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Vivimos tiempos de transición energética: en las vitrinas comienzan a aparecer los primeros vehículos de energía eléctrica en reemplazo de los de combustión interna. Mientras se afina esta tecnología limpia, el reto es superar los 100 kilómetros de autonomía, reducir las ocho horas que es el tiempo de recarga de las baterías, aminorar el tamaño y peso de los acumuladores, y permitir altas velocidades por largos períodos de tiempo.
La propuesta que trae la marca china Lucky Lion electriza el transporte urbano de dos ruedas. Probamos por cuatro días el modelo XSG2, que por su tamaño, potencia y prestaciones vendría a reemplazar las scooters básicas.
El concepto scooter debe ser entendido desde su traducción literal del inglés (patineta) que motorizada reactivó la sociedad europea luego de la II Guerra Mundial y, especialmente, el transporte individual urbano.
Así, esta XSG2 soluciona el transporte diario de una persona que se mueva en la ciudad por no más de 80 kilómetros en terreno plano. Si se exige por lomas, la carga de las baterías se agota rápidamente y en consecuencia su autonomía.
La sensación al volante de este modelo es interesante: el motor eléctrico sin escobillas, de dos caballos, tiene el buen torque al arrancar de una scooter y alcanza los 60 km/h. Al acelerar comienza a hacer falta algo: el ruido del motor que se cambia por apenas un ‘jizz’ eléctrico que hace placentera la ruta y que levanta miradas de asombro a su paso. Sin embargo, ese silencio es contraproducente pues no hay advertencia sonora al peatón distraído.
Por la característica propia de los motores eléctricos, que entregan el torque en todo momento, la moto no tiene caja de velocidades; y por la ubicación del motor sellado en esta scooter, justamente en la rueda trasera, tampoco necesita transmisión. Esto da como resultado la mejor eficiencia posible para la aparente poca potencia.
Viene equipada con frenos de disco en ambas ruedas, suspensiones telescópicas y alojamiento para el caso y el cargador bajo la silla. En el tablero de instrumentos análogo se lee la velocidad (en millas por hora), el odómetro y un indicador de la carga de la batería.
Una carga completa de sus dos baterías de ácido de plomo sumergido en gel puede durar unas ocho horas, pero ante los desplazamientos urbanos de una persona –que pueden ser en promedio de 40 km al día- el tiempo es considerablemente menor. Y es más: lo que conviene es conectarlas a la pared cada vez que se tenga la oportunidad pues es mejor andar siempre a plena capacidad eléctrica pues es cuando mejor se mueve esta solución de transporte individual.
Dicen los representantes en Colombia -que tienen una vitrina en Bogotá, otra en Cali y planean abrir sucursales en Barrancabermeja, Bucaramanga y Valledupar- que la vida útil de las baterías oscila entre los 18 a 24 meses, momento en el cual aseguran suficiencia de recambios.
Los 100 kilogramos de peso se justifican en virtud de las baterías y el motor y, claro está, del carenaje tipo scooter que puede mejorar en cuanto a su calidad al tacto.
Cabe finalizar este artículo con la respuesta a la pregunta del millón: ¿me vale más la energía cargada que la gasolina ahorrada? No, el costo de la electricidad traducido a la distancia recorrida representa apenas el 10% del combustible, luego el ahorro al bolsillo también justifica contemplarla como opción de transporte.