Malas costumbres que dañan el embrague de los carros
Las malas costumbres al volante pueden acortar considerablemente la vida útil del embrague de un vehículo, una de las piezas más vitales para el funcionamiento del carro.
El mal uso del embrague en los vehículos es una práctica común que, con el tiempo, puede causar graves daños y costos elevados en reparaciones. Estas malas costumbres, frecuentemente observadas entre conductores inexpertos y experimentados, incluyen mantener el pie en el pedal del embrague cuando no es necesario, arrancar bruscamente o no cambiar de marcha de manera adecuada. Estas acciones, aunque parezcan inofensivas en el día a día, provocan un desgaste prematuro de los componentes del embrague, reduciendo su vida útil y afectando el rendimiento general de los carros.
Para Luis Alberto Benavides, mecánico experto de BEN Automotriz SAS, conocer las malas costumbres que dañan el embrague de los carros es importante para cualquier conductor que desee prolongar la vida útil de su vehículo y mantener un rendimiento óptimo.
Estas prácticas no solo incrementan los costos de mantenimiento y reparación, sino que también afectan la eficiencia y seguridad del carro. Al estar informados sobre estas malas costumbres y adoptar técnicas de conducción adecuadas, los conductores pueden evitar daños innecesarios, asegurando una operación más suave y fiable de su vehículo, y contribuyendo a una mayor seguridad en la carretera.
Algunas de las prácticas más comunes que deterioran el embrague son:
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Mantener el pie sobre el pedal del embrague
De acuerdo con Benavides, este hábito genera un desgaste constante y prematuro de sus componentes. Este hábito, conocido como “conducir con el pie en el embrague”, ejerce una presión constante sobre el sistema, incluso cuando no se está cambiando de marcha.
Como resultado, los componentes internos del embrague, como el cojinete de empuje y el disco, están en contacto continuo, lo que genera fricción innecesaria y, en última instancia, un deterioro más rápido. Además, este desgaste adicional puede llevar a un mal funcionamiento del embrague, afectando negativamente la capacidad de cambiar de marcha de manera suave y eficiente, y aumentando los costos de mantenimiento y reparación del vehículo.
“Para prolongar la vida útil del embrague y garantizar un rendimiento óptimo, es crucial que los conductores eviten esta práctica y utilicen el pedal del embrague solo cuando sea necesario”, señala.
Arrancar el vehículo de manera brusca
Según Benavides. esta mala práctica, provoca un sobrecalentamiento y deformación de las piezas del embrague. Arrancar el vehículo de manera brusca es una práctica que puede causar un daño significativo y acelerado al embrague y otros componentes del tren motriz. Este hábito, al igual que el anterior, pone una carga súbita y excesiva sobre el disco de embrague, el cojinete de empuje y el volante de inercia, lo que genera un desgaste prematuro de estos componentes.
Asimismo, las arrancadas bruscas pueden provocar sobrecalentamiento en el embrague, causando que las superficies de fricción se deterioren más rápidamente y disminuyan su efectividad. El resultado es una menor vida útil del embrague, mayores costos de mantenimiento y una disminución en la eficiencia y suavidad del cambio de marchas.
Mantener el embrague parcialmente presionado
También conocida como “arrastrar el embrague”, es una de las malas costumbres que puede causar un desgaste prematuro y significativo en el sistema de embrague de un vehículo. Para Benavides, al mantener el embrague parcialmente presionado, se genera fricción constante entre el disco de embrague y el volante de inercia, lo que resulta en un calentamiento excesivo y un desgaste acelerado de los materiales de fricción.
“Esta fricción adicional no solo reduce la vida útil del embrague, sino que también puede afectar negativamente el rendimiento general del vehículo, dificultando los cambios de marcha y disminuyendo la eficiencia del motor”, sostiene.
Además, el embrague puede empezar a patinar, lo que significa que el motor girará sin transmitir toda su potencia a las ruedas: “para prolongar la vida útil del embrague y mantener un rendimiento óptimo del vehículo, es importante que los conductores eviten esta práctica y aseguren que el pedal del embrague esté completamente presionado o completamente liberado durante la conducción”, añade.
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Cambiar de marcha de forma incorrecta
Por su parte, Benavides señala que, una técnica de cambio de marchas inadecuada, como no sincronizar correctamente la velocidad del motor con la del embrague o forzar la palanca de cambios, puede generar una fricción innecesaria y excesiva en los componentes internos. Esto no solo provoca un desgaste prematuro del disco de embrague y los sincronizadores de la transmisión, sino que también puede resultar en cambios de marcha bruscos y poco precisos, afectando la conducción y el rendimiento general del carro.
Adicionalmente, el mal uso del embrague durante los cambios de marcha puede llevar a un sobrecalentamiento del sistema, lo que incrementa el riesgo de fallos mecánicos. Para evitar estos problemas, es necesario que los conductores aprendan y practiquen una técnica adecuada de cambio de marchas, asegurándose de presionar completamente el embrague y sincronizar correctamente las velocidades del motor y la transmisión.
El mal uso del embrague en los vehículos es una práctica común que, con el tiempo, puede causar graves daños y costos elevados en reparaciones. Estas malas costumbres, frecuentemente observadas entre conductores inexpertos y experimentados, incluyen mantener el pie en el pedal del embrague cuando no es necesario, arrancar bruscamente o no cambiar de marcha de manera adecuada. Estas acciones, aunque parezcan inofensivas en el día a día, provocan un desgaste prematuro de los componentes del embrague, reduciendo su vida útil y afectando el rendimiento general de los carros.
Para Luis Alberto Benavides, mecánico experto de BEN Automotriz SAS, conocer las malas costumbres que dañan el embrague de los carros es importante para cualquier conductor que desee prolongar la vida útil de su vehículo y mantener un rendimiento óptimo.
Estas prácticas no solo incrementan los costos de mantenimiento y reparación, sino que también afectan la eficiencia y seguridad del carro. Al estar informados sobre estas malas costumbres y adoptar técnicas de conducción adecuadas, los conductores pueden evitar daños innecesarios, asegurando una operación más suave y fiable de su vehículo, y contribuyendo a una mayor seguridad en la carretera.
Algunas de las prácticas más comunes que deterioran el embrague son:
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Mantener el pie sobre el pedal del embrague
De acuerdo con Benavides, este hábito genera un desgaste constante y prematuro de sus componentes. Este hábito, conocido como “conducir con el pie en el embrague”, ejerce una presión constante sobre el sistema, incluso cuando no se está cambiando de marcha.
Como resultado, los componentes internos del embrague, como el cojinete de empuje y el disco, están en contacto continuo, lo que genera fricción innecesaria y, en última instancia, un deterioro más rápido. Además, este desgaste adicional puede llevar a un mal funcionamiento del embrague, afectando negativamente la capacidad de cambiar de marcha de manera suave y eficiente, y aumentando los costos de mantenimiento y reparación del vehículo.
“Para prolongar la vida útil del embrague y garantizar un rendimiento óptimo, es crucial que los conductores eviten esta práctica y utilicen el pedal del embrague solo cuando sea necesario”, señala.
Arrancar el vehículo de manera brusca
Según Benavides. esta mala práctica, provoca un sobrecalentamiento y deformación de las piezas del embrague. Arrancar el vehículo de manera brusca es una práctica que puede causar un daño significativo y acelerado al embrague y otros componentes del tren motriz. Este hábito, al igual que el anterior, pone una carga súbita y excesiva sobre el disco de embrague, el cojinete de empuje y el volante de inercia, lo que genera un desgaste prematuro de estos componentes.
Asimismo, las arrancadas bruscas pueden provocar sobrecalentamiento en el embrague, causando que las superficies de fricción se deterioren más rápidamente y disminuyan su efectividad. El resultado es una menor vida útil del embrague, mayores costos de mantenimiento y una disminución en la eficiencia y suavidad del cambio de marchas.
Mantener el embrague parcialmente presionado
También conocida como “arrastrar el embrague”, es una de las malas costumbres que puede causar un desgaste prematuro y significativo en el sistema de embrague de un vehículo. Para Benavides, al mantener el embrague parcialmente presionado, se genera fricción constante entre el disco de embrague y el volante de inercia, lo que resulta en un calentamiento excesivo y un desgaste acelerado de los materiales de fricción.
“Esta fricción adicional no solo reduce la vida útil del embrague, sino que también puede afectar negativamente el rendimiento general del vehículo, dificultando los cambios de marcha y disminuyendo la eficiencia del motor”, sostiene.
Además, el embrague puede empezar a patinar, lo que significa que el motor girará sin transmitir toda su potencia a las ruedas: “para prolongar la vida útil del embrague y mantener un rendimiento óptimo del vehículo, es importante que los conductores eviten esta práctica y aseguren que el pedal del embrague esté completamente presionado o completamente liberado durante la conducción”, añade.
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Cambiar de marcha de forma incorrecta
Por su parte, Benavides señala que, una técnica de cambio de marchas inadecuada, como no sincronizar correctamente la velocidad del motor con la del embrague o forzar la palanca de cambios, puede generar una fricción innecesaria y excesiva en los componentes internos. Esto no solo provoca un desgaste prematuro del disco de embrague y los sincronizadores de la transmisión, sino que también puede resultar en cambios de marcha bruscos y poco precisos, afectando la conducción y el rendimiento general del carro.
Adicionalmente, el mal uso del embrague durante los cambios de marcha puede llevar a un sobrecalentamiento del sistema, lo que incrementa el riesgo de fallos mecánicos. Para evitar estos problemas, es necesario que los conductores aprendan y practiquen una técnica adecuada de cambio de marchas, asegurándose de presionar completamente el embrague y sincronizar correctamente las velocidades del motor y la transmisión.