollos en el turbo han permitido que los motores sean más potentes y al mismo tiempo eficientes, un gran logro de la ingeniería automotriz, pues antes debía sacrificarse alguna de estas dos características.
El turbo se considera uno de los más increíbles inventos de la industria automotriz, un milagro de la ingeniería gracias al cual la cámara de combustión de un motor recibe más partículas de oxígeno, aumentando la potencia del vehículo y ofreciendo, destaca Marco Pastrana, gerente de Audi en Colombia, “la combinación ideal entre desempeño, consumo y emisión de gases”.
Alfred Buchi fue el autor de esta innovación, en 1905. Su primera aplicación comercial se registró en los grandes motores marinos de Alemania de 1923. Años más tarde, BMW sorprendería al mundo al introducirla en los motores de sus aviones y en 1977 debutaría en Francia con Renault en la Fórmula 1.
Con el paso del tiempo y las nuevas exigencias del sector fue evolucionando y hoy, explica Nicolás Merlano, ingeniero de Ford Motor Colombia, “los motores turbocargados son más livianos, compactos, confiables y seguros, además, de más eficientes tanto en ahorro de combustible como en impacto ambiental”.
Para Sebastián Rocha, director de producto de Autogermana BMW, “se trata de la tecnología del momento, ya que permite una gran economía sin renunciar a la deportividad”. Una característica que lo pone en los ojos no sólo de los jóvenes y amantes de los autos, sino de las familias que, resalta Fernando Muñoz, jefe de Capacitación Técnica de Daimler Colombia, la cara de Mercedes-Benz, “quieren tener un carro con alto desempeño y bajo consumo”.
Sin duda una innovación que se sigue reinventando y marcará el rumbo del sector automotor.
¿Cómo funciona?
El turbo se encarga de comprimir el aire antes de que ingrese en los cilindros, donde se produce la detonación de la mezcla de combustible y aire. Al comprimirlo se puede introducir una mayor cantidad de éste y de combustible. Esto hace que la detonación tenga mayor fuerza y se incremente la potencia del motor.
Sus bondades
Instalado en motores modernos, más compactos y livianos, mejora la potencia.
En países montañosos, como Colombia, en los que muchas ciudades están ubicadas a gran altitud, mantiene la potencia, a diferencia de los motores atmosféricos, en los que puede haber una significativa reducción.
En autos deportivos brinda mayores rendimientos en altas entregas de potencia y en los carros familiares garantiza un menor impacto ambiental y más ahorro de combustible.
Mejora la fuerza de arranque del carro y el desempeño ante cualquier exigencia que le haga el conductor.
¿Cuándo vale la pena?
Siempre. Tanto si se busca desempeño como economía de combustible o eficiencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, dependiendo de la tecnología de la inyección y de los motores, su costo puede ser alto, lo que probablemente variará una vez se haga más popular esta tecnología, luego de la temporada de Fórmula 1 de 2014.
El futuro
Desarrollo de nuevos materiales, geometrías y mecanismos para mejores rendimientos, durabilidad y reducción de costos de mantenimiento.
Turbos de geometría variable, como ya hay en el mercado, que permitan una carga de presión y entrega de potencia más homogénea desde bajas revoluciones y estén complementados con avanzados sistemas de inyección electrónica para motores híbridos.
En los próximos diez años se reducirá la inercia de las turbinas y se optimizará la refrigeración del sistema para mejorar el consumo actual un 15%.